Orjot Tzadikim (Las sendas de los justos)

 

 

Tres preguntas deberán responder las almas ante el Tribunal Celestial a su arribo al Mundo Venidero. La primera pregunta es si su comportamiento fue integro y honesto... vemos la jerarquía que tiene este tema como un preciso indicador acerca de si este hombre fue o no un fiel servidor del Eterno.

 

Este mundo es llamado “Mundo de la mentira” y el venidero el “Mundo de la verdad”. ¿Cómo es posible que este mundo el cual fue creado por el Eterno cuyo sello es el Emet (verdad), se lo llame “Mundo de la mentira”? Podemos responder que realmente este mundo está constituido esencialmente de una verdad absoluta, el problema es que en este mundo habita el Yétzer Hará (el Instinto Maligno), y él tergiversa la verdad y la transforma en mentiras, quiere decir, hace que veamos aquellas cosas que realmente son reales como falsas y viceversa. Por ejemplo, cuando una persona se encuentra haciendo Tefilá, (algo que es sagrado y puro, perteneciente a la verdad), él consigue distraerlo poniendo en su corazón todo tipo de pensamientos vanos e intrascendentes…. O cuando alguien come y se alimenta, puede hacerlo para estar fuerte y sano para servir al Creador y hacer Mitzvot, pero si se deja llevar por aquel instinto, la comida termina siendo un momento de deseos y ambiciones terrenales.

 

Por este motivo, el Creador nos entregó la Torá, la cual vino del Cielo, el mundo de la verdad absoluta, sin falsedades ni mentiras, y solo con ella, se puede tener la fuerza y la claridad para no confundirse.[1]

 

El vigésimo segundo portón: la falsedad.

 

Shá'ar HaShéker, (continuación…)

 

Existen, con relación a la mentira, nueve aspectos diferentes: 1º. Quien niega falsamente una deuda que contrajo con el prójimo, o el que rinde testimonio falso, y casos similares. Esta clase de falsedad incurre en dos castigos: el primero es por la mentira misma, pues aún la falsedad que no causa ningún daño es abominada ante el Eterno.[2] El segundo, es por el daño que infligió a otros.

 

2º. Aun tratándose de una mentira que no origina daños al prójimo, empero la intención implícita es la de captar la confianza del otro, a fin de que no se cuide y finalmente poder engañarlo.[3]

 

3º. El que miente, no para robar a otro algo que le pertenece, sino porque percibe cierto beneficio que obtendrá del otro y tratará de despojárselo por medio de mentiras y falsedades.

 

4º. Quien altera de manera intencional hechos que ha escuchado sin obtener con ello ningún beneficio ni perjudicar a nadie. Es preciso saber que esta inclinación lo llevará a testimoniar en falso sobre el prójimo, simplemente porque ama la mentira.[4] Otras personas sin querer alteran lo que escuchan pues no ponen atención en momentos de oír el relato a fin de determinar si es real o no.

 

5º. El que promete un favor o un obsequio a otro, empero no cumple.[5]

 

6º. Quien asegura un favor y el otro confía que realmente lo beneficiará, no deberá faltar a su palabra, pues si miente, en este caso su castigo es superior al que engaña directamente.[6] Su mal es enorme, pues transgrede la prohibición de: No profanarás tu palabra.[7]

 

 7º. Quien confunde al otro haciéndole creer que lo benefició o habló en su favor y en realidad no lo hizo.[8] Existe en esto una transgresión, pues el hombre debe hablar la verdad, ya que ello es la esencia misma del alma.

 

8º. El que se jacta de virtudes que no posee, es considerado una gran transgresión.

 

9º. Quien altera voluntariamente algún relato que ha oído y dicha adulteración no perjudica a nadie, sino que le permite obtener algún beneficio, aún si el mismo no fuese monetario. Estos son los nueve aspectos de la mentira.

 

 

Haciendo una introspección

 

 

El ser humano es tan susceptible a engañarse a si mismo que incluso puede llegar a consecuencias nefastas en pro de mantener su falso fanatismo, incluso a sabiendas que está equivocado, veamos un caso de la vida real.

 

 La intervención militar efectuada por los aliados el 6 de junio de 1944 en las costas de Normandía, fue el inicio del desmantelamiento de la barbarie nazi, quienes buscaban dominar el mundo entero. Este acto culminó con la liberación de los territorios de Europa occidental ocupados por la bestia nazi. En la operación, mejor conocida como el Día D, miles de soldados desembarcaron en Normandía

 

Al desembarco de los aliados, se desató una lucha encarnizada entre las milicias del eje y las tropas aliadas. Los alemanes eran adoctrinados con fanatismo y patriotismo sin precedentes. Uno de los hospitales militares era dirigido por uno de los oficiales médicos de mayor rango, el coronel Fraser. Él relató que trajeron al hospital un soldado alemán que se encontraba mal herido y requería de una urgente transfusión de sangre. Cuando estaban a punto de introducir la aguja en el brazo del soldado enemigo, éste recobró el sentido y preguntó si la sangre que estaba a punto de recibir era inglesa, el médico asintió con la cabeza y entonces el soldado arrancó la aguja que lo conectaba a la vida y gritando la frase: “Heil Hitler”. Así murió el soldado, sosteniendo un siniestro, apasionado y equivocado patriotismo… mejor muerto, antes de recibir “sangre enemiga…”.

 

Este es un caso extremo, pero nos muestra hasta dónde puede llegar la gente que se deja engañar, y adopta pensamientos e ideales erróneos… ¿Cuántas tragedias se podrían evitar si las víctimas fueran más conscientes de diferenciar entre lo que es correcto y lo que no? De reconocer entre lo verdadero y de lo falso. De la dicha y la perdición… El hombre veraz, no actúa con falsedad, no engaña y no se deja influir por nada ni por nadie y aspira siempre alcanzar la verdad. ©Musarito semanal

 

 

 

 

“La verdad duele, pero la mentira mata”.

 

 

 

 

 

 

[1] Rabbí David Peretz en su libro “Maguen David Extraído de la revista Pájad David; Perashat  Lej Lejá ;Rab David Pinto

 

[2] Ver Mishlé 6:16-19 y también 8:13.

 

[3] Ver Yirmeyá 9:7.

 

[4] Mishlé 6:19.

 

[5] Ver Babá Metzía 49a.

 

[6] Ver Babá Metzía lb.

 

[7] Bemidbar 30:3.

 

[8] Julín 94a.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

© 2014. Musarito Semanal. Todos los derechos reservados.