Perek 2, Mishná 15, continuación…
Rabbí Elazar dijo: Sé diligente para aprender Torá, sabe qué responder a un hereje, y sé consciente ante Quién te afanas, Quién es el Amo de tus obras, y Quién pagará la recompensa de tu labor
Esta Mishná se refiere a la obligación de aprender Torá, pues éste es el propósito de todo Yehudí. Continúa diciendo que, el conocimiento debe ser lo suficiente vasto, como para poder responderle a un hereje. Y finaliza advirtiendo: presta atención frente a Quien te afanas en la Torá, y fíjate cuánto esfuerzo le inviertes, pues el Dueño de tus obras, pagará fielmente tu labor. Quiere decir, si te esfuerzas adecuadamente en el estudio y cumplimiento de la Torá, la recompensa que recibirás será muy abundante.
Suena absurdo pensar que la finalidad de la diligencia en el estudio de la Torá, sea solamente para responder a los herejes y para recibir recompensa. ¿Entonces, a qué se refiere la Mishná?
El hombre es un ente físico, tiene un cuerpo y por ende, su naturaleza es terrenal; pero también posee en su interior un alma, la cual procura inducir al hombre hacia lo espiritual. La tendencia en el ser humano es que la materia, representada por la fuerza del mal, lucha ferozmente en el interior del hombre, y lo seduce a que lo sirva, que le invierta la mayoría de su tiempo, le entregue su salud, su capacidad, sus fuerzas, y no lo deja de hostigar hasta que queda enmarañado y confuso en sus redes; de esta forma, lo desvía del camino correcto y lo hace errar en su misión. Encontramos personas que se dedican a cumplir Mitzvot y también sufren, tanto en lo referente al sustento, o en la salud, o en encontrar pareja, o en la crianza de los hijos, etcétera. Y es entonces que el “hereje” que se alberga en su interior, les pregunta: “¿Qué hiciste para merecer semejante sufrimiento? ¿Acaso el mérito de la Torá que estudiaste, o las Mitzvot que cuidaste, o la Tzedaká que entregaste a los necesitados, no deberían evitar que los sufrimientos llegaran a tu vida?
¿Cómo puede el hombre hacer frente a este enemigo descomunal? ¿Cómo puede contrarrestar sus efectos negativos? Algunos proponen el ascetismo como una medida para apartarse y controlar sus instintos mundanos, a muy pocos les funciona esta doctrina, pero la mayoría de los que comienzan, en poco tiempo terminan abandonándola, es mejor que se comprenda y disfrute lo que se practica, dijo el Salmista: es mejor servir al Todopoderoso con alegría,[1] pues la felicidad no es importante en el judaísmo… es esencial.[2]
Cierta vez, un judío fue atrapado injustamente por los agentes de la Gestapo, quienes lo culparon de espía y lo sentenciaron a veinte años de cárcel. El acusado aceptó con humildad y sumisión el decreto que el Todopoderoso le había asignado, y se resignó a cumplir su condena. Un día, se percató que uno de los barrotes metálicos que cerraba su celda estaba flojo, de modo que de inmediato vino a su mente la idea de volver a ver a su amada familia. Trabajó sigilosa y cautelosamente para lograr zafar el barrote metálico de la ventana y así tener un espacio por donde salir de la celda. El trabajo fue arduo pero seguro, a paso de hormiga agujereó y talló hasta que logró quitarlo de su lugar. Sin embargo, al tratar de salir, se percató que su cuerpo era más ancho que el espacio que quedó al quitar el barrote, de modo que su plan se vino abajo. Pero, el judío no se dio por vencido. se le ocurrió que con el mismo barrote que tenía en mano podría lograr su cometido: lo introduciría en medio de los dos barrotes contiguos y presionaría fuertemente en forma horizontal, hasta que lograra torcerlos y de esta forma se crearía el espacio idóneo para poder escapar. Y así lo hizo. A medianoche trabajó sin descanso, y así logró huir de la cárcel, cuando en su mano portaba una única pertenencia que lo acompañaba: el barrote metálico.
Es obvio que el hombre no puede prescindir de lo material, pues por medio de eso logra conseguir en este mundo lo espiritual, quiere decir, los mismos “barrotes” (los objetos mundanos), que aprisionan al hombre y no le permiten estudiar, entender y cumplir con las Mitzvot, bien utilizados, pueden ser transformados en un medio para derrotar al “hereje” que se esconde en su interior, y que busca alejar al hombre de su Creador.
¿Acaso existe un hombre que sea capaz de comprender lo que sucede en el mundo y explicar el porqué de cada acontecimiento? ¿Acaso existe alguien que conozca el pasado, presente y futuro? Los comentarios de los herejes y renegados, pueden llegar a tus oídos por la insensatez, quiere decir, al no poder comprender el porqué de nuestra existencia, al no poder entender la forma en que el Autor, maneja la trama de nuestro diario existir, Rabbí Eliezer nos exhorta a ser diligentes en el estudio de la Torá, y no es que en ella encontraremos todas las respuestas a nuestros cuestionamientos existenciales, pero sí nos dará la certeza de que nada es resultado del azar, todo tiene un porque y un motivo, porque detrás de todo, existe un Creador, Quien diseña y pone en acción a todo el universo, que Él es el Amo de tus obras, y es el mismo Quién pagará la recompensa de tu labor.
Ahora podemos explicar mejor el motivo del porque se mencionó en la Mishná al hereje y la recompensa por estudiar, y por eso dice: pon atención frente a Quien te afanas en la Torá, es obvio que el propósito de tu aprendizaje no puede ser la recompensa, pero, así como cuando queremos motivar al niño pequeño en su aprendizaje, ofreciéndole golosinas y cosas que le gustan, así también un hombre necesita incentivarse con la recompensa que el Patrón le va a ofrecer por la fidelidad en su servicio. Esta idea puede fortalecerte para que no termines en manos del Instinto Maligno y su trampa mundana.[3] ©Musarito semanal. Elias E. Askenazi
“La fe es creer en lo que no ves, la recompensa de la fe es ver lo que tú crees.”.
[1] Tehilim 100:2.
[2] Rab Yejiel Jacobson.
[3] Adaptado del Derej HaJayim; Avot 2:14:1-26
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