PERASHAT BEHAR-BEJUKOTAI

 

 

“Si Ustedes caminan en Mis decretos y observan Mis mandamientos… Yo les proveeré sus lluvias en su momento apropiado…”. 26:3

 

Estamos terminando el libro de Vayikrá. Rashí explica que el versículo de referencia es una ordenanza a empeñarse en la Torá. No se refiere sólo al esfuerzo en el estudio, sino también en su dedicación y constancia. Preguntan los Jajamim ¿Por qué Rashí utilizó el término Amelim (que pone mucho afán y empeño), y no uso otro como Oskim (dedicados) o Lomdim (estudiosos)?

 

El la oración que recitamos cuando concluimos un tratado del Talmud decimos: Ellos madrugan nosotros madrugamos. Ellos se esfuerzan (en asuntos mundanos), nosotros nos esforzamos (en el estudio de Torá). Ellos se esfuerzan y no reciben recompensa, nosotros nos esforzamos y recibimos recompensa.1 ¿Cómo nos atrevemos a hacer una declaración así, acaso solo los que estudian Torá reciben pago y los que trabajan no reciben remuneración? ¡Todo el que trabaja recibe algo a cambio…! La respuesta es, que en el mundo material donde vivimos se retribuye según los logros alcanzados y no por el esfuerzo invertido, (un gerente gana más que un obrero). Delante de Hashem el sistema de recompensa es diferente, Él evalúa según la voluntad que dedica la persona en perseguir su objetivo y no el logro de lo que se pretendía. Por ejemplo en el tema del estudio: Él no cuenta las páginas leídas sino el tiempo, el esfuerzo y la dedicación que invierte el estudiante para analizar, comprender y cumplir los textos sagrados. Según el esfuerzo, así será la recompensa.2

 

Había dos hombres que tenía un carruaje cada uno. El primero poseía un caballo fuerte y sano, nunca lo ató a su carruaje porque el jamelgo se resistía a que le colocaran las riendas, saltaba y coceaba a quien se le acercara. El otro tenía un caballo flaco. A pesar de su debilidad se dejaba arrendar con docilidad, transportaba tanto personas como carga, y avanzaba paso a paso, sin pedir jamás un descanso mayor que el necesario. Avanzando lentamente, esforzándose al máximo cuando la fuerza no alcanza, pero sabiendo estar en busca de la finalidad: cumplir con los objetivos propuestos. ¿Para qué le sirve al primero poseer un gran caballo, fuerte, veloz, de gran porte si no lo puede ni siquiera montar?

 

Así podemos comparar a dos personas que dedican parte de su día al estudio de la Tora. Por un lado, una persona “aparentemente” inteligente, con gran poder de razonamiento y una muy buena memoria, invierte poco esfuerzo en estudiar y el tiempo que le sobra lo utiliza para cosas intrascendentes. Tiene el potencial pero no lo utiliza en el lugar adecuado. Frente a él tenemos a otra persona que no tiene muchas aptitudes, le cuesta entender, y no aparenta tener una mente brillante, pero se esfuerza, se dedica, cuando se sienta a estudiar procura no distraerse, se levanta lo menos posible de su lugar, repite cada expresión, pregunta, hace todo lo que está en sus manos hasta que logra comprender, poco a poco va adquiriendo más y más Tora, y cada cosa que logra entender queda bien grabada en su memoria. Este hombre logrará algún día llegar a la meta…, y aunque lo consiga, igual se sentirá satisfecho, todo gracias a su continuidad, a su esfuerzo y a su sed de aprender.3

 

El hombre ha nacido para el esfuerzo,4 La palabra: LeAmal que significa esforzarse, es un acrónimo de: Estudiar Para Poder Cumplir.5 El propósito de esforzarse en la Torá no es simplemente adquirir más conocimientos de ella, sino conocer cómo cumplir los mandamientos de Hashem, y este es todo el propósito del hombre. Rabí Moshé Jaim Luzzatto, el Ramjal, enseña que la repetición en el estudio de la Torá se compara a un minero que extrae piedras de una cantera. Una vez seleccionadas, debe rasparlas para ir quitando las capas y acceder a su centro, que es donde se encuentra el tesoro escondido. Al repetir el texto una y otra vez vamos “quitando” los sedimentos, retirando las impurezas que cubren la luz que fue escondida en el interior de la Torá.

 

El esfuerzo es grande, pero al final se ve recompensado cuando uno encuentra el tesoro más bello, que es poder tener el mérito de estudiar, entender y cumplir. Este es el placer más grande que existe… Si la buscas como al dinero y los tesoros, entonces comprenderás el temor al Eterno y la sabiduría de Hashem encontraras.6 ¿Cuándo podrás lograrlo? únicamente cuando lo anheles y te esfuerces buscando por todas partes.7 Quien se queda esperando en su casa que aparezca, nunca llegará a su mano ése tesoro. Si alguien te dice: Busqué y no hallé, no le creas. No busqué y encontré, tampoco le puedes creer, solamente si te dice: He buscado y lo conseguí, a ese le puedes creer.8 Así es la Torá. Está al alcance solamente de quienes se esfuerzan por conseguirla, y así como un objeto perdido no puede regresar solo a su dueño a menos que éste lo busque, la Torá no puede ser conseguida a menos que sus dueños, los Yehudim, la busquen. El que viene a purificarse, recibe ayuda.9 Pero si el ser humano no se esfuerza por conseguirlo Hashem no lo ayuda porque Todo está en las manos del Cielo menos el temor al Cielo.10

 

El Jafetz Jaim estuvo dedicado a escribir, por más de veinticinco años, la monumental obra de ley judía llamada Mishná Berurá. Durante este tiempo sufrió muchos problemas que dificultaban la escritura del libro. Cualquiera se hubiese rendido ante los obstáculos que hubo que pasar, las habría visto como una señal de que su emprendimiento no iba a llegar a buen término. Sin embargo, el Jafetz Jaim se dio cuenta de que todos los desafíos eran un ardid del instinto maligno para evitar que él escribiera la Mishná Brurá. Consecuentemente, continuó persistiendo y logró finalmente escribir uno de los libros más importantes de nuestro legado formativo. La razón que lo llevó a persistir fue haber sido capaz de reconocer la crucial importancia de lo que estaba intentando lograr; esto le permitió superar todos los desafíos y completar la obra.

 

Para que podamos tener éxito en nuestros emprendimientos debemos permanecer enfocados en la importancia de lo que estamos tratando de lograr, de esta forma podremos invertir todo nuestro esfuerzo para seguir intentándolo. Los que han logrado conquistar la cima, conocen la fuerza descomunal que posee la voluntad, ésta es la herramienta para conseguir todo lo impensable…. Busquemos la Torá, entendámosla, razonemos y profundicemos en ella, repasemos lo estudiado y apliquemos estos conocimientos en todos los hechos de nuestra vida, hagámoslo con alegría. Si deseamos sentirnos cercanos a Hashem, debemos fortalecer nuestra relación con El, esto se consigue por medio del estudio la plegaria y el cumplimiento de las Mitzvot. Si deseamos entender mejor el propósito de la vida como seres individuales y como pueblo, debemos estudiar Torá y Musar (ética judía). Debemos invertir esfuerzo si queremos obtener algo a cambio. De acuerdo al esfuerzo así es la paga… ©Musarito semanal

 

 

 

“Dichoso el que se esfuerza en la Torá y da satisfacción a su Creador.11

 

 

 

1 Berajot 28b

2 Pirké Abot 5:22

3 Darje Musar; El Saba Mikelem

4 Iyob 5:7

5 Lilmod (Estudiar) Al Menat (Con el propósito) Lekayem (Para poder cumlir)

6 Proverbios 2:4-5

7 Ralbag

8 Meguilá 6b

9 Shabat 104a

10 Berajot 33,b

11 Berajot 17a

 

 

 

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