_Perek 3, Mishná 16

 

 

 

Él solía decir: Todo es dado contra garantía, la red está extendida sobre todo lo viviente. La tienda está abierta, el tendero da crédito, el libro de cuentas está abierto, la mano escribe, todo aquel que desea tomar prestado que venga y que lo haga. Todos los días los recaudadores hacen sus rondas de manera puntual y recaban el pago de todo hombre, con su conocimiento o sin él, y tienen en quien apoyarse. El juicio es un juicio verdadero y todo está listo para el banquete.

 

El gran Rabí Akibá, el maestro de todos los maestros, expone una metáfora que encierra la forma en que el Creador maneja Su mundo. Nuestra estadía en este mundo se compara a la inauguración de una gran tienda departamental, la cual se encuentra surtida con todo lo que los clientes puedan imaginar. El Dueño del almacén está ansioso por cautivar a los clientes; coloca mostradores atractivos, regala algunas muestras, coloca aparadores llenos de luz para que los productos luzcan más atractivos. Capacita a sus vendedores, exhibe todo lo que pueda atraer al cliente y pone a su disposición todo lo exhibido. Deja que tomen lo que deseen y se lo lleven “en préstamo”, Él se encargará de cobrarlo después. Así se maneja este mundo: todo lo que el Todopoderoso otorga al hombre, le es dado en garantía: Sus piernas son sus garantes; a donde él desea lo conducen.[1] Todo está disponible: Vida, salud, familia, comida, casa, una fuente digna de ingresos, amistades, placeres, la tienda está abierta y todos pueden entrar y el Tendero da crédito, es leal con todos los que entran a tomar, y Él los espera hasta que llegue su tiempo. El libro de cuentas está abierto, para escribir en él todos los créditos a fin de que no se olviden. La mano escribe, para que no digas que a pesar de que el libro de cuentas está abierto, a veces el tendero está ocupado y no escribe todo, nada escapa de Su vista. Todo aquel que desea tomar prestado que venga y lo haga, es decir, licencia para actuar, pues ningún hombre está obligado a tomar prestado si no es de su propia voluntad.[2]

 

Podemos ilustrar el concepto de esta Mishná con un suceso de la vida real que encontramos en el libro Otzar Hamasiot, redactado por el Rosh Yeshibat Porat Yosef: Rabí Ezra Attie. Sucedió en Alepo, Siria. Entre los habitantes había una familia, la cual había sido generosamente bendecida por el Todopoderoso. La familia De Pichoto, el señor Rafael era el cónsul de Austria. Tenía fuertes lazos diplomáticos. Aparte de su trabajo consular, el señor De Pichoto, se dedicaba al comercio y a su vez también otorgaba préstamos, principalmente a los árabes del lugar. Cierto día, se presenta en su oficina un árabe, dueño de campos, jardines, huertas y viñedos, era una persona sumamente rica, pero… de muy mala reputación, los prestamistas del gremio sabían que lo que él recibía en calidad de préstamo, jamás volvía a sus manos. El hombre saluda al señor Rafael y le dice: “sabes, en este momento estoy un poco apretado de dinero y necesito que me prestes 200 liras por un plazo de seis meses, luego te los devolveré”. El señor De Pichoto saca un pagaré, escribe el importe y el vencimiento y le dice: “aquí tienes el documento, me tienes que traer un garante que firme junto a ti, y te entregaré el préstamo que solicitas”. El árabe se muestra ofendido y le dice: “¿Me estás pidiendo un garante? ¿Acaso no sabes cuantas propiedades poseo? Si voy a pedirle a alguno de mis colegas que venga a firmar, solo se burlará de mí…”. El señor Rafael le responde con determinación: “Estas son las reglas, requiero las dos firmas”. El árabe respondió: “¡Está bien, si lo que quieres es un garante, que tu Hacedor sea mi garante!”. El señor De Pichoto se quedó mudo, reflexiona un segundo y piensa: “tendré que aceptar, para que no se profane el Nombre Divino”, le dice: “¡Si Él es tu garante, te concedo el préstamo! Le cuenta las 200 liras; el árabe saca un pañuelo rojo, envuelve las monedas y se lo guarda en su bolsillo, se saludan y se va feliz porque había logrado timar al judío.

 

Atardecía, en el camino pasa por una de sus huertas, donde sembraba coles. En ese momento siente el deseo de hacer sus necesidades, se mete al campo, saca el bulto del dinero para que no le estorbe, lo apoya sobre una de las coles y se va hacía un lugar descampado. Es sabido que las coles abren sus hojas de día y de noche las cierran. Cuando regresa a buscar su atado, ya había anochecido y las coles habían cerrado sus hojas; por más que buscó, no logró identificar en cuál de ellas había dejado el dinero. Sin más remedio regresa a su casa, pensando que al otro día regresaría a buscar las monedas. A la mañana siguiente, los recolectores llegan a revisar los campos y encuentran varias coles listas para vender en el mercado. Uno de ellos encuentra una col gorda y pesada y piensa: “Es una pieza muy especial, se la llevaré a uno de los verduleros que mejor paga, sé que tiene clientes generosos que no escatiman en el precio. Recién ve el verdulero la pesada col, le dice a su empleado: “Justo estaba buscando una pieza como esta. La semana pasada el señor De Pichoto me solicitó algo así”. El cocinero la recibe y la empieza a deshojar, cuando de repente, mira un hilo rojo entre las hojas. Se asusta y llama a su patrón. El señor empieza a sacar con cuidado las hojas, hasta que encuentra el pañuelo, de inmediato lo identifica y lo lleva a su oficina, saca las monedas y las cuenta, allí estaban las 200 liras del día anterior. ¡Bendito el que devuelve la pérdida a sus dueños! Vuelve a cerrar el pañuelo y lo guarda en su caja fuerte.

 

A los seis meses se presenta el árabe y le pide una prórroga argumentando que había extraviado el dinero. “No disfruté del dinero, no sé cómo lo perdí”. Sin decir palabra, el judío fue hacia la caja fuerte, sacó el pañuelo con el dinero y se lo muestra y le pregunta: “¿Reconoces esto?”. El árabe se queda boquiabierto y dice: “¡Si! Ese era mi pañuelo. ¿Co, cómo llegó a tus manos?”. Le pregunta el señor De Pichoto: “Dime la verdad, cuando me pediste el dinero, pensaste en devolverlo?” Este reconoce que no pensaba devolverlo. “El Todopoderoso te ha dado una gran lección, tu lo pusiste como garante del préstamo y Él se encargó de que el dinero me regresara al otro día”. Le cuenta cómo fue que le llegó y le dice: “El mundo tiene dueño, tu creíste que podías pasarte de listo, pero te mostraron que la tienda está abierta, el tendero da crédito, el libro de cuentas está abierto, la mano escribe, todo aquel que desea tomar prestado que venga y que lo haga, los recaudadores hacen sus rondas de manera puntual todos los días, y recaban el pago de todo hombre con su conocimiento o sin su conocimiento, y tienen en quien apoyarse”. El árabe le juró que a partir de ese día cambiaría por completo.[3] Al final de sus días el señor Rafael se estableció en Tiberia, donde fundó una Yeshibá.

 

Una historia impactante, si un árabe que no está apegado al Creador, que estaba decidido a hacer de las suyas, entendió el mensaje, nosotros que somos fieles creyentes, sabemos que existe la Torá, que todos nuestros actos quedan registrados, que el Creador nos provee todo sin exigir en el momento nada a cambio, pero tenemos que saber que los recaudadores hacen sus rondas de manera puntual todos los días, y recaban el pago de todo hombre con su conocimiento o sin su conocimiento, y tienen en quien apoyarse, el juicio es un juicio verdadero y todo está listo para el banquete. © Musarito semanal.    by Elias E. Askenazi

 

 

“Pues contigo, Oh mi Señor, es la merced; pues Tú recompensas a una persona conforme a su proceder”.[4]

 

 

 

 

 

 

 

[1] Sucá 53a.

 

[2] Adaptado del comentario de Rabí Obadiá de Bartenura.

 

[3] Extraído de la revista Or Torá, Rab Rafael Freue.

 

[4] Tehilim 62:13.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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