Perek 5, Mishná 1
Con diez enunciados fue creado el mundo. ¿Y qué se aprende de ello? ¿Acaso con un solo enunciado no pudo haber sido creado? Pero así fue para castigar a los malvados, quienes llevan a la perdición al mundo que fue creado con diez enunciados; y para otorgar una buena recompensa a los justos, quienes sostienen al mundo, que fue creado con diez enunciados.
Estamos comenzando el quinto Pérek del Pirké Abot. Este tratado se divide en seis Perakím, el último capítulo es una Baraitá, (enseñanzas que no fueron incluidas en las seis órdenes de la Mishná). Según el Rambam, las Baraitot fueron compiladas por Rabí Hoshayá y Bar Kapará. Generalmente el estilo de la Baraitá es distinto al de la Mishná, sin embargo, en este Tratado se adicionó un Pérek que se integró a los cinco capítulos originales. El Pérek que estamos por comenzar a estudiar, contiene 23 Mishnayot que, a diferencia de los capítulos anteriores, todas las Mishnayot están mencionadas en forma anónima.
Con diez enunciados fue creado el mundo. Preguntan los Sabios en el Talmud:[1] El primer capítulo del libro de Bereshit, describe la forma en que el Todopoderoso creó y formó el universo. Encontramos solamente nueve enunciados que indican: y dijo el Señor.[2] ¿Por qué menciona la Mishná que eran diez? Responden los Sabios que en el primer versículo incluye un pronunciamiento Divino: En el principio creó el Eterno el cielo y la Tierra.[3] Esto también se puede considerar una “enunciación”, como dice el Salmista: Por la palabra del Eterno fueron hechos los cielos.[4]
¿Acaso no podía haberse creado el mundo por medio de una sola palabra? Responden los Jajamim, que la creación del Universo fue realizada por medio de diez expresiones, para mostrar a los seres humanos la asombrosa responsabilidad que cada uno carga en su espalda. El ser humano fue el último elemento en ser creado, mostrando así, que es el motivo principal de la existencia del mundo. Por medio de Su sabiduría, el Eterno eligió crear el mundo en diez etapas, y por tanto, los malvados están arruinando algo que fue cuidadosamente elaborado con esmero, y esto le da un valor y una apreciación mayor para su Hacedor, por ende, el rasgo de estricta justicia los castigará en consecuencia, pues su crimen es mayor. Lo contrario es cierto para los justos, ya que el mundo fue creado sólo para hacer en él lo que es 'recto ante los ojos del Señor'.[5] Por lo tanto, la conservación y perfección del Universo será responsabilidad de quienes practican esta sentencia, y los hará merecedores a una gran recompensa.[6]
Pregunta el Yaabetz: Los malvados podrían presentar la siguiente queja: “Si alguien roba o daña un objeto de otra persona con valor de un dólar, pero él dueño de la cosa, exige en el Bet Din que el dañador le pague diez, puesto que él pagó esa cantidad por el objeto. ¿Cuánto debe pagar? ¿Uno o diez? La Halajá dicta que el hecho de pagar un sobreprecio por algo, no aumenta su valor intrínseco. Si el Todopoderoso pudo haber creado el mundo con una sola enunciación, ¿Acaso el mundo tiene más valor, solo por el hecho de que tuvo un proceso más largo, y por ende, el juicio de los malvados debe ser más estricto?”.
La respuesta es, que el universo fue creado con cuidado y precisión, después de cada mandato, el Creador inspeccionaba el resultado, como está escrito: Y vio el Eterno que era bueno.[7] Uno puede observar con detenimiento la belleza, la sabiduría y la precisión plasmada en cada insecto, en cada animal, en las plantas y en los vegetales, en el espacio exterior… cada ser y objeto que lo componen, fue concebido con una belleza y función detallada, con una exactitud para su lugar y momento en el tiempo.
Cada persona tiene la gran responsabilidad de mantener este mundo en su forma original, es como dicen los Sabios del Talmud: Siempre uno debe verse a sí mismo como si tuviera la mitad méritos y la mitad faltas,[8] dado que el mundo se juzga según la mayoría, como así también cada individuo. Quien practica una Mitzvá es un ser dichoso, pues inclina su balanza y la del mundo entero para el lado meritorio. Quien pasa por una falta, se condena a sí mismo y a todo el mundo junto con él. Esto significa que, los malvados destruyen, no solamente sus almas a causa de sus pecados, sino también es como si destruyeran el universo entero, ya que inclinan la balanza de la humanidad hacia la culpa, y no es lo mismo destruir un mundo que se creo a partir de una palabra, que otro que se formó con diez. La responsabilidad es muy grande, pero también refleja el valor que puede llegar a tener una sola alma.
La lección que nos deja esta Mishná es que la persona muchas veces toma decisiones basadas en cosas que piensa que son intrascendentes, que no van a afectar a nadie o solamente al perpetrador, pero a veces no nos imaginamos el alcance y las consecuencias que puede tener una acción. Si el Todopoderoso se tomó “la molestia” de crear Su mundo en varias etapas, nos quiso enseñar de que todo lo que haga la persona será trascendental, ya sea para algo positivo o lo contrario.
Tomemos como ejemplo el asesinato que tuvo lugar en la ciudad de Sarajevo el 28 de junio de 1914, el heredero al trono: el archiduque Francisco Fernando, y de su esposa, la archiduquesa Sofía. El delito fue perpetuado por un estudiante serbio de 19 años llamado Gavrilo Princip, miembro de una organización anarquista y nacionalista que buscaba el fin del dominio austrohúngaro en Bosnia y Herzegovina. Seguramente el joven Gavrilo, no se imaginó que sus disparos no solamente terminarían con las vidas del archiduque y su esposa, sino que su delito precipitaría la declaración de guerra de Austria contra Servia, que a su vez desencadenó la Primera Guerra Mundial, misma que cobró la vida de diez millones de soldados y probablemente otra cantidad igual de civiles… Si a este joven le hubieran mostrado las terribles consecuencias que se suscitarían, seguramente hubiese soltado el arma retractándose de cometer un crimen tan trascendente.
Veamos la otra cara de la moneda: Veintisiete años después, llega a America un hombre anciano, escapando de la barbarie nazi, cuando llegó a Estados Unidos, lo recibió una comitiva de dirigentes comunitarios. A su llegada, le hacen saber que los estudiantes judíos norteamericanos, estaban solamente interesados en obtener un título universitario que les permita ganar dinero, y que no les importaba el estudio del Talmud. En ese instante Rabí Aharón Kótler les dijo: “¡Si no vine aquí para abrir una Yeshivá, mi vida no tiene sentido y no pienso a hacer otra cosa en este país...!” Rabí Aharón Kótler no sólo abrió solo “una Yeshivá”, sino que fundó “un Universo de Torá”, quizás como nunca hubo en la historia del Am Israel, comenzó con 15 alumnos y hoy es un enorme generador de luz que ilumina, no solo a los americanos, sino a todo el mundo. El mundo no fue creado con gran facilidad y por lo tanto quienes lo destruyen, están destruyendo una estructura cuidadosamente elaborada. Aquellos que cuidan del mundo están preservando un universo increíblemente complicado, que el Señor entregó a la humanidad. by Elias E. Askenazi
“Podrás eludir la responsabilidad, más no podrás escapar de las consecuencias”.
[1] Meguilá 21b.
[2] Bereshit 1:3,6,9,11,14,20,24,26 y 29.
[3] Idem 1:1.
[4] Tehilim 33:6. Ver Rosh Hashaná 32a.
[5] Ver Tehilim 104:31.
[6] Rabenu Yoná.
[7] Bereshit 1:4,10,12,18,21 y 25.
[8] Kidushín 40b.
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