Perek 1, Mishná 15

 

 

Shamay dice: haz de tu [estudio de la] Torá una práctica fija, habla poco y haz mucho, y recibe a todo hombre con un semblante agradable.

 

Esta Mishná contiene las enseñanzas de Shamay. Las últimas tres Mishnayot que estudiamos, contenían las enseñanzas de Hilel, sin embargo, encontramos una sola con el comentario de Shamay, esto demuestra cuánto más dominantes eran los de la escuela de Hilel.

 

En el comentario de la Mishná 12 de este Pérek, relatamos la historia de un gentil que le pidió a Shamay que le enseñara toda la Torá mientras se mantenía parado sobre un pie.  Shamay lo echó rápidamente de la sala de estudio, mientras que Hilel le dijo elocuentemente al solicitante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,[1] el resto son comentarios, ve y aprende. ¿Acaso el Midrash quiso mostrar a Shamay como un hombre severo, tal vez incluso irritable?[2] Explican los Jajamim que, si este hubiese sido el carácter de Shamay, no hubiera tenido tantos alumnos… Además, veamos el final de su máxima: recibe a todo hombre con un semblante agradable. Podemos dar por seguro que la intención del Midrash, no era el referir el carácter de Shamay. Entonces, ¿Cuál sería la lección? Al rechazar la petición de aquel hombre, quiso enfatizar que no es posible adquirir la Torá “parado en un pie”, quiere decir, estudiarla solamente cuando se encuentre un momento libre para hacerlo, ¡si así se procede, nunca se podrá alcanzar a comprender la profundidad y todo lo que el Creador quiso mostrarnos en Su bendita Torá! El hombre debe hacer del aprendizaje de la Torá una práctica fija y constante. Que lo esencial de su ocupación, tanto de día como de noche sea la Torá:[3] porque el estudio de la Torá no tiene fijado límite alguno,[4] y cuando se fatigue de estudiar, entonces que realice otra ocupación mientras repone su fuerza y concentración, pero que no haga que su ocupación esencial sea el trabajo y cuando se desocupe, entonces se dedicará a la Torá.[5]

 

Dijo Rabá: Cuando el hombre se presenta ante el Eterno a rendir su juicio final, una de las primeras preguntas será: ¿Fijaste momentos fijos para estudiar Torá?[6] ¿Cuál será nuestra respuesta? Rabenu Yoná cita lo siguiente: Aquel que hace de su estudio de la Torá lo principal, y su trabajo lo secundario, también harán primario e importante su estudio en el Mundo Venidero.[7] Por lo tanto, es esencial que reserve momentos fijos para aprender y convertirlos en el punto focal de su vida.

 

Otra interpretación dice que, la palabra Kéba proviene de la misma raíz de la palabra Kabúa que significa: estacionario y fijado firmemente. Cuando alguien aprende algo nuevo, debe convertirlo en una parte fija de su conciencia y no permitirse olvidar lo que ha aprendido, para conservarlo y también para poder enseñárselo a otros.  Quiere decir, que la constancia y el aprendizaje no lo guardes solo para ti, sino que deberás compartirlo con los demás, esto lo aprendemos del libro de los profetas: Porque Ezrá dirigió su corazón a ahondar en la Torá del Eterno y llevarla a la práctica, y enseñarla a los hijos de Israel.[8]

 

Una ventaja adicional que tiene el Fijar tiempos para el estudio de la Torá, es que por medio de la dedicación al estudio, tendrá el mérito de desalojar los malos pensamientos de su mente, como lo han dicho los Sabios en el Talmud: He creado la mala inclinación, y He creado a la Torá como antídoto.[9] Por ello es que está escrito: en el momento en que la persona estudia Torá, inmediatamente el instinto del mal es echado;[10] la persona que está completamente unida a la Torá, jamás caerá en el pecado. El mérito de la persona que se consagra al estudio de la Torá es inmenso, y en especial si lo hace con total devoción. Es cierto que no todos pueden estudiar durante todo el día, hay quienes necesitan trabajar para ganar su sustento, sin embargo, no están exentos de estudiar Torá. El Talmud nos relata la historia de Rabbí Eidi, padre de Rabbí Yaacob, quien iba de su casa al Bet HaMidrash de Rabbí Yojanán, pero el camino era muy largo, llegar allí le tomaba tres meses de trayecto. Cuando logró llegar, Rabbí Yojanán le dijo: “Quien estudia la Torá aunque sea un sólo día al año, se le computa como si hubiera estudiado durante todo el año”.[11] Esto aplica solamente cuando verdaderamente no tiene la posibilidad de estudiar durante todo el día, pero igual debe esforzarse en hacerse del hábito de fijar tiempo para estudiar Torá, lo que más pueda, tanto en la mañana o en la noche o en Shabbat o los días de descanso: Todo hombre del pueblo de Israel tiene el deber de estudiar la Torá, sea rico o pobre, sano o enfermo, joven o tan anciano al punto tal que no tenga fuerzas suficientes, pobre al punto tal que deba mendigar, como así también si tuviera esposa e hijos, debe fijar horarios de día y de noche para el estudio de Torá.[12]

 

Cierto día un hombre abordó a una de las figuras del movimiento del Musar (ética judía) y le preguntó: Solo tengo quince minutos al día para estudiar Torá, ¿debería estudiar Jumash, Guemará o Musar? El Rab le respondió: Estudia Musar y llegarás a la conclusión de que tienes mucho más de quince minutos de sobra…

 

El mérito de la persona que se consagra al estudio de la Torá es inmenso, y en especial si lo hace con total devoción. El Libro Néfesh Hajayim señala que los que estudian Torá son los que mantienen el mundo, y si existiera un instante que en ningún lugar del mundo se estuviera estudiando Torá, se correría el peligro que todo el Universo regresara al caos y vacío de antes de la Creación; como lo dicta el versículo: Si no fuese por Mi pacto [la Torá] día y noche, las leyes del cielo y la tierra no hubiese establecido.[13] Entonces, cuán grande es nuestra obligación de respetar y apreciar a los Talmidé Jajamim y a los Abrejim que, por el mérito de su estudio, todo el mundo se alimenta y recibe abundancia, bendición, sustento, paz y salud. Todo proviene de la Torá. Ésta es nuestra convicción desde que el Creador se la entregó a Moshé y hasta el día de hoy, y desde nuestros días, hasta que venga el Mashiaj. Y todo aquel que fija tiempos para el estudio de la Torá, se estará sumando a la sagrada misión de difundir y cumplir la Voluntad del Todopoderoso.

 

Sea la Voluntad del Creador del mundo que se refuerce en nosotros esta convicción con absoluta claridad y tengamos el mérito de ser de los que estudian, repasan y cumplen la Torá y por ende, ser merecedores de las bendiciones de los que la estudian. ©Musarito semanal

 

 

 

“Pues la Torá del Eterno es su deleite y en Su enseñanza medita de día y de noche”.[14]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Vayikrá 19:18.

 

[2] Ver la historia del comentario del Pérek 1 Mishná 12:1.

 

[3] Yehoshúa 1:8

 

[4] Pea 1,1.

 

[5] Rabbí Obadyá de Bartenura.

 

[6] Shabbat 31a.

 

[7] Abot de Rabí Natán 28:10.

 

[8] Ezrá 7:10.

 

[9] Kidushim 30b.

 

[10] ver Berajot 5a.

 

[11] Jaguigá 5b.

 

[12] Ramban en Hiljot Talmud Torá 1,8.

 

[13] Irmeyá 23:25.

 

[14] Tehilim 1:2.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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