La alegría de cumplir mitzvot
“Se congregaron contra Moshé y contra Aharón…” (16:3).
Kóraj y sus seguidores se quejaban ante Moshé y Aharón reclamando que ellos habían acaparado toda la grandeza. Argumentaban que otros también tenían derecho a ocupar puestos importantes.[1] Entonces indujo a su gente para que se vistieran con taletot de color azul celeste; fueron con Moshé y le preguntaron: “¿Es necesario colocar tzitziot a estas prendas?”. Moshé les respondió que sí; en cuanto escucharon la respuesta, comenzaron a burlarse de él diciendo: “Si un solo hilo de color celeste en cada una de las extremos alcanza para permitir el uso de esa prenda, estas ropas que están totalmente tejidas con hilos del mismo color, ¿no es más lógico que se encuentren exentas de tzitziot?”.
¿Qué tramaba Kóraj? Al final de la Perashá anterior, Moshé había dictado las leyes de tzitzit; Kóraj pretendía mostrar al pueblo que esa ley era completamente absurda. De conseguir el consentimiento de los demás, lograría que el nombramiento de Aharón quedara anulado por parecer también algo inadmisible.[2]
Kóraj era un hombre inteligente. ¿Cómo llegó a pensar que lograría vencer a un hombre que había dado muestras de fuerza y poder fuera de lo común? Hashem estaba con él; con sólo levantar su mano trajo plagas, abrió el mar y hundió a los egipcios, ganó batallas… ¿Cabía la posibilidad de vencer?
En la Perashat Bejukotai se encuentra la advertencia de lo que espera a aquellos que se atreven a desafiar las leyes de la Torá. Hashem dice allí que quien ose intentarlo desencadenará una serie de pecados que vendrán uno tras otro, hasta que ese hombre llegue a renegar todo. Y dice así:
“Si ustedes no me escuchan…”. El hombre debe esforzarse en el estudio de la Torá con el propósito de conocer tanto la interpretación literal como la que nos dictan los Jajamim. De lo contrario:
“y no llevan a cabo todos estos mandamientos”; esa persona no podrá poner en práctica lo que Hashem ordenó en la Torá;
“si les repugnan Mis decretos”, su indiferencia lo conducirá a que aborrezca a otros que sí los llevan a cabo;
“y sus almas rechazan Mis leyes”, y como consecuencia odiará a los sabios de la Torá;
“a fin de no cumplir”, luego impedirá que otros cumplan;
“todos Mis mandamientos”, finalmente, alegará que no fue Hashem quien ordenó eso. Por ello escribió “Mis” mandamientos.[3]
Kóraj, cegado y perturbado por la envidia, pasó por todo este proceso: primero perdió todo cuanto había estudiado.
Rabí Elazar HaKapar dijo: “La envidia, la codicia y la presunción sacan a la persona del mundo”.[4] Y cuando estas malas cualidades entran en funcionamiento, la sabiduría queda en letargo.
Entonces, Kóraj repudió dos de las mitzvot que decretó Moshé, buscando desprestigiarlo. Después quiso convencer a los demás para que lo siguieran. Mostró enemistad contra Moshé para no cumplir con lo que decretó en nombre de Hashem. Y esto provocó un trágico final: la tierra se lo tragó llevando detrás de sí todo cuanto poseía. Kóraj perdió la noción de la gravedad y las consecuencias de sus actos. ¡Qué terrible!, pensamos. Pero, ¡cuidado! Esto puede pasar a cualquiera que se descuide y caiga en la trampa del instinto maligno. Debemos poner los pies firmemente sobre la tierra y nunca burlarnos o despreciar ninguna mitzvá. Esto es algo muy delicado. Evita decir: “¡Esto no es para mí! ¡Es una exageración!”. Mejor di: “Realmente no entiendo lo que se me está pidiendo. Voy a indagar en los libros kedoshim para ver de qué se trata”. Entonces te darás cuenta del porqué de las mitzvot, y esto te llevará a querer cumplir más y mejor…
La comunidad de Ámsterdam, como toda comunidad judía del mundo, tiene una Jebrá Kadishá que atiende todas las necesidades de los difuntos, asegurando un entierro digno y ayudando a los familiares en el proceso de duelo. Es un gran zejut ser miembro de la Jebrá Kadishá. Hay un grupo de gente que nunca son aceptadas en la Jebrá: los Cohanim. A ellos les está prohibido tocar un cuerpo muerto y, por tanto, rara vez participan en un entierro.
Cuando el panteón viejo se llenó, se adquirió un terreno para hacer un nuevo cementerio. Poco después de la inauguración falleció un miembro de la comunidad. Esta persona iba a ser el primero en recibir sepultura en el nuevo cementerio. Al día siguiente, los familiares en duelo llegaron con el difunto para enterrarlo. Llevaban las palas para comenzar a hacer el foso. ¡Oh, sorpresa! Cuando llegaron al lugar, encontraron el foso ya cavado. Después de enterrar al hombre, comenzaron a indagar sobre el extraño incidente. El responsable había sido un hombre llamado Moshé Cohen, un miembro de la comunidad (y un Cohén), quien toda su vida quiso cumplir la gran mitzvá de enterrar a un muerto. Sin embargo, estaba impedido de hacerlo por el motivo mencionado. Pero cuando el señor Cohen escuchó que había un cementerio nuevo donde nadie había sido enterrado, vio la oportunidad que tanto esperaba. ¡Y por tanto decidió ir solo para preparar el foso y participar así de la mitzvá! [5]
Querido lector: ¿qué tipo de “observante” eres? Hay quienes buscan cumplir las mitzvot, como el señor Cohen, y hay quienes buscan exentarse de ellas. Por ejemplo, cuando en el Bet HaKenéset dicen Yehí Shem en lugar de Ana. ¿Te alegras porque vas a salir más temprano? ¿O preferirías tardarte un poco más y solicitar la Misericordia Divina? Otro ejemplo: cuando tienes dos tipos de pan, uno cuya berajá es HaMotzí y otro que es Mezonot, ¿cuál de los dos tomas? Estos son sólo algunos ejemplos; cada uno conoce sus debilidades y deberá aplicarlas a su nivel de observancia. La forma de saber si el sendero que estás tomando es el correcto, es observar: ¿buscas las mitzvot para cumplirlas o, cuando por un percance no pudiste cumplir alguna mitzvá, te alegras? ¿Por lo menos denotas tristeza por no haberla realizado…? ©Musarito semanal
“Yo me regocijo con Tus mandamientos, al igual que quien ha hallado un gran tesoro.”[6]
[1] Najalat Yaacob.
[2] Midrash Tanjumá.
[3] 26:14, las palabras en negritas son la explicación de Rashí.
[4] Pirké Abot 4:21.
[5] Rabí Mordejai Kamenetzky.
[6] Tehilim 119:162.
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