4.5 “Shené Shadáyij Kishné 'Ofarím Teomé Tzebiyá, Haro'ím Bashoshanim”.

 

“Tus dos pechos, [son] como dos cervatillos gemelos que apacientan entre las rosas”.

 

 

En Breve:

 

El Creador alaba a Su amada exaltando la cualidad de sus dos líderes máximos, Moshé y Aharón (reino y sacerdocio), de quienes el pueblo absorbió su sabiduría, su influencia benéfica y la fuerza de sus virtudes personales.

 

Profundizando:

 

Tus dos pechos, son comparados uno con otro como dos crías de cervatillos que nacieron gemelos y se muestran como idénticos en aspecto y estatura. Y cuando pastorean entre las rosas son más agradables y hermosos para el ojo de quien los observa. La metáfora es sobre el Mélej (el rey de Israel) y el Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), que ambos proveían la vitalidad y la sabiduría al pueblo de Israel, y les insuflaban las mejores virtudes y cualidades personales. El rey los guiaba en la guerra y el Cohén conducía el servicio sagrado en el Bet HaMikdash (el Sagrado Templo). Ambos eran idénticos en grandeza, y entre sí se complementaban y eran respetados como pastores amados, así como son admirados por su belleza como un par de cervatillos gemelos, cuando pastan entre las rosas.[1]

 

 

 

Enseñanza ética:

 

Antes de entregar su alma al Cielo Moshé profetizó: “Cuando entres a la tierra que el Eterno te entrega, y tomes posesión de ella y te asientes en ella, y digas: “Me impondré un rey como todos los pueblos que están alrededor". Ciertamente te impondrás un rey que el Eterno escoja; del seno de tu pueblo te impondrás un rey; no podrás poner sobre ti a un hombre extraño que no sea hermano tuyo”.[2]

 

La historia del judaísmo es la biografía de grandes hombres: Después que la congregación de Israel recibió la Torá el Monte Sinai, siempre estuvieron conscientes de su pacto con el Creador; conocían muy bien su responsabilidad y las consecuencias de su incumplimiento. Sabían que, cuando ocurrían calamidades, estas eran un síntoma del distanciamiento de la Presencia Divina. Entonces el Eterno irguió jueces que los salvaban (a los israelitas) de las manos de sus saqueadores.[3] Ellos se convirtieron en los líderes, unían al pueblo, los hacían arrepentirse y resolvían los problemas espirituales y civiles de la nación utilizando como guía la ley judía. Cabe consignar que el nivel del juez dependía del nivel colectivo del pueblo judío, y era sabido que en cada generación tenía el líder que se merecía. El último del período de los jueces fue el profeta Shemuel, uno de los profetas más importantes de la historia judía. En aquellos días, no había rey en Israel, todos hacían lo que era correcto a sus ojos.[4]

 

Cuando Shemuel era joven, viajaba por la tierra de Israel dictando la ley judía y dando consejos al pueblo. Cuando envejeció sus dos hijos Yoel y Abiyá trataron de asumir el liderazgo del pueblo, sin embargo, se desviaron en pos del lucro, tomaron soborno y tergiversaron la justicia. Entonces fue enviada una delegación para pedirle a Shemuel que ungiese a un rey en su lugar: "He aquí que tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos. Ahora pues, pon sobre nosotros un rey que nos juzgue, como todas las naciones. Y esta palabra pareció mal ante los ojos de Shemuel… Este pedido no fue del agrado del profeta y se negaba a proceder con el cumplimiento del pedido hasta que el Todopoderoso ordenó: “Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no [es] a ti [a quien] rechazaron, sino que a Mí han rechazado, para no reinar sobre ellos".[5]

 

¿Cuál era el motivo del disgusto? ¿Moshé había predicado esta postura cuatrocientos años antes e incluso hay un mandamiento en la Torá de nombrar un monarca…?[6] El problema yace en la forma en que la gente lo solicitó: …danos un rey para juzgarnos como todas las naciones…". Un rey judío no debía ser como el de todas las naciones circundantes; debieron haber solicitado un rey que los guiase, inspirase y diese el ejemplo de servicio desinteresado y con dedicación total al Todopoderoso. Pero en vez de ello, dijeron que querían un rey meramente para imitar a sus vecinos…[7]

 

Un rey judío, quien es representado en este versículo por Moshé, tiene realmente mucho poder, y una tremenda responsabilidad, pero no es ni un tirano ni un dictador. Él debe ser el modelo para que el resto de la población imite: un líder, un erudito, piadoso, recto y temeroso del Cielo. Debe ser un catalizador que le permita al pueblo judío cumplir con su misión histórica nacional de ser una luz para las naciones.[8]

 

El segundo personaje del versículo es Aharón. La Torá nos habla de las atribuciones de los Cohanim. Tenían la misión de representar a todo el 'Am Israel, tenían la responsabilidad de realizar el servicio dentro del Bet HaMikdash y bendecir a todo el 'Am Israel: Ley verdadera había en su boca, e iniquidad no se encontraba en sus labios. Con paz y rectitud se encaminó delante de Mí, y a muchos hizo retornar del pecado. Porque los labios del Cohén cuidarán conocimiento, y ley buscarán de su boca, pues un ángel del Eterno de los Ejércitos es él.[9]

 

El Creador escogió a Aharón y a sus descendientes confiándoles la misión de bendecir al pueblo y hacerle partícipe de la armonía Divina y así como la paz es el receptáculo de la bendición, del mismo modo el Sumo Sacerdote (Cohén Gadol) de Israel era la encarnación de la paz y del esfuerzo por conseguirla; junto con el rey, dirigían al pueblo judío. El Sanhedrín era el encargado de preservar y dictaminar las leyes de la Torá. Los Cohanim (la tribu de Leví) los responsables de enseñarla a todo el pueblo de Israel.[10]-[11]

 

La Torá es más grande que el sacerdocio y el reinado, pues el reinado se adquiere mediante treinta virtudes[12] y el sacerdocio a través de veinticuatro,[13] mientras que la Torá se adquiere a través de cuarenta y ocho cosas. Y estas son: El estudio. La concentración. La articulación de los labios. La comprensión del corazón. El entendimiento del corazón. El temor. La reverencia. La humildad. La alegría. El servicio a los sabios. El razonamiento entre los compañeros. El razonamiento entre los discípulos. La tranquilidad mental. El estudio del Tana”j. El estudio de la Mishná. La moderación en la conversación. La moderación en los placeres. La moderación en la risa. La moderación en los asuntos mundanos. La paciencia. El buen corazón. La fe en los sabios. La aceptación de los sufrimientos.[14]

 

Cerramos la explicación del versículo con la siguiente alegoría: Tus dos pechos, [son] como dos cervatillos gemelos, Moshé (el dirigente, el guía, el rey) y Aharón (el sacerdote, el educador, el consejero); deben ser de aquellos que apacientan entre las rosas, quiere decir, de aquellos que son expertos, los que con esfuerzo y dedicación adquirieron y practican las leyes de la Torá. ¡Sólo aquellos que aprendieron a obedecer, sabrán cómo dirigir a los demás…! Son ellos los que pueden inspirar, influir o instruir a otros a ir hacia donde deben estar. Los verdaderos líderes sacan lo mejor de cada uno de los integrantes de su pueblo y su misión es la de encender el espíritu e impulsar la fe, la esperanza de la nación hacia el Todopoderoso. Ellos tienen claro que nada de lo que hacen es para su propio bien ni para que el pueblo acepte su liderazgo, sino sólo por el honor del Creador y de Su Torá. ©Musarito semanal

 

 

 

“Donde no hay una dirección sabia, el pueblo cae; pero en la multitud de consejeros hay seguridad.”[15]

 

 

 

 

[1] Metzudat David.

 

[2] Debarim 17:14-15.

 

[3] Jueces 2:16.

 

[4] Jueces 21:25.

 

[5] Shmuel 1 8:1-7.

 

[6] Sanhedrín 20b.

 

[7] Ver RaMB”áN en Debarim 17:14. Ver También el Seforno.

 

[8] Seforno.

 

[9] Malají 2:6-7.

 

[10] Ver Debarim 33:10. Ver allí el comentario del Or HaJayím.

 

[11] Ver RaMB"aM, Mishné Torá, Hiljot Shemitá VeYovel 13,12.

 

[12] Ver Shemuel I, cap. 8.

 

[13] Julín 133b.

 

[14] Pirké Abot 6:5.

 

[15] Mishlé 11:14.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

© 2014. Musarito Semanal. Todos los derechos reservados.