Orjot Tzadikim (Las sendas de los justos)

 

 

Muchos son los escépticos que sostienen que no existe la verdad absoluta. El 'Am Israel, no solamente es testigo, sino que es el responsable de cuidar y transmitir el único texto que contiene la esencia del “EMET” (la verdad), el Creador del mundo nos lo entregó en el Monte de Sinaí, y la mejor prueba que es verdadera y algo que nadie puede refutar, es que por generaciones no ha cambiado. La misma Torá que se entregó allí es la misma que tenemos hoy en nuestras manos, con todas sus letras y palabras. El pueblo judío la ha estudiado por generaciones. Hoy, y siempre es la que nos ha mostrado el sendero a seguir. Un camino claro, valido para todos los tiempos, es el instructivo que nos guía en nuestro presente y dirige nuestro futuro con la verdad que sólo El Creador puede firmar.

 

 

 

El vigésimo tercer portón: la verdad.

Shá'ar HaEmet

 

El alma fue creada en el lugar del Espíritu de Santidad, como está escrito: E insufló en su rostro espíritu de vida,[1] Ella fue extraída de la fuente de la pureza, del destello altísimo del Trono Divino. En ese excelso lugar no existe falsedad, puesto que allí todo es verdad, como está dicho: Y el Eterno Todopoderoso es verdad.[2] Quien logra comprender que las almas se originan en la fuente de la verdad, actuará permanentemente con veracidad. Sobre él dice el versículo: Cercano está el Señor, a todos los que Le invocan con verdad,[3] pues el Eterno, Quien es la misma esencia de la verdad, se acerca a todos quienes Lo invocan con veracidad. Pero ¿quién Lo invoca así? Es la persona que despoja de su corazón todos los pensamientos mundanos, para acercarse exclusivamente al Santo Bendito Sea, mientras su mente se fortalece continuamente para apegarse al Fulgor Celestial, dirigiendo sus pensamientos al anhelo por Él.

 

Sin embargo, si alguien realiza su plegaria solamente moviendo sus labios y ensimismado en una pared, empero pensando en sus asuntos, invocándolo con la lengua mientras su corazón se halla concentrado en otras cuestiones; o si piensa en jactarse ante los demás de su bonita voz y recibir de ellos elogios, entonces no estará sirviendo al Eterno con la verdad y sobre este tipo de personas está dicho: Cercano estás de sus bocas, pero lejos de sus pensamientos [riñones],[4] Por ello decimos en nuestras plegarias cotidianas: Purifica nuestros corazones para servirte con verdad, o sea que realicemos todo nuestro servicio Divino con sinceridad y con fe absoluta y auténtica, pues si ningún pensamiento extraño se interpone entre tú y Él, entonces te erigirás en forma poderosa con el brillo de la Divinidad. Por ello dijo el rey David: ¡Oh Señor! ¿Quién habitará en Tus moradas? ¿Quién residirá en Tu santo monte? ¡El que anda con integridad y hace justicia y habla la verdad en su corazón![5] No dijo “habla la verdad con su boca”, pues la intención es decir que la verdad debe ser parte integral del corazón humano. Todo el que habla verdad con el corazón, sin sentir deseo de pensar en falsedades, ni con la intención de llevarlas a cabo, todas sus palabras y sus pensamientos se materializarán, pues está dicho: Y decretarás tus palabras y ellas se cumplirán.[6]

 

No existe virtud comparable a la de quien habla la verdad, y así está escrito: El principio de Tu palabra es la verdad.[7] Y está dicho: De las palabras falsas te alejarás.[8] Incluso las insinuaciones del hombre deben hacerse con verdad, pues la recompensa de la verdad es inmensa. Por ello, el hombre debe adquirir el hábito de encaminarse en la verdad y estudiar la Torá para conocerla, a fin de poder observar los preceptos con veracidad, tal cual indica la Halajá. Y siempre debe admitir la verdad. Cuando la verdad reina en la tierra, entonces el Eterno la observará con caridad, como está dicho: La verdad brotará de la tierra y la justicia de los cielos se asomará.[9] Por lo tanto, el hombre debe hacer que toda su conducta se gobierne por la verdad, tanto si su situación es buena o no, y deberá apoyarse en El Eterno fiel, que observa el pacto y el favor a sus amados y a quienes guardan Sus preceptos.[10]

 

 

 

Haciendo una introspección

 

 

Vivimos en un mundo material, el cual representa la mentira. Dentro de nosotros reside el alma, la cual representa la verdad. El cuerpo persigue la falsedad, y el alma es atraída por todo aquello que es auténtico. Rabenu Yoná nos enseña que estamos obligados a apegarnos a la verdad, porque la verdad es lo que conforma el alma.[11] Al crear el Todopoderoso el universo, tomó la verdad y la desperdigó por todo el mundo,[12] esta se concentró de nuevo en la entrega de la Torá, fue “sellada” y testimoniada por todo el pueblo de Israel. Con el estudio y el cumplimiento de la Torá, una persona, cuya esencia corporal está llena de mentira, puede revertir el proceso y convertirse en un “hombre verdadero”.

 

La Yeshivá de Lakewood, Estados Unidos, es mundialmente conocida. Fue fundada por Rab Aharón Kotler. No mucho tiempo después de su inauguración cientos de alumnos de todo el mundo buscaban ingresar a estudiar allí, las instalaciones fueron insuficientes y urgía construir un nuevo edificio. No se contaba con los fondos suficientes y se organizó una reunión con personas pudientes para que ayudaran a solventar el alto costo, el Rosh Yeshivá estaba sentado en la cabecera de la mesa y los discursos de los Rabanim invitados apuntaban a la imperiosa necesidad de construir el nuevo edificio para albergar a los nuevos estudiantes, y así se fortalecería la Torá en América. Dos millonarios se emocionaron al escuchar esto, y dijeron que estaban dispuestos a donar una fuerte cantidad a condición de que otro de los invitados también aportara el resto.  Cuando esa persona se enteró que lo involucraban a él, se enojó: “¡Qué derecho tienen ellos a decirme a mí lo que tengo que hacer con mi dinero!” El hombre se negó rotundamente a donar la cantidad solicitada. Los directivos de la Yeshivá no sabían que hacer. Se acercaron a la persona ofendida y le pidieron que dijera que él lo donaría y ellos se encargarían de fondear por fuera la cantidad para que los otros dos donadores aportaran lo ofrecido. Cuando el Rab Aharon Kotler escuchó esto, se negó rotundamente a aceptar esa idea diciendo: “Torá se construye solo con la verdad. Todo lo que se aparta de ella aunque sea un poco, no es el camino de la Torá y seguro que no será exitoso. Si la condición fue que él ponga el dinero de su bolsillo, así debe hacerlo. De lo contrario, no podremos recibir ningún otro donativo”. Y así terminó la reunión. Los millonarios no donaron el dinero porque no se cumplió la condición. Hoy, un hermoso complejo de edificios hermosos se alzan orgullosos e imponentes.  ¿Cómo se hicieron?  Con la verdad del Rab Aharon Kotler.  Con la verdad se construyeron y con ella triunfaron...[13] ©Musarito semanal

 

 

 

“Pues la palabra del Eterno es recta y toda su obra está hecha con verdad.”[14]

 

 

 

 

 

[1] Bereshit 2:7.

 

[2] Yirmiyá 10:10.

 

[3] Tehilim 145:18.

 

[4] Yirmiyá 12:2.

 

[5] Tehilim 15:1-2.

 

[6] Iyob 22:28.

 

[7] Tehilim 119:160.

 

[8] Shemot 23:7.

 

[9] Tehilim 85:12.

 

[10] Debarim 7:9.

 

[11] Shaare Teshuva 3,184.

 

[12] Rab Shlomo Wolbe, en en su libro “Ale Shor”.

 

[13] Extraído del Sefer Alenu Leshabeaj.

 

[14] Tehilim 33:4.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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