No pretendas ser más piadoso que Hashem

 

"árbol de fruto que produzca fruto". 1:12

 

 

Besimaná Tabá. Comenzamos con la ayuda del Todopoderoso un nuevo ciclo. Agradecemos a todos los lectores que nos han hecho llegar sus sugerencias y correcciones, esto nos ayuda y motiva para seguir seleccionando y publicando los comentarios a la porción semanal de la Torá. A todos ustedes, ¡muchas gracias!

 

Esta Perashá relata día a día la conformación y el orden de la Creación del Universo. En el tercer día delimitó las aguas, y en la tierra brotó la vegetación; Hashem ordenó a la tierra que hiciera crecer de ella árboles cuyo sabor del tronco fuera igual al sabor de sus frutos: Árbol de fruto que produzca fruto. Sin embargo, la tierra desobedeció la orden. Como se declara en el versículo siguiente: Y la tierra produjo vegetación, hierba que permite sembrar semilla según su especie, y árbol que produce fruto… el omitir árbol de fruto demuestra que la tierra no los produjo tal y como lo había ordenado Hashem. Por este hecho, cuando Adam fue maldecido por haber comido del fruto prohibido, la tierra también fue sancionada.[1]

 

Todo este pasaje es extremadamente extraño. ¿Cuál fue el motivo por el cuál la tierra fue castigada? Y segundo, ¿por qué Hashem esperó hasta que hubo que sancionar al hombre? Para responder, veamos lo que sucedió con el primer hombre, un ser creado con la palabra de Hashem, poseía un nivel de perfección casi absoluto.  Antes de pecar, él carecía de libre albedrío para elegir entre lo bueno y lo contrario, evitar traspasar las ordenes de Hashem era para él tan evidente, como para aquel que evita meter la mano en el fuego por temor a quemarse. Él pensó que sería mucho mejor si existiese una fuerza, un poder al cual enfrentar y vencer, pues al someterlo estaría demostrando su intenso amor y temor al Creador, se dejó llevar por la tentación y comió del fruto prohibido, por medio de esta acción, dañó el equilibrio de la perfección con el que había sido creado y se convirtió en un ser mortal.[2] Pero cabe preguntar, ¿de quién tomo Adam la idea de superarse aun cuando sea a costa de transgredir una orden explícita de Hashem? ¡De la tierra!

 

Y aquí explicaremos el proceder de la tierra. La tierra llegó a la conclusión que ella puede cumplir mejor la voluntad de Hashem! “El Todopoderoso me creó para servir al hombre, y a éste para servir a su Creador. Si yo le dificulto la tarea al hombre y le disminuyo los elementos que puede usar, su sacrificio será mayor y él recibirá más recompensa, gracias a mi ayuda. No le proporcionaré las dos cosas, solo produciré para él árboles que den frutas”. Hashem sabía que ese cálculo estaba equivocado, pero esperó. No obstante, el hombre pensó que el razonamiento de la tierra era muy beneficioso y buscó la manera de hacer lo mismo… por eso finalmente fueron castigados los dos juntos.

 

Encontramos dos sucesos análogos en el libro de Shemuel: El primero relata lo sucedido entre Janá y Peniná, ambas eran esposas de Elkaná, Peniná era una mujer fecunda mientras que Janá sufría por no poder traer descendencia. Cada que Peniná compraba algo para sus hijos se lo mostraba a Janá diciéndole: “¡Mira los zapatos que le compré a mis hijos!  ¿Tú qué le estás comprando a tus hijos?”. Ella lo hacía para despertar su plegaria hacia el Creador. El plan resultó y los rezos de Jana resultaron en el nacimiento del profeta Shemuel. A pesar que tenía una buena intención, Peniná fue castigada por causar un dolor emocional a Jana.[3]

 

El profeta Shemuel instruyó a Shaúl, en nombre del Todopoderoso, para que le declare la guerra a la nación de Amalek, y la destruya completamente. Se le ordenó que eliminara a todos, hombres, mujeres, niños, y animales de todo tipo. No obstante, Shaúl, al escuchar esta orden, dudó mucho acerca de la justicia de la misma. En su mente, estaba latente la duda concerniente a la rectitud de destruir una nación entera... ¿No era éste un acto horrendo? Por consiguiente, decidió compadecerse de Agag, el rey de Amalek, y de los animales de valor. Seleccionó los mejores animales para ofrecerlos como Korbanot. Cuando el profeta Shemuel llegó, escuchó gemir a los animales, y le preguntó a Shaúl de qué se trataba. El entonces rey de Israel explicó, "¡El pueblo le tiene lástima a los mejores carneros y bueyes y querían acercarlos para Hashem! El reproche fue incisivo. "¿Acaso, se te ha designado rey de toda esta gente para que los escuches a ellos?”, le preguntó furioso. "Hashem desea que le obedezcas y no que, en cambio, le traigas sacrificios; serás emplazado de tu cargo por haber desobedecido una orden Divina".[4]

 

 En su deseo de ser “demasiado bueno” Saúl escogió tener piedad y permitir al rey Agag, el rey de Amalek vivir. ¿La consecuencia? Agag perpetuó la nación de Amalek, quien continúa afligiendo al pueblo Judío hasta el día de hoy…. Más allá del deseo de ser buenos, está la obediencia y la adecuada observancia de lo que está escrito en la Torá: No te dejes llevar por tu corazón y tus ojos.[5] No busques ser más astuto que tu Creador, sigue las indicaciones de nuestra sagrada Torá al pie de la letra. En ocasiones las buenas intenciones, pueden tergiversar las ordenes de Hashem y llegamos a inventar nuestros propios estándares de bien y mal, en lugar de seguir las instrucciones de la Torá.

 

 La idea Judía es seguir la lógica, no a los caprichos. Y precisamente porque el impulso hacia los deseos mundanos es tan grande y permanente es una Mitzvá constante - un desafío constante - el permanecer en el camino correcto. Rabán Gamliel Ben Yehudá Hanasí dijo: ‘Haz Su voluntad como si fuera tu voluntad, para que Él haga tu voluntad como si fuera Su voluntad. Anula tu voluntad ante Su voluntad para que Él anule la voluntad de otros ante tu voluntad’.[6]

 

Cuando sea que estás en conflicto, enfrentado a una decisión difícil, hazte una pregunta simple: “¿Qué diría Hashem al respecto?”.  Mira en la Torá para obtener parámetros de cómo interactuar con amigos, familia y sociedad. Porque si la voluntad de Hashem es tu voluntad, no hay obstáculos en tu camino, no puedes perder. Se podrá probar si la persona es de aquéllos que confían realmente en Hashem de todo corazón si anula o no Su voluntad para obtener sus propios deseos.[7]

 

Contó el Rab Yaacob Galinsky que cierta ves el gobierno Ruso descubrió que la tasa de accidentes en los caminos estaba cobrando muchas vidas humanas. Finalmente decidieron investigar cual era la causa y descubrieron que la mayoría de los carreteros manejaban sus carros con varias copas encima. De inmediato colocaron retenes en las principales vías, chofer que fuera sorprendido manejando en estado de ebriedad, él y su vehículo serían detenidos y puestos ante un juez para que dicte un arresto por varios días.

 

Una fría noche, los soldados del rey cuidaban el retén, una carreta se acerca a toda velocidad y lo detienen. Desde que se acercan al conductor detectan el fuerte olor a alcohol, lo bajan del carruaje y le piden que camine por la línea trazada en el camino…

 

El conductor se para delante de la línea y ladea su cabeza hacia un lado, luego hacia el otro, voltea a ver a los oficiales, levanta las manos y comienza a gritar: “¡Son s ustedes unos tramposos! ¿Cómo pretenden que uno camine por una línea zigzagueante? ¡Enderecen primero la línea y entonces les mostraré como si la puedo atravesar sin problema…!©Musarito semanal

 

“Mi única alegría en la vida es hacer la voluntad de Mi Creador”.[8]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Rashí

 

[2] Mijtab Meeliahu, Tomo 2, pag. 137

 

[3] Shemuel I 1:1-19

 

[4] Shemuel I 15:24

 

[5] Shemot 15:39

 

[6] Pirké Abot 2:4

 

[7] Pele Yoetz; Confianza en Hashem

 

[8] Jazón Ish

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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