EL odio infundado

 

Perashat Matot

 

 

"¿Sus hermanos entrarán en guerra y ustedes permanecerán aquí?”. 32:6

 

 

 

Leemos en la Perashá que Moshé distribuyó todos los territorios para cada una de las tribus de Am Israel. Se acercaron a él las familias de Reubén, Gad y la mitad de la tribu de Menashé, para pedirle permiso de establecerse al otro lado del margen del Río Jordán (fuera de los límites de Éretz Israel). Moshé Rabenu se enojó y les reprochó duramente. Les dijo: ‘¡Pecadores! ¿Cómo es posible que me pidan algo así? Todos sus hermanos saldrán a la guerra, ¿y ustedes se quedarán al margen…?’.[1]

 

Moshé dedujo que cuando las tribus le pidieron “no nos hagas cruzar el Jordán”, deseaban residir allí porque no querían soportar el sufrimiento de la guerra junto con el resto del pueblo, desentendiéndose de seguir peleando por los demás. Por ello Moshé los interrumpió y les dijo: “¿Ustedes pretenden residir aquí cómodamente, mientras sus hermanos deben ir a la guerra?” (Es sabido que la tierra de Israel se adquiere solo con sufrimiento),[2] la preocupación de Moshé era que tal vez no reinara la paz entre ellos, pues no hay mayor manifestación de separación que la indiferencia ante el dolor ajeno. Después que Moshé terminó de reprocharlos, ellos le respondieron: “nosotros saldremos a la guerra junto con todos, hasta que cada uno conquiste su parte, mientras tanto nuestros hijos se quedarán en estas ciudades...”. Ellos aspiraron a establecerse en los territorios de Sijón y Og, debido a que poseían grandes rebaños de ganado y vieron que la línea de pasturas del Guilad, al este del Jordán era idónea para criar a sus animales. Y aunque aceptaron afrontar el sufrimiento de sus hermanos en la tierra de Israel, y no se fueron de allí hasta que conquistaron y repartieron el territorio, comenzando a vivir con tranquilidad. No obstante, al preguntar de forma indebida, diciendo “no nos hagas cruzar el Jordán” - Hashem los juzgó por ello, y cuando Sanjerib exilió a las diez tribus, ellos fueron los primeros en ser exiliados y sufrir las consecuencias.[3]

 

Esta porción de la Torá se lee generalmente en las tres semanas luctuosas que caen entre el 17 de Tamuz y el temible día de Tishá BeAb, fecha en la que se destruyeron el primer y segundo Bet HaMikdash. Es sabido que el motivo por el cual no se ha construido el tercer y definitivo Bet HaMikdash es porque no hemos corregido todavía el error que provocó la pérdida del Sagrado Recinto donde mora la Presencia Divina y esto es provocado por el odio infundado. Esto ha traído como consecuencia el vivir en un largo y amargo exilio, habitando entre naciones que en ocasiones nos han hospedado con digno respeto y generosidad, pero de la nada han aparecido feroces enemigos que buscan aniquilarnos, durante el transcurso de la historia lo vivimos en diferentes países, ahora lo estamos vivenciando ¡incluso en Tierra propia….! Ellos ignoran que todo aquel que osa enfrentar a Israel, se enfrenta al Eterno. Pero, necesitamos descubrir ¿por qué despierta de repente el odio de nuestros enemigos? ¿Cuál es la razón? Si encontramos la raíz del problema, podremos resolverlo rápidamente. La respuesta podría estar en el versículo al cual hacemos referencia. Hoy existen muchos grupos y muchas opiniones, esto no está prohibido, de hecho nuestra instrucción así lo establece, el método para llegar a encontrar la verdad dentro del estudio es así, cuestionando e investigando en las sagradas escrituras que es lo que Hashem quiere de nosotros, pero la condición es que todos tengamos un fin común: servir al Creador, haciendo su voluntad siguiendo los dictámenes de la Torá.

 

Cuando un pastor dirige a sus ovejas, procura mantener a todas unidas, cuando observa que alguna de ellas se sale del camino, saca su látigo y da un golpe en el suelo, junto a aquella oveja despistada, con el chasquido que produce el fustazo en la tierra, se asusta y se incorpora a la fila.

 

En estos momentos Hashem está haciendo que los proyectiles que están lanzando hacia Israel detonen en lugares descampados, Él no desea hacernos daño, Él solamente está procurando sacarnos de nuestra distracción para encausarnos para retornar a ser la nación que siempre fuimos; un pueblo unido, un pueblo hermano. Una nación que se identifica con su origen y con su

 

gente, que procura emular las acciones de quienes los antecedieron, que muestra empatía hacia la alegría y el sufrimiento de cualquiera de sus miembros. Dijo el profeta: Así como en el agua se refleja la cara, así con el corazón de una persona hacia su prójimo; el amor al prójimo es una condición y un potencial que debemos conocer y demostrar en nuestro comportamiento social, esto no solamente nos incentiva, también causa en el prójimo una predisposición en efecto. En más de una oportunidad nos recordó la Torá nuestra obligación hacia el prójimo, hasta en el nivel de advertirnos: Y serán limpios a los ojos de Hashem y de los hijos de Israel; el ejemplo, la enseñanza, la responsabilidad o la obligación de ser garantes por el prójimo no es un privilegio sino un precepto. Israel somos garantes unos por los otros.

 

En una oportunidad, un maestro le enseñaba las primeras letras a un alumno y le explicó que cuando dos letras "iod" se encuentran una pegada a la otra, representan uno de los nombres de Hashem. El alumno rápidamente buscó en su libro otros ejemplos similares, hasta que encontró al finalizar un versículo lo que se conoce con el nombre de "Sof Pasuk" y que se grafica colocando un punto sobre el otro. El niño confundió los puntos con dos letras "iod" y le mostró a su maestro lo que había descubierto. El maestro le respondió: "Debes saber hijo mío, que existe una regla fundamental en el judaísmo: cuando dos letras "iod" se encuentran pegadas una a la otra y ninguna se enaltece sobre su compañera, ahí podrás encontrar el nombre de Hashem. Pero cuando -como en el ejemplo de "Sof Pasuk"- una sobresalga sobre la otra y sienta que está por encima de ella, que es más inteligente o que tiene mejores condiciones, sólo encontrarás "el final del versículo", o sea, la separación y la diferencia". Si Moshé estuviera vivo ahora ¿Qué nos diría? Todos sus hermanos saldrán a la guerra en Éretz Israel, ¿y ustedes que viven en la diáspora, se quedarán al margen…? ¿Qué podemos hacer?

 

 La Perashá continúa: “Y los envió Moshé, mil por cada tribu para enrolarlos, y a Pinjás, hijo de Elazar HaCohén”.[4] Preguntan los Jajamim: Siendo que Yehoshúa estaba entre ellos, y ya había demostrado ser un gran estratega, ¿por qué no lo envió al frente? Moshé pensó: “Cuando Aharón mi hermano estaba con vida, rezaba junto a mí, como está escrito: “son mejores dos, que uno solo”.[5] Ahora que Aharón ha muerto, Yehoshúa ocupará su lugar, rezando junto a mí. La Tefilá es buena para triunfar en la guerra, como vemos en la guerra contra Sijón y Og, en la cual Moshé rezó y el pueblo de Israel derrotó a sus enemigos.[6] Unamos nuestros corazones en una sola plegaria para que podamos salir triunfantes e ilesos de la contienda, que Hashem nos siga protegiendo, para que podamos habitar en paz todos juntos en la tierra de Israel y que pronto veamos la llegada del Mashiaj.©Musarito semanal

 

 

“Amar a otra persona es el mejor camino para amar a Hashem”.[7]

 

 

 

 

[1] Bamidbar 32:1-15.

 

[2] Berajot 5a

 

[3] Rab David Pinto

 

[4] Bemidbar 31:6

 

[5] Kohélet 4:9

 

[6] Midrash Agadá

 

[7] Rabí Israel Báal Shem Tob

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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