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Perek 5, Mishná 3, continuación...

 

 

Con diez pruebas fue probado Abraham, nuestro padre, y las soportó todas; para dar a conocer cuán grande era el amor de Abraham, nuestro padre (la paz sea con él).

 

Todo el éxito de la persona reside en tener claro cuál es su propósito en el mundo, pues nada acontece sin que tenga una finalidad. La labor del hombre —su función, su propósito— es la de elevarse en el servicio a su Creador, y así como un bebé recién nacido sólo busca desarrollarse y crecer, el hombre debe buscar elevarse hasta convertirse en un individuo productivo para el mundo.

 

El hombre de fe, se conduce bajo la norma de que el Todopoderoso ejerce control absoluto sobre todo lo que le acontece, no hay nada en el universo que pueda impedir que se cumpla Su voluntad. No obstante, Él se oculta detrás de la máscara de la naturaleza, dándole al ser humano, la opción de ver lo que ocurre, ya sea como una simple coincidencia, o como una manifestación de Su Voluntad.

 

El hombre se enfrenta a diferentes desafíos en su vida, y aunque en ocasiones parecen situaciones difíciles, si bien, tiene presente de que la vivencia está siendo provocada por su Hacedor, igual está obligado a esforzarse para resolverlo. Por tanto, además de su afán de encontrar la solución, debe levantar los ojos al Cielo y pedir ayuda. Generalmente, este reconocimiento es suficiente para resolver el problema, pues, una vez que vemos al Todopoderoso detrás del velo de la naturaleza, Él saldrá de Su escondite y Se hará más visible.

 

Cierto día, Rabí Janiná ben Dosá vio que su hija estaba muy afligida. Ella le explicó que, por accidente había vertido vinagre en lugar de aceite dentro de los candelabros de Shabat. Mientras se dio cuenta de su error, el horario de encendido ya había transcurrido y le atormentaba la idea de que las mechas se apagarían en poco tiempo, y la casa quedaría en la penumbra. Rabí Janiná la apaciguó diciéndole: “Aquel que dijo que el aceite arda, también puede hacer que arda el vinagre”. Cabe mencionar que la mecha ardió durante todo Shabat.[1] A Rabí Janina no lo engañaba el camuflaje de la naturaleza, y entendía que el Eterno estaba detrás de todo; incluso en una pequeña vela, por tanto, una vez que lo reconoció, el Creador se quitó la máscara y les mostró abiertamente que Él es el Amo y Señor de todo lo existente.

 

El Baal Shem Tov explicó que cuando un niño está aprendiendo a caminar, su madre se para a unos pocos pasos de distancia y le pide que camine hacia ella. Justo cuando el niño está a punto de alcanzarla, ella da un par de pasos hacia atrás, para motivar al niño a caminar un poco más lejos. Y de nuevo, cuando el niño se acerca, ella retrocede otra vez. ¿Podría alguien decir que es una mujer cruel? Ella ama a su hijo profundamente, y lo único que está buscando es que aprenda a mantener el equilibrio y que desarrolle su fuerza motriz, así que retrocede para hacérselo un poco más difícil, obligándolo a esforzarse para poder llegar hacia ella. Esa es precisamente la forma en que el Todopoderoso actúa con nosotros. Cuando nos enfrentamos con algún desafío o dificultad en la vida, cuando parece que Él se está alejando de nosotros y “nos abandona”, no está siendo cruel, más bien, Él está con los brazos abiertos, como un padre que nos ama, que nos invita a avanzar a su encuentro. Está justo delante de nosotros diciendo: “¡Animo, hijo mío! avanza sólo un poco más, si te llegas a caer, levántate e inténtalo de nuevo”. Cuando el Todopoderoso nos manda desafíos, es para que perseveremos y crezcamos, para que nos volvamos grandes personas al superar los desafíos y sortear los obstáculos que coloca en nuestro camino: Pues Él nos guiará por siempre.[2]

 

Un hombre caminaba por el bosque, en su camino vio una crisálida, se acercó y vio a una mariposa que trataba de salir por un agujero diminuto. La mariposa se debatía con fuerza para salir del capullo, intentó una y otra vez hacer pasar su cuerpo por la pequeña abertura. El hombre se quedó mirando y de repente la mariposa dejó de contorsionar su cuerpo y se quedó inerte. El hombre sintió lástima por ella, y decidió ayudarla para salir. Sacó una navaja y amplió el orificio para liberarla. La mariposa consiguió salir con facilidad, pero este hombre vio que el cuerpo estaba retorcido y las alas parecían marchitas. Conservó la mariposa, pensando que, a la larga, cuando creciera, sus alas se desarrollarían y podría remontar el vuelo. Pero esto jamás ocurrió. La mariposa vivió toda su vida con alas pequeñas y retorcidas, y jamás pudo volar. Este hombre no entendía que la lucha para salir de la crisálida tiene el efecto de transferir un líquido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para completar así el ciclo de madurez. El hombre pensó que, al facilitarle la lucha le estaba haciendo un favor a la mariposa, pero en realidad detuvo su crecimiento…

 

A veces, una lucha es lo que necesitamos en la vida para desarrollar nuestras alas para poder volar y alcanzar alturas impensadas

 

Una compañía construyó en Lakewood, Nueva Jersey, una serie de casas y usó el mismo diseño para todas. Cada casa tenía un jardín en la parte trasera, y los constructores sembraron en todas las casas un árbol de la misma especie. Todos los árboles fueron sembrados aproximadamente al mismo tiempo. En octubre de 2012, el huracán Sandy, impactó a 24 de los 52 estados de la Unión Americana, la intensidad de los fuertes vientos, marejadas y lluvias causaron daños importantes. Después que amainó la tormenta, los ocupantes de las casas de Lakewood, salieron a evaluar los daños, y algo que llamó su atención fue que varios árboles habían sido arrancados por el huracán, mientras que otros seguían en su lugar. ¿Por qué? si todos los árboles provenían del mismo vivero, eran de la misma especie y habían sido sembrados de la misma forma, todos estuvieron expuestos a la misma tormenta, al final, ¿Por qué algunos resistieron y otros fueron arrancados? Los investigadores llegaron a la siguiente conclusión: Los árboles que habían sido regados con sistemas automáticos se cayeron, mientras que los que no habían sido regados por medio de este sistema, ni tenían un horario y cantidad de agua definido, se vieron obligados a extender sus raíces a gran profundidad para tener acceso al agua y a los nutrientes que necesitaban, por lo cual estaban fuertemente arraigados en la tierra y pudieron resistir las ráfagas del huracán. Los demás árboles recibieron su agua con facilidad, sin esfuerzo alguno, y por ello, no tuvieron la fuerza suficiente como para sobrevivir la tormenta…. Las luchas que superamos nos hacen personas fuertes y grandes; quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza, quien llega a superarla sacará a la luz sus virtudes.   ©Musarito semanal by Elias E. Askenazi

 

 

“La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor”.

 

 

 

 

[1] Taanit 25a.

 

[2] Tehilim 48:15.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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