Perek 4, Mishná 5, continuación…
Rabí Ishmael (su hijo) dice: “Aquel que aprende en aras de enseñar, le es otorgado el aprender y enseñar, más el que aprende en aras de practicar, estará capacitado para aprender y enseñar, observar y practicar”. Rabí Tzadok dice: “No hagas de ella [la Torá] una corona para vanagloriarte, ni en una azada para cavar con ella”. Y así solía decir Hilel: “El que hace uso personal de la Torá desaparecerá”. De esto se infiere que todo aquel que obtiene un beneficio (exterior) de las palabras de la Torá, se dispone a ponerle fin a su vida en este mundo.
Esta declaración está compuesta en realidad por dos Mishnáyot: en la primera, Rabí Ishmael, el hijo de Rabí Yojanán Ben Beroká dijo: “El que estudia para enseñar, le es concedido aprender y enseñar; Pero el que estudia para practicar, le es concedido aprender, enseñar y practicar”. En la segunda declaración Rabí Tzadok dijo: “No utilices la corona de la Torá para obtener un beneficio personal; ya sea que lo hagas para obtener honor, prestigio o lucro”, a eso se refiere cuando dijo que no las uses como una pala con la que cavar. Así solía decir Hilel: “Aquel que usa la corona para su propio uso, perecerá”, quiere decir, cualquiera que obtenga un beneficio indebido de las palabras de la Torá, se estará auto destruyendo.
Las palabras de Rabí Ishmael sugieren tres diferentes niveles acerca del estudio de la Torá. Uno que estudia desinteresadamente, puede llegar a comprender y llegar tan profundo como la capacidad de su mente le proporcione. Otros querrán aprender para enseñar, estos se esforzarán para entender y poder así transmitir a otros el Legado Divino, en otras palabras, será el tener la oportunidad de aprender y enseñar. Habrá otros quienes estudien para saber la mejor forma de practicar las Mitzvot, serán recompensados con la oportunidad de cumplir cabalmente los Mandamientos estudiados. La mayoría de los exégetas sostienen que los tres niveles son válidos y cada persona debe elegir el método que mejor se adapte a él.[1]
Sin embargo, Rabí Obadiá de Bartenura encuentra una importante diferencia en una de ellas. La que indica que quien aprende en aras de enseñar, tiene una variante textual que nos viene a enseñar lo siguiente: tiene mucho más valor quien estudia para enseñar, que aquel que solamente aprende sólo para ocuparse de la Torá, sin tener intención de hacer actos de benevolencia hacia la gente. Se relata en el Talmud que Rabá y Abayé procedían de la casa de Elí, todos los descendientes de esta familia estaban condenados a que la mayoría de sus miembros morían jóvenes. Rabá, se dedicaba casi exclusivamente al estudio profundo de la Torá, vivió cuarenta años, mientras que Abayé, que se dedicó tanto al estudio de la Torá como a la realización de actos de bondad, vivió sesenta años.[2] De aquí se infiere que, hay dos formas de salvarse de los decretos, una es estudiando Torá, como dice el versículo: Porque es tu vida y la prolongación de tus días,[3] por este motivo Rabá vivió veinte años más, pero si además agregas el Gemilut Jasadim (hacer favores con los demás), tendrás el mérito de alargar tus días, Abayé que estudió Torá y también se dedicó a llevar a cabo actos de benevolencia, vivió veinte años más que su colega: Torá de bondad en su lengua; se refiere a quien estudia Torá para enseñarla a los demás.[4]
En la segunda sección, Rabí Tzadok declara: “El hombre no debe usar el estudio de la Torá como un medio para engrandecerse a sí mismo o para hacerla un oficio para mantenerse”. Esto podría compararse al hombre que obtiene algún provecho de objetos que fueron consagrados. Si es así, quiénes enseñan a los niños y reciben un salario, ¿están traspasando el versículo que dicta: Y a mí me ordenó el Eterno en tal momento a enseñarles estatutos y leyes de justicia, como Él me lo enseñó?[5] Los Jajamim lo interpretan de la siguiente forma: Moshé le dice a Israel: De la misma manera en que yo les enseño a ustedes desinteresadamente, así ustedes enseñen de la misma forma.[6] Explican que quienes tienen el oficio de enseñar a los niños y obtienen una paga, es solamente en virtud del custodio de los niños, pues los cuidan que no dañen ni maltraten.
¿Y qué podemos decir acerca de los adultos que reciben un salario por estudiar o practicar lo que está escrito en la Torá? Por ejemplo, un juez quien tiene prohibido tomar un salario por resolver un litigio, entonces ¿por qué cobra por su veredicto? Porque se le otorgó el permiso de tomar lo correspondiente al tiempo que deja de obtener dinero al trabajar en otro oficio, y a cambio se sienta a escuchar las quejas de los litigantes, y la condición es que tome de ambos por igual, y si toma más que esto, su veredicto será nulificado. Existen algunos beneficios para los Sabios, una de ellas es, que tenga la preferencia de vender su mercancía antes que todo comerciante. Así también estará exento del pago de impuesto y de cualquier otro arancel, incluso si se trata de una persona pudiente, puede exigir que lo eximan de dichas obligaciones. Y si no tiene forma de mantenerse por sí mismo, entonces se invita al pueblo a que le lleve grandes presentes en aras del honor de su Torá, y constituye un mandamiento para él recibirlos, y esto no se considera beneficiarse de las palabras de Torá, debido a que no le es posible mantenerse de otro modo.
Así mismo a un Sabio que fue asignado por el público como administrador o director de actividades y se ocupa de las necesidades colectivas, o también si es un estudiante de la Torá de tiempo completo, le es lícito remunerar por ello, incluso un salario que rebase sus necesidades básicas, para que su sustento sea holgado y gracias a ello sea grande, respetado y temible ante sus ojos, tal como se estipula con respecto al Cohén Gadol (sumo sacerdote), de quien está escrito: El grande de sus hermanos.[7] Los sabios derivaron de este versículo que sea engrandecido por sus hermanos,[8] es decir, que sus hermanos Cohanim le den a su vez, su propio diezmo. Y los Sabios antiguos que lo hacían por su piedad extrema.[9]
Concluimos el estudio de esta Mishná con la siguiente enseñanza: ¿Se permite o no cobrar por estudiar Torá? La respuesta es, que no. Está prohibido que una persona que busca una fuente de ingresos, elija la Torá como un medio para enriquecerse, ni hablar de los que buscan engrandecerse por medio de ella. Pero si hay alguien que quiere aprender por amor, y busca ahondar en conocimiento para poder cumplir y enseñar a los demás, y por estar inmerso en el aprendizaje se aparta de los negocios, no solo que se le permite recibir una compensación, sino que los comerciantes, están obligados a cubrir las necesidades de los Talmidé Jajamim (estudiantes de la Torá) a fin de que siga vigente y presente en todas las generaciones. © Musarito semanal. by Elias E. Askenazi
“Quien no puede estudiar personalmente debido a que no sabe cómo, debe proveer a otros para que estudien. Esto se considerará como si él mismo estudiase”.[10]
[1] Ver Abodá Zará 19a.
[2] Ver Rosh Hashaná 18a.
[3] Debarim 30:20.
[4] Sucá 49b.
[5] Debarim 4:14.
[6] Nedarim 37a.
[7] Vayikrá 20:10.
[8] Yomá 18a.
[9] Rabí Obadía de Bartenura.
[10] Yoré Deá 246:1.
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