Perek 2, Mishná 6

 

 

Él también vio un cráneo flotando sobre el agua, le dijo: “Porque tú ahogaste a otros, ellos te ahogaron, y finalmente aquellos que te ahogaron serán ellos mismos ahogados.

 

 

Hilel vio un cráneo flotando sobre la superficie del agua y sentenció: “Porque tú ahogaste a otros, te ahogaron a ti. Y al final, los que te ahogaron a ti, terminaran ahogados. ¿Acaso la Mishná viene a enseñarnos que todos los que mueren asesinados, es porque ellos aniquilaron a otras personas? Analicemos, en el primer asesinato de la historia, Caín mató a su hermano Hebel, ¿a quién había asesinado Hebel? ¡No había otros habitantes en el mundo! Los nazis (que su nombre sea borrado) aniquilaron millones de personas, ¿por qué fueron entonces asesinadas todas estas almas inocentes? Responden los Jajamim, que esta no es una regla universal, existen varios motivos por los cuales una persona puede ser liquidada. Todo lo que ocurre en el mundo tiene una razón, el Todopoderoso es Justo y conoce el presente, pasado y futuro de cada persona, nada sucede accidentalmente, y todos reciben, tarde o temprano una retribución exacta por cada uno de sus actos.[1] Y es por esto que Hilel utilizó en la Mishná el término: “Vesof” que significa “al final”, quiere decir: cuando hayan pasado por este mundo todas las generaciones, todas las cuentas estarán saldadas y nadie se salvará de la Justicia Divina.[2]

 

Porque tú ahogaste a otros, ellos te ahogaron. ¿Cómo sabía Hilel que ese cráneo pertenecía a un asesino y que estaba recibiendo el castigo que se ajustaba a su delito? Responden los exégetas que esta Mishná fue redactada en arameo, Hilel vivía en Babel y este era el idioma local, de aquí deducen que Hilel no estaba predicando sobre la Justicia Divina, al ver el cráneo lo reconoció y le habló directamente: “Sé quién eres, tú robabas a la gente y después de despojarlos de sus bienes, los ahogabas en el río, y por eso te retribuyeron con la misma moneda.[3]

 

 Preguntó el Tosafot Yom Tob ¿Cómo pudo afirmar Hilel que aquellos que lo mataron morirían de la misma forma? Muchos asesinos en la historia han fallecido naturalmente. El Ritbá responde que, en algún momento de la historia, todos los hechos del hombre se van a cobrar o se van a recompensar, solamente que en ocasiones, el Todopoderoso no cobra instantáneamente, ya sea porque el ejecutor tiene algún mérito que detiene temporalmente la ejecución, pero al final, todos los que hacen el mal e introducen la violencia y la corrupción en la sociedad, tarde o temprano caerán como víctimas de la misma violencia que perpetuaron.

 

Otra pregunta que surge es que, si el hombre, cuyo cráneo estaba flotando merecía ser ahogado ¡Por qué debería ser castigado el vengador? La respuesta es que, el Todopoderoso actúa activamente en el mundo; Él le da forma al destino y acomoda las situaciones para que, tanto la victima como el agente del castigo estén en el lugar y en el momento preciso para que todo se lleve a cabo, Él maneja el mundo de acuerdo con este principio. Entonces, ¿quiere decir que no existe el libre albedrío? Es cierto que la victima merecía morir para saldar alguna cuenta que traía en su haber (y no tiene algún mérito que lo proteja) y el asesino eligió cometer el crimen (porque puede elegir no llevarlo a cabo), ¡pero la víctima está destinada a morir! El Todopoderoso tiene forma de hacer que el hombre termine ahogado, y el asesino eligió ser el ejecutor, por lo tanto, es considerado culpable y merecerá ser ajusticiado por la Corte Celestial.[4]

 

Concluimos: el mundo se maneja con la política de reciprocidad: Midá Kenegued Midá (recompensa y castigo, el pago exacto de medida por medida). Los caminos de la Providencia son inescrutables para el ser humano, nuestra misión es afirmar confiados que en Él no existe la iniquidad, Él es Justo y Recto.[5] La compensación o el castigo que la Providencia Divina brinda a una persona es el reflejo de sus actos. No hay hecho por pequeño o grande que sea que el Todopoderoso no tome en cuenta; y aunque no siempre llega de inmediato, tarde o temprano la retribución llegará... seguramente en el momento en que más se necesite…

 

Rab Pesah Krohn relató la siguiente historia: Existe en Estados Unidos una organización denominada Javerim. La institución la forman voluntarios que ofrecen sus habilidades para asistir a cualquier persona que tenga algún percance. Hace algunos años sucedió que la fiesta de Shavuot caía al término del Shabbat; en un caso así todos los que viven fuera de Éretz Israel, celebran dos días de Yom Tov. Ese viernes, la gente corría ya sea haciendo las compras, aseando la casa y preparando todo lo necesario para la festividad. Uno de los voluntarios de la organización recibe una llamada, justo una hora antes que comience Shabbat. El hombre que hablaba del otro lado de la línea, le pidió que lo asistiera con uno de los neumáticos de su auto, el cual se había pinchado con un clavo. El voluntario pensó que este hombre se había quedado varado en alguna autopista, mientras se dirigía hacia su casa, y le preguntó su ubicación mientras tomaba las llaves de su camioneta para ir a asistir al hombre, se detuvo cuando escuchó que éste le respondió que se encontraba en su casa y el auto estaba en el estacionamiento, entonces le preguntó: “¿Cuál es tu apuro? En una hora comienza Shabbat y estoy sumamente ocupado, ¿podrías esperar a que finalice la fiesta? ¡Te prometo ir a asistirte recién termine!”. El hombre le respondió: “Te entiendo, pero mi apuro es porque yo soy uno de los paramédicos que laboran para Hatzalá, y si me llaman para alguna emergencia no podré ir a asistirlos”. “¡Oh! disculpa, no lo sabía, salgo de inmediato hacia tu casa”. Se dirigió hacia allá y con presteza cambió la llanta.

 

Terminando Shabbat, el voluntario de Javerim se encontraba reunido con su familia celebrando la cena festiva de Yom Tov, y sucedió que su suegra se desmaya y por más que intentan hacerle recobrar el sentido no lo logran, llaman de inmediato a Hatzalá, y ¿Quién se presenta para atender la emergencia? Nada menos que el hombre al que había asistido a cambiar el neumático antes de Shabbat…. Llevaron a la Sra. al hospital, y después de varios procedimientos, finalmente pudieron salvarla; el médico tratante les informó que habían tenido mucha suerte, si no la hubieran traído en ese instante, el resultado hubiese sido muy distinto… Vemos como el acto de bondad que había tenido una persona, terminó trayéndole una salvación para sí mismo… ¡Midá Kenegued Midá!  ©Musarito semanal

 

 

 

“Cuando le haces un favor a tu compañero, te lo estás haciendo a ti primero”.[6]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Ver Rashí en Masejet Sucá y también el Meharshá lo explica de esta forma.

 

[2] Midrash Shemuel.

 

[3] Rabbí Obadyiá de Bartenura.

 

[4] Rab Irving M. Bunim. Ver Rambam, Hiljot Teshubá 5.

 

[5] Debarim 32:4.

 

[6] Rabbí David Zaed.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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