Perek 1, Mishná 10

 

 

Shemayá y Abtalyón recibieron [la Torá Oral] de ellos. Shemayá dice: Ama el trabajo y detesta la actitud autoritaria, y no te des a conocer al gobierno.

 

Shemayá y Abtalión, la cuarta pareja de Sabios (Zugot); vivieron posterior a la etapa de los Hombres de la Gran Asamblea, esto sucede al final del periodo del dominio Hasmoneo y al comienzo del reinado de Herodes, quien mostró un gran aprecio por estas dos luminarias de Israel. Ambos eran descendientes de conversos justos provenientes de la familia de Sanherib[1] y de madres judías.[2] Fueron distinguidos Guedolé HaDor (los notables de la generación) y los primeros en recibir el título de Darshanim (exégetas), pues desarrollaron métodos interpretativos de las Sagradas Escrituras. Ambos estudiaron Torá bajo la tutela de Yehudá ben Tabai y Shimón ben Shataj, y a su vez volcaron sus conocimientos en Hilel y Shamay. Lideraron a los Perushim. Shemayá llegó a ocupar el alto cargo de Nasí (director) del Sanhedrín, mientras que Abtalión cumplía las veces de Ab bet Din (director jurídico). Aun si sus conclusiones no figuran en todos los tratados; sin embargo, encontramos algunas definiciones Halájicas que surgieron de sus decisiones.[3]

 

Eran muy queridos por la gente, con base a su carácter, preocupación y dedicación al semejante. El nombre de Shemayá significa: “que oyó al Señor”; y el nombre Abtalión está formado por dos palabras que significan “padre de niños pequeños”, lo cual podría sugerir que él se dedicaba al bienestar y la educación de los miembros más tiernos del pueblo de Israel.[4]

 

Relata el Talmud: En cierta ocasión, al finalizar la ceremonia del sagrado día de Yom Kipur, una multitud escoltaba al Cohén Gadol (el sumo sacerdote) desde el Santuario hasta su casa. En medio del camino, aparecieron Shemayá y Abtalión, los grandes eruditos de la época, (quienes, como mencionamos anteriormente eran descendientes del rey Asirio, Sanherib.[5] Los acompañantes del sumo sacerdote comenzaron a alejarse del mismo para acercarse a los sabios, hasta finalmente dejar solo al Cohén que había oficiado en el Tabernáculo.

 

Entonces, se acercaron algunos sabios al sacerdote para pedir su autorización y continuar su camino detrás de Shemayá y Abtalión. El sacerdote, que se sintió molesto por la situación, dijo en voz alta: “¡Anden, hijos de otros pueblos en paz! Estos, que comprendieron el ofensivo mensaje le respondieron: “Es preferible que vayan los hijos de otros pueblos en paz, pues ellos practican la enseñanza de Aharón, y que no vaya el sumo sacerdote en paz que no practica la enseñanza de Aharón, quien enseñaba: “Ama la paz y persíguela…”.[6]

 

¿Acaso los acompañantes del Cohén actuaron debidamente? ¿Debían seguir detrás de él o hicieron bien en separarse de la escolta y acompañar a los Jajamim? Rabbí Shimón dijo: Existen tres coronas: la de la Torá, la del sacerdocio (Kehuná) y la de la realeza.[7] Con estas tres coronas fue investido Israel: La corona del sacerdocio le fue otorgada a Aarón, como está escrito: Y será para él y para su descendencia después de él, como pacto de sacerdocio perpetuo.[8] La corona de la realeza le fue asignada a David: Su descendencia para siempre perdurará y su trono será como el sol frente a Mí.[9] La corona de la Torá está puesta y disponible para todo aquel que quiera adquirirla: Moshé. nos encomendó la Torá, un legado para la congregación de Yaacob (Israel),[10] es decir, todo el que la quiera, que venga y la tome. Podríamos haber pensado que las dos primeras coronas son las más importantes, si no fuera por lo que está escrito: Por Mí [la Torá], los reyes reinan y los gobernantes legislan justicia, por Mí los ministros dirigen.[11]

 

Y así afirma el Talmud: Un Cohén precede a un Levi. Un Levi precede a un Israel. Un Israel precede a un hijo nacido de una relación incestuosa o adúltera [bastardo], y un bastardo precede al Giboní, y un Giboní precede al converso, y un converso precede al esclavo emancipado. ¿Cuándo entran en vigor estas Halajot de precedencia? En circunstancias en las que todos son iguales en términos de sabiduría. Pero si hubiera un bastardo que es un estudioso de la Torá y un Sumo Sacerdote que es un ignorante, el bastardo que es un estudioso de la Torá prevalece a un Sumo Sacerdote ignorante de la misma.[12] Ella (la Torá) es más valiosa que las perlas...[13] ¡es más valiosa inclusive que el sumo sacerdote que entra en el Sancta Sanctórum en el día de Yom Kipur. Concluyendo, el público que acompañaba al Cohén actuó en forma correcta, porque el erudito, aun cuando no pertenece a una estirpe distinguida, posee más relevancia que el Sumo Sacerdote.

 

Relata el Talmud que cuando Rabbí Pinjas ben Yair necesitó cruzar un río, éste se partió de inmediato y sin cuestionamientos.[14] Sin embargo, cuando el pueblo de Israel se encontraba frente al mar y los egipcios los perseguían, la multitud horrorizada gritaba a Moshé que los salvara. El Eterno le ordenó a Moshé que golpeara el mar con su vara y Moshé obedeció, pero el mar no acató la orden. Moshé se sintió presionado y nervioso pues no hallaba solución. Pregunta el Or HaJayim HaKadosh:[15] ¿Por qué Rabbí Pinjás ben Yair logró lo que su maestro no consiguió en su primer intento? ¿Por qué el mar no quiso abrirse ante Moshé? dice el Midrash que el Todopoderoso, al crear al mar, le había establecido la condición que debía partirse ante el pueblo de Israel en el momento de la salida de Egipto.[16] O ¿acaso cabría pensar que Rabbí Pinjás ben Yair era más grande que Moshé…?

 

El Or HaJayim responde que Rabbí Pinjas ben Yair tuvo el mérito de que el río se abriera de inmediato, porque contaba con la fuerza de la Torá, y contra la fuerza de la Torá no hay nada en el mundo que se le pueda oponer. En cambio, cuando el pueblo de Israel se encontraba al borde del mar Rojo, aún no habían recibido la Torá, y aunque en ese momento el pueblo había alcanzado un gran nivel de revelación de la Presencia Divina,[17] pero a pesar de todo esto, aún no habían recibido la Torá y eso era lo que les faltaba para que el mar alterara su naturaleza. Pero finalmente el mar se abrió ante el pueblo de Israel a pesar de que todavía no habían recibido la Torá, porque se encontraban camino a recibirla y el Todopoderoso considera un buen pensamiento como si el acto mismo se hubiera cumplido, por lo cual fueron considerados como si ya la hubieran recibido.  ©Musarito semanal

 

 

 

“Cuando la Torá fue entregada, el Eterno mismo Se entregó con ella”.[18]

 

 

 

 

 

 

[1] El cual destruyó el Reino del Norte de Israel.

 

[2] Tosafot Yom Tob. Ver Yomá 71b y Gitin 57b.

 

[3] Pesajim 66a. Mishná Eduyot 5.

 

[4] Rabbí Obadiá de Bartenura.

 

[5] Guitín 57b.

 

[6] Yomá 71b.

 

[7] Pirké Abot 4:13.

 

[8] Bemidbar 25:13.

 

[9] Tehilim 89:37.

 

[10] Debarim 33 :4.

 

[11] Mishlé 8:15-16.

 

[12] Horaiot 3:8.

 

[13]  Mishlé 3:15

 

[14] Julín 7a.

 

[15] Shemot 14:27.

 

[16] Bereshit Rabá 5:5.

 

[17] Mejilta Beshalaj Parashat HaShirá 3.

 

[18] Shemot Rabbá 33:1.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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