Perashat Balak

 

 “Israel se asentó en Shitim y comenzaron a prostituirse con las hijas de Moab.”. 25:1

 

 

Balak, quien era el rey de Moab, escucha con asombro y temor la victoria del ejército de Israel ante los pueblos más poderosos que había en ese entonces. Preocupado les dijo a los ancianos de Moab: Ahora pasarán por encima de nosotros y nos destruirán como el toro consume la hierba del campo.[1] Ellos sabían que la fuerza de Israel no radicaba en su armamento ni el número de soldados, sabían que su fuerza radicaba en su boca, por medio de sus rezos y el estudio de Torá, el Todopoderoso los protegía y solamente podrían detenerlos mediante un poder espiritual opuesto. Entonces contratan a Bilám para que los maldiga, ya que su fuerza también radicaba en su boca, seguramente así podrían enfrentarlos y vencerlos. En un principio Hashem obstaculiza su plan perverso y finalmente lo deja ir, con la condición que solamente podría pronunciar las palabras que Él pondría en su boca.

 

Bilám cegado por el odio y celos, ansiaba maldecirlos a toda costa. Después de varios intentos y al ver frustradas sus intenciones de dañar a Israel pone en práctica una vil estrategia. Aconseja a Balak que la única manera de derrotar a Israel era despertando la ira del Cielo en contra de ellos. “Su D-os detesta la promiscuidad”. Sabía que Hashem les había advertido que su campamento debería ser santo.[2] Entonces le dijo: “Haz que Lo traicionen por medio de las mujeres de tu pueblo y Él mismo los castigará”. Balak fue a convencer a los príncipes y dignatarios de Moab y Midián para que permitan a sus hijas salir al encuentro de Israel y los seduzcan”.

 

El cuidado sobre el recato, la pureza que se consigue por medio de la vestimenta recatada y el comportamiento adecuado, son las cosas que garantizan que la Presencia Divina more entre nosotros. Cuando se rompen estas vallas, provoca el alejamiento de la Divinidad. El plan de Bilám surtió efecto y esto costó la vida de veinticuatro mil miembros de nuestro pueblo.

 

La siguiente historia fue relatada por la Rabanit Bat Sheva Jaya, mejor conocida como la Rabanit Kanievsky Z”L, en una conferencia que se realizó ante diez mil mujeres en Israel: “Todos nos enteramos del ´coche bomba´, cargado con toneladas de explosivos que fue estacionado en el centro comercial de Haifa. Sabemos también que era víspera de Pésaj y que el Mall se encontraba atiborrado de gente… Nadie sabía explicar porque esa bomba no explotó; los expertos que analizaron el artefacto atestiguaron que todos los cables estaban conectados en el lugar correcto… Sólo pocos nos enteramos de lo que provocó la salvación… ahora lo voy a compartir con ustedes: Unos días antes de Pésaj arribó a mi casa un grupo de 40 jovencitas provenientes de la ciudad de Tzfat. La directora del plantel les había pedido que antes de salir de vacaciones vinieran a verme para que las reforzara en todo lo que respecta a la Mitzvá de cuidar el recato. Durante una hora hablé con ellas y les conté cuanto Hashem ama a quien se cuida en esto, y les expliqué que cuando alguien se abstiene de usar una prenda inapropiada - representa una ofrenda a Hashem".

 

La Rabanit continuó: “Les conté la historia de una joven que tenía una fuerte adicción a la ropa de moda, su ansiedad y dependencia eran tan fuertes que sus armarios estaban atiborrados de ropa y nunca se saciaba…. Un día, se sintió enferma y fue al hospital para que la revisara el médico. Le mandó a hacer algunos estudios y cuando el doctor los revisó se puso pálido, la radiografía mostraba una carnosidad que se alojaba en su estómago, era un crecimiento de gran tamaño, el médico le comento que generalmente un tumor de ese tamaño, tiene ramificaciones que se extienden hacia todo el cuerpo…. El doctor se disculpó por darle tan desfavorable diagnóstico, y le advirtió que si no se operaba ya, no respondería por su vida, en pocas palabras le dijo que sus horas estaban contadas. La mujer no sabía qué hacer, en un segundo su mundo se derrumbó; sentía miedo y desesperanza. La operación no garantizaba nada pero por lo menos era un pequeño rayo de luz dentro de la oscuridad en la que estaba ahora metida. Tenía que hacerlo pronto, si es que deseaba seguir con vida…

 

En un arranque de desesperación, salió corriendo del hospital y se dirigió a su casa, apenas entró, dejó salir un grito que brotó de lo más profundo de su ser, acudiendo al último recurso para conseguir algo que parecía imposible: ´ ¡Ribonó Shel Olam!´, clamó, necesito que me cures, ¡Solamente Tú puedes hacerlo! Puso sus manos sobre sus ojos, gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, agachó la cabeza y en ese momento una idea brilló en su mente; abrió el armario, sacó toda su ropa… y la quemó. No le quedó ni una prenda, así que vestida con la bata del hospital, tomó un taxi y retornó al sanatorio. La ingresaron al quirófano y debido a la urgencia decidieron no esperar al especialista, un cirujano que hacía guardia extrajo el tumor. Para sorpresa de los que estaban dentro de la sala de operaciones, las metástasis habían desaparecido… ¡no lo podían creer…! Las radiografías que colgaban detrás de la pantalla mostraban algo muy distinto a lo que veían con sus ojos. ¡Un gran milagro había sucedido! No había otra explicación…. Ella había ofrecido lo que consideraba más valioso: la ropa sin recato. Hashem aceptó su sacrificio y le entregó una vida nueva. Después de su convalecencia vino a verme y se veía como una princesa. ¡Tal y como se debe ver una mujer de Israel!".

 

Las jóvenes que escuchaban el relato, sollozaban sin parar. Terminando regresaron a Tzfat. Al día siguiente tomaron una decisión: "¡Nosotras podemos también hacer una ofrenda de recato para Hashem!". Juntaron todas sus ropas y bajaron al gran salón. Todas se dieron a la tarea de clasificar su ropa, toda prenda cuya manga no tenía el largo apropiado iba a parar a un recipiente que colocaron al centro del patio. Con cada atuendo que arrojaban decían: "Creador del Mundo, te entrego esta prenda como ofrenda, por el pueblo de Israel, que no haya sufrimientos, que no haya atentados, que no hayan enfermedades, que no hayan viudas…". Cada ropa que no cumplía con las reglas de recato, era arrojada a la urna, cada una con lágrimas y con resignación. Todos los vestidos que Hashem no aprecia, colmaron el recipiente y lo encendieron. Ni bien la columna de humo se perdía en las alturas… ¿Qué escucharon en las noticias ese mismo día? Que un coche bomba, con toneladas de explosivos fue dejado en un centro comercial de Haifa y no había explotado… ¡Esto fue por el mérito de estas jóvenes que ofrendaron su ropa. Es realmente muy valioso, porque por el mérito de ellas, Hashem, salvó miles de vidas….![3]

 

A diferencia del resto de las Mitzvot, que su realización y práctica casi no dependen del entorno, “el Tzeniut” (recato) está ligado absolutamente a la sociedad que la rodea. El hecho de vestir y de mostrar una conducta inadecuada atrayendo las miradas de los demás, no solamente está mancillando su propio honor como “hija del Rey”,[4] además está dañando a quienes la observan. Por el contrario, una mujer que muestra una actitud recatada y humilde, vistiendo y comportándose como lo señala la Halajá, es un indicio que es una persona que se valora a sí misma, sabe que su belleza se encuentra en su interior. Ella está cumpliendo cabalmente la Mitzvá de Kidush Hashem, que es el objetivo de la existencia del pueblo de Israel… ©Musarito semanal

 

 

 

“Viste ropa llamativa y la gente recordará tu atuendo, viste con recato y la gente te recordara a ti...”.

 

 

 

 

[1] Bemidbar 22:4

 

[2] Debarim 23:15

 

[3] Extraído de la revista Maor Hashabat

 

[4] Yo soy una reina, hija de reyes. Querida hija de queridos. Santa hija de santos. Pura hija de puros; Yalkut Shimoní, Shemot 15:2, 245

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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