Teshubá
"Pues este mandamiento que yo te encomiendo hoy no está encubierto de ti". 30:11
Moshé comienza la Perashá de esta semana advirtiéndonos que el pacto con el Todopoderoso no es un privilegio para con cierta parte del pueblo, sino con todos: los líderes, los ancianos, los vigilantes, los niños, las mujeres… “Ustedes están presentes hoy, todos ustedes delante de Hashem”. ¡Si estás aquí hoy; si estás vivo, estás delante de Hashem! Y Él está esperando que retornes en Teshubá, sin importar cuán lejos estés…
Quedan pocos días para pararnos delante de Hashem y afrontar el juicio de Rosh Hashaná, ¡todo va a aparecer delante de Él! ¿Acaso se pueden enmendar en tan poco tiempo, tantas y tantas acciones equivocadas que cometimos durante el año? La respuesta es afirmativa, la salvación de Hashem llega en un abrir y cerrar de ojos. Aun en el último instante del año se pueden corregir todas aquellas cosas que hicimos, la única condición es que tengamos la iniciativa de hacerlo.[1] La Torá nos señala: No está en el cielo para decir: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos la traerá? Tampoco está del otro lado del mar para decir: ¿Quién lo atravesará por nosotros...? Está muy cercano a ti: en tu boca y en tu corazón para cumplirla.[2] El Ramban (Najmánides) nos explica que aquí la Torá se refiere al arrepentimiento, que es algo que está muy cerca de cada uno de nosotros. Esto es lo que se denomina la Teshubá; si la persona recapacita y reconoce que tuvo varias fallas durante todo este año, si decide con sinceridad no volver a cometer esa acción, todos sus hechos negativos se transforman en positivos. ¡Qué maravilla!
Y seguramente te estarás preguntando: si arrepentirnos parece ser algo tan fácil, ¿por qué es para nosotros tan difícil hacerlo? ¿Por qué existe tanta gente que se resiste al cambio? La respuesta es porque algunos piensan que el hacerlo llevará el compromiso de hacer varios cambios en su vida (y es cierto), cambiar una cualidad es algo sumamente complicado. Y más penoso es el tener que aceptar la responsabilidad por nuestras acciones... pero finalmente son estos cambios los que le traerán a su vida sosiego y alegría. Otros piensan que lo que hicieron ya no tiene remedio (craso error), esto es solo un mal consejo del instinto maligno. Rabí Shimón y Rabí Yehudá solían decir: ‘Una persona que regresa en Teshubá siempre es recibida ante Hashem’.[3]
El hecho de creer que la Teshubá es algo inalcanzable, y que lo hecho jamás se podrá enmendar, es un grave error, pues está claramente escrito que la Mitzvá de la Teshubá: Está muy cerca de ti. Una persona que no utiliza este magnífico recurso llamado Teshubá, se compara a un enfermo que tiene miedo que su curación sea muy costosa y sufrida. Viene el médico y lo ausculta y le dice que su tratamiento es bastante sencillo y económico: no hay que subir al cielo ni atravesar el mar, sino que la cura está al alcance de tu mano. Si esta persona sigue enferma, es solo por negligencia y necedad.[4] La persona que comete faltas y no regresa en Teshubá, deberá rendir cuentas por no haber regresado en Teshubá, más que por las faltas que cometió.[5]
Rabí Meir de Premishlan dijo una vez a sus alumnos: Observen lo que dice el Salmo: “Tan lejos como se distancia el oriente del poniente, Hashem hizo separar de nosotros las transgresiones.[6] Los comentaristas nos explican que éste versículo se refiere a la Teshubá. Ahora bien, alguno de ustedes pudiera decirme ¿cuán lejos está el este del oeste? Los estudiantes trataron de descifrar el acertijo, cada uno intentaba hacer un cálculo astronómico cada vez más grande. De repente, cuando vieron que ninguno de sus pronósticos era acertado, le pidieron al Rab la respuesta y les dijo: ¡Todas sus enormes cifras son erróneas! Del este al oeste sólo hay un giro. Cuando uno se para viendo hacia el este y se da la vuelta, instantáneamente, se encuentra viendo hacia el oeste. Así de próxima es la Teshubá….
Está escrito: Todo aquél que viene a purificarse, lo ayudan del Cielo.[7] Dice también: Abre para Mí [en tu corazón] una apertura de arrepentimiento del tamaño del agujero de una aguja, y yo te [lo] abriré como la puerta de un gran salón, por el cual grandes carros y carrozas podrán pasar a través de él.[8] Es cierto que Hashem ayuda a la persona a retornar, pero el hombre debe antes tomar la iniciativa de hacerlo. Vivimos tan distraídos, en un mundo que está tan lleno de tentaciones, no tenemos tiempo de detenernos ni siquiera un minuto para darnos cuenta que la Salvación la tenemos, muy cerca, en nuestra boca y en nuestro corazón... esta es la grandeza que tiene el concepto de la Teshubá.
Dos grandes amigos se encuentran después de algunos años de no verse. Se saludan y uno de ellos mira su viejo y destartalado auto y mira el vehículo de su compañero, se veía impecable. “¿Recuerdas cuando hacíamos todo juntos?”, le pregunta uno al otro. “Por supuesto, ¿cómo lo puedo olvidar? Es más, los autos que poseemos los compramos juntos: mismo modelo, mismo color, ¡eran como dos gemelos! ¿Lo recuerdas?”. El amigo mira de nuevo los autos, mientras murmuraba: “Sí qué lo eran…, dime por favor ¿Cómo pudiste conservarlo tan bien?, mi auto frente al tuyo parece una chatarra…, quién podría decir que algún día fueron como dos gotas de agua...”. El amigo le respondió: “Te lo voy a explicar: tú sabes que cada cierto tiempo debemos llevar el auto a verificar, todo conductor sabe que si el auto no está en condiciones óptimas, no logra pasar la prueba...”. “Pues yo no tengo ninguna dificultad para pasar la prueba, porque tengo buenos amigos en el centro de verificación, que a cambio de un regalito, me renuevan el permiso sin siquiera mirar el auto...”. “
¡Ésta es la razón de la diferencia que hay entre tu auto y el mío! Antes de llevarlo a pasar el examen, lo llevo al taller y le pido al mecánico que me arregle todo lo que se debe arreglar. Y no sólo eso, le pido que revise bien todo, buscando algo que esté pronto a fallar para arreglarlo antes de que aparezca el problema, y pueda provocar complicaciones que más tarde significarán arreglos más costosos y dificultosos….
En fin, hasta aprietan los tornillos que se aflojaron, cambian piezas, gomitas, retocan la pintura, etc., etc. Y cuando llega el día del test, el auto pasa todas las pruebas sin ningún problema y sin la necesidad de buenos amigos. Pero, fundamentalmente, mi mayor ganancia es que puedo así alargar la vida del auto y tener siempre un vehículo casi nuevo...
Hashem le otorgó al hombre el potencial de poder subir a los cielos trayendo a su boca y corazón la Teshubá, como está escrito: Les daré a ustedes un corazón nuevo. Un espíritu nuevo pondré dentro de ustedes, y quitare aquel corazón de piedra de su interior y les daré a ustedes un corazón de carne.[9]
Aunque el recurso de la Teshubá existe, hay algo que es mejor; evitar el deterioro de nuestra imagen delante del Creador: Tus propias acciones te acercarán o te alejarán.[10] Cada uno debe tener un “plan de mantenimiento preventivo y correctivo” para evitar reincidir en los errores del año anterior, para ello se requiere de conocer que es lo que Hashem quiere de nosotros, todo esto está plasmado en la Torá, estudiemos y cumplamos lo que está escrito en ella y así podremos pasar sin fallas la “verificación”. En Rosh Hashana Hashem inscribe en el libro personal de cada persona todo lo que sucederá durante el año que está por venir y en el ayuno de Yom Kipur pondrá el sello. ¡Todavía estamos a muy buen tiempo para despertar!©Musarito semanal
“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor”.
[1] Rab Sar Shalom de Beltz
[2] Debarim 30:12-15
[3] Bejorot 31a
[4] Jojmat Hamatzpún, Moadim Elul 42
[5] Rabenu Yoná
[6] Tehilim 103:12
[7] Shabat 104a
[8] Shir Hashirim Rabá 5:3
[9] Yejezquel 36: 26
[10] Eduyot 5:7
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