Perek 1, Mishná 7

 

 

Nitay de Arbela dijo: Aléjate de un mal vecino no fraternices con un hombre malvado y no abandones la creencia en la [Divina] retribución.

 

 

En la Mishná anterior vimos las ventajas de tener amigos cercanos, en esta Mishná Nitay de Arbela nos advierte el alejarnos de un “mal vecino”, así como cuando buscas una casa para comprar, exiges que todo sea acorde a tu preferencia, antes de mirar estos detalles, investiga primero qué clase de vecinos tendrás, para asegurarte de que tendrás un ambiente positivo para ti y para tu familia.[1]

 

El Talmud relata la historia de una mujer judía que se convirtió al helenismo.[2] Era Miriam, hija de Bilga el Sacerdote judío (Cohén). Miriam se casó con un ministro griego, y cuando los enemigos entraron al Bet HaMikdash ella los acompañó. Al acercarse al sitio del altar - aquel lugar tan importante para su pueblo, para su tribu, para su padre - se descalzó y golpeó el altar con su sandalia, gritando: “Lobo, ¡lobo!  ¿Hasta cuándo seguirás consumiendo [las ovejas] y malgastando el dinero de Israel y cuando te necesitamos no respondes? Al ver los Jajamim, semejante insolencia, multaron no solamente a la familia de Miriam Bat Bilga, sino a todo el grupo de Cohanim que trabajaban junto con ellos en el servicio. El castigo a los padres de Miriam se entiende, pues podemos suponer que la conducta desvergonzada, provenía de su hogar, pero los demás Cohanim, ¿qué culpa tienen? El Talmud señala: Pobre del malvado y pobre de su vecino,[3] quiere decir, aléjate de las malas influencias para evitar ser castigado junto con ellos.

 

La persona por naturaleza se relaciona con la sociedad y más con las personas que tiene cerca de él, quiera o no, recibe sus influencias, y estas podrán ser positivas y también negativas. El comportamiento del medio que se frecuenta tiene una gran importancia sobre la formación de la personalidad de cada individuo. El Rambam nos enseña: La persona se deja arrastrar en sus pensamientos y actos por los compañeros y amigos que frecuenta, y se comporta como la gente de su ciudad. Por eso, se debe unir a los justos y sentarse con Jajamim para aprender de sus actos y alejarse de los perversos que caminan por la oscuridad.[4] La palabra Jaber, (amigo), tiene la misma raíz que la palabra, Jibur, (conexión), el Talmud menciona que existe una gran variedad de aves, y que todas se agrupan juntas; si uno desea saber si una especie de pájaro recién descubierta es Kasher o no, podemos obtener una pista a partir de observar a que otras aves acompaña… El justo lo es por sí mismo; el malvado se torna así por influencia de los demás.[5] Nitay de Arbela sugiere desvincularse y tomar distancia de todo aquel que tenga una tendencia negativa, especialmente cuando va en contra de las leyes de la Torá y los decretos Rabínicos, porque si no lo hace, terminará siendo igual que ellos, debido a que tarde o temprano terminará imitando sus actos.

 

Un comerciante trabajó durante tres décadas en un negocio de hierbas aromáticas. Cerca de su negocio había una curtiembre, de donde emanaban olores muy desagradables; el que trabajaba con los perfumes rechazaba el repugnante olor de las pieles. Un día, la rueda de la fortuna giró, y el perfumista perdió sus bienes y se vio obligado a cerrar su negocio. La situación lo obligó a buscar otra forma de sustento, pero no encontró. Su vecino le ofreció empleo, de inmediato rechazó la oferta, pues, si aún a la distancia le resultaba difícil soportar el olor a las pieles, no imaginaba cómo sería el soportarlo adentro. Pero sus finanzas y la escasez lo obligaron a aceptar la propuesta. El primer día, se vio obligado a taparse la nariz con la mano; para él era un martirio cada minuto que pasaba dentro del negocio. Al día siguiente sufrió menos, y con el tiempo se fue acostumbrando, al punto tal, que se olvidó de las molestias que sintió al principio. Y permaneció instalado en el negocio como si hubiera sido el negocio de toda su vida.[6]

 

Algunos podrán pensar que, gracias a su formación permanecerán inmunes a la influencia de sus vecinos y amistades, las estadísticas no muestran este mismo resultado, ¿cuántos jóvenes se pierden en los vicios de la humanidad? Y es que, en forma general, los deseos, hechos y pensamientos, son influenciados por distintos intereses, mismos que se originan a partir de la influencia del ambiente donde la persona busca la aprobación de los demás, y con el afán de conseguirlo estarán dispuestos en adoptar sus ideas, y su filosofía de vida, a pesar de que en sus adentros saben que lo que están haciendo es perjudicial para la salud de su alma y/o de su cuerpo.[7] Los barcos no se hunden por el agua de alrededor sino por el agua que se introduce en su casco. El inteligente no deja que las ideas contaminadas que le rodean le entren en su mente, porque sabe que eso lo puede hundir…

 

Cuentan acerca de un hombre que buscaba emplearse como chofer de carretas, nunca lo hizo, y desconocía la metodología y gajes del oficio. Decidió entonces acercarse a los demás cocheros para aprender de la profesión. Cuando se dieron cuenta que era nuevo en el gremio, decidieron divertirse sometiéndolo a una “prueba de capacidad”, le preguntaron: “¿Qué harías si tu carro se atascara en el lodo?”. El principiante les respondió: “Bueno, colocaría piedras o troncos debajo de las ruedas e intentaría empujarla hacia la sequedad”. “¿Y si eso no funcionara?”. “Pues, conseguiría algunos caballos para arrastrarlo fuera del lodo”, “¿Y si eso tampoco diera resultado?”. El hombre quedó acorralado y después de pensarlo un rato, movió de un lado al otro su cabeza, levantó los hombros y les preguntó a su vez: “¿y qué harían ustedes para resolverlo?”. Los cocheros respondieron burlonamente “Nos aseguraríamos de evitar el lodo y de esa forma no permitiríamos que el carro cayese dentro de él…”.

 

Los parientes uno no los elige, cuando nacimos ya estaban en nuestra vida. Sin embargo, los vecinos y las amistades sí dependen de nuestra libre deliberación. En tus manos está la elección de a lado de quién te sientas en el Bet HaKeneset, con quién te relacionas en el trabajo. En cualquiera de tus ocupaciones, en tus manos estará la opción de “meterte al lodo” o evitarlo. Lo mismo sucede con tus hijos, tú decides con quién se reúnen, con quién conviven, puedes elegir la escuela a donde irán, dónde y con quién pasarán el tiempo libre; puedes elegir a qué lugares, a qué fiestas asistirán, a quién frecuentarán...

 

Cualquiera de estas elecciones puede ser fundamental en tu vida y en la de tu simiente. Una simple decisión puede hacer que tu presente y tu futuro judío sea de una forma o de otra. Puede hacer que te traiga alegrías, paz y buenas noticias o lo contrario, por cuidarte del ambiente puedes escalar niveles donde nunca pensaste llegar, y esto podrá ser en ambos sentidos. Piensa dos veces con quien fraternizas, pues tu porvenir dependerá de ello. El consejo que recibimos de Nitay de Abelay es un legado tan fundamental qué permanentemente debe hacer eco en nuestros oídos; recuérdalo, todo depende de tu elección…   ©Musarito semanal

 

 

 

“Si te rodeas de personas que son luz, lo verás todo más claro…”.

 

 

 

 

 

 

[1] Rabenu Yoná.

 

[2] Sucá 56b.

 

[3] Nega'im 12,6.

 

[4] Hiljot Deot, capítulo 6.

 

[5] Yomá 35b.

 

[6] Jafetz Jayim.

 

[7] Síaj Yitzjak; Bereshit.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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