¿quién se considera temeroso del cielo?

 

 

 

“Lo que ordene deberás guardar para llevarlo a cabo; no añadirás a él ni sustraerás de él”. 13:01

 

 

Moshé reitera al Am Israel el cuidado que deben tener por guardar las Mitzvot, y advierte de adoptar una actitud prudente ante las tentaciones y las inclinaciones; por este motivo los Jajamim antepusieron vallas, ellos quieren proteger a la persona de no caer cada uno preso de sus propias debilidades, y de esa manera se mantiene firme en el camino correcto. La advertencia de Moshé es que son solamente nuestros sabios los que tienen la facultad y los conocimientos para agregar o aligerar en ciertas cosas para que la ley se mantenga vigente en todas las épocas y situaciones, no está en manos de cualquiera aumentar o disminuir a conveniencia.

 

Había una persona que habitualmente pedía presados a su vecino cubiertos, cuando terminaba de usarlos le regresaba el doble de piezas que había recibido como préstamo, si recibía un plato devolvía dos. Si tomaba dos cucharas, devolvía cuatro. La primera vez que ocurrió esto, su vecino preguntó asombrado: “¿Por qué me estás devolviendo más piezas de las que yo te di?” El prestatario respondió: “Cuando los traigo a mi casa quedan embarazados y dan a luz”. Al principio el vecino pensaba que se trataba de una broma, pero al repetirse varias veces la misma historia, decidió seguir con ello.

 

Cierto día el vecino se presentó y solicitó un hermoso candelabro de plata: “Tengo unos invitados a quienes deseo honrar con una bella mesa, mañana te lo devolveré”. El vecino estuvo rápidamente de acuerdo, pensando que al día siguiente tendría dos.

 

El “Mañana” pasó y el vecino no vino ni siquiera con el candelabro original. Cuando lo llamó para preguntarle para cuando recibiría su lámpara, el prestatario suspiró y dijo: “Lamento profundamente tener que decirte estas noticias, pero cuando me dirigía a mi casa con tu candelabro, repentinamente tuvo un ataque cardíaco y murió”. El prestador respondió alterado: “¿Acaso quieres que crea esa ridícula historia? ¿Crees que soy tonto? ¡Eres un ladrón! Demando la devolución inmediata de mi propiedad”. El que pidió prestado dijo con tranquilidad: “Si tu pudiste creer que tu cuchara o tu plato dieron a luz, entonces también puedes creer que tu candelabro murió…”.

 

La Torá consiste de 613 Mitzvot. Hashem eligió esa cantidad porque sabe exactamente cuánto puede manejar el hombre.[1] Se compara a un médico que receta un tratamiento a su paciente, si el enfermo sigue las instrucciones del doctor, en poco tiempo su salud se reestablecerá, pero si lo sigue basándose en su propio criterio, acabará dañando seriamente su organismo. Lo mismo sucede con respecto al espíritu, si la gente practicara las Mitzvot según su discernimiento, su alma terminará enferma, pues la persona no conoce la dosis y los efectos que tiene sobre su persona cada una de ellas.[2]

 

Además, la palabra Mitzvá, en su significado más profundo, proviene del vocablo arameo “Tzavatá”, que significa, vínculo; es a través de las mitzvot que podemos conectarnos con el Creador. En toda relación de amor, cuanta más atención se pone en los detalles, se acrecienta el apego. Por ejemplo: Si un cónyuge nota la atención, el esfuerzo y el pensamiento invertido por el otro para fomentar la relación del matrimonio, su amor es mucho mayor y busca cómo retribuir esa atención brindando en respuesta otros detalles para poder expresar su amor. Así es como debemos reconocer cuánto Hashem hace por nosotros, tanto en cantidad como en calidad, prestando también atención a cada mínimo detalle de nuestras necesidades. ¡Cuánto estamos obligados a corresponder![3] Para esto nos fueron otorgados 613 detalles. Estos son los 613 mandamientos, 613 expresiones de amor.

 

Estamos por comenzar el último mes del año, el mes de la piedad, el mes en el que nos preparamos para afrontar el juicio que nos van a hacer en Rosh Hashaná. Hashem hizo un gran favor al hombre, le otorgó la oportunidad de despertar y retomar el camino, corregir el rumbo y mejorar en el cumplimiento de las Mitzvot.

 

El Gaón Rabí Shalom Shebadron solía relatar siempre antes de Elul la siguiente parábola en nombre de Rabí Jaim de Brisk: Un comerciante había conseguido una buena cantidad de mercancía, si lograba contrabandearla hacia el otro lado de la frontera, multiplicaría su inversión varias veces. Contrato a un experimentado cochero, quien conocía muy bien todos los atajos y caminos ocultos para cruzar la frontera.  Cargaron la mercancía y comenzaron el viaje, el comerciante estaba temblando ya que temía por su mercancía y porque sabía que este delito podía dejarlo tras las rejas varios años. El cochero por el contrario se lo notaba tranquilo su experiencia le alcanzaba para no preocuparse, cuando ya estaban cerca de cruzar la línea fronteriza, también se puso muy tenso. Sabía que si era atrapado en ese instante sin dudas su carro sería retenido y él correría una peor suerte aún. Los únicos que seguían tranquilos sin percibir el peligro inminente que tenían frente a ellos eran los caballos que llevaban el carro; Rab Jaim de Brisk dijo la moraleja es muy clara, hay personas que con solo saber que deben cruzar la frontera en el gran Juicio de Rosh Hashaná, se llenan de temor otros recién se despiertan cuando están frente a ella, pero si hay alguien que ni aun dentro de ella siente temor, es comparable a los pobres e inconscientes caballos.

 

"Dichoso de aquél que teme siempre".  ¿A qué temor se refiere?  Al temor a no caer y equivocarse. Todo yehudí siempre debe adoptar una actitud prudente ante las tentaciones y las inclinaciones. Y este yehudí es denominado "Yeré Shamaim": Temeroso del Cielo. Teme más que nada a no caer preso de sus propias debilidades, y de esa manera se mantiene firme en el camino correcto. La persona que cuida de no traspasar ni siquiera las vallas de contención que edificaron nuestros Jajamim, evitaremos caer en la tentación de cualquier pecado...[4] ©Musarito semanal

 

“La recompensa de cada Mitzvá es por la voluntad de cumplirla. Porque el llegar a hacerla no está en manos de la persona.”[5]

 

 

 

 

 

 

[1] ver abodá Zará 3ª, Midrash Rabá Bemidbar 12:3

 

[2] El maguid de Dubna

 

[3] Rab Laurence Kelenman

 

[4] Darké Musar

 

[5] Rab Jaim de Tzantz

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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