Orjot Tzadikim (Las sendas de los justos)

 

 

Dice el Talmud: La Teshubá precedió a la creación.[1] Generalmente la palabra Teshubá se traduce como arrepentimiento. El Rab de Pashisja señaló que la traducción correcta debería ser "retorno". Es como si el transgresor de alguna de las ordenes de la Torá dijera: “Yo no pertenezco al lugar donde estoy parado ahora. Debo retornar al lugar que fue designado para mí en los seis días de la creación…”. Esto es exactamente el significado de la Teshubá.

 

El universo tiene un orden. Los cuerpos celestiales no se desvían de sus órbitas designadas. Plantas y animales tienen un orden en su crecimiento, naturaleza e instintos. El ser humano es único en su género en que a él le fue concedido libre albedrío y la capacidad para hacer elecciones morales. En contraste a todo otro en la creación, el hombre es libre de desviarse del orden en el universo. Cuando hace así, está fuera de lugar, y cuando una cosa en el universo está fuera de su lugar, trae desorden dentro del universo entero. Cuando los humanos transgreden la voluntad Divina, trastornan la armonía de la creación. Teshubá es más que arrepentimiento. Es retornar a donde uno pertenece, y es la restitución de la armonía al universo.[2]

 

 

El vigésimo sexto portón: el arrepentimiento.

Shá'ar Hateshubá, continuación…

 

Existen varios niveles en el proceso de la Teshubá. De acuerdo al grado de la decisión del hombre de obrar el bien, así será la Voluntad del Juez Omnipotente de recibir su decisión. Mientras el hombre no depure su corazón, no podrá alcanzar la purificación de su alma. Se asemeja a una ropa sucia que, si se lava superficialmente, las manchas no desaparecerán. Mas, si se lava bien y varias veces, la prenda quedará libre de suciedad. Y así está escrito: Lávame totalmente de mi iniquidad…[3] Y aún tras haber asumido el hombre la decisión de hacer Teshubá, no lo conseguirá sin tener presentes los siguientes puntos:

 

Debe reconocer todas sus acciones e identificar las transgresiones cometidas. Y que no piense que solamente se debe hacer Teshubá por pecados tan graves como el adulterio o la idolatría, y del resto de las transgresiones… tal vez no haya urgencia de arrepentirse. Esto es un grave error, pues todo aquel que traspasa lo que nos ordena la Torá, tanto los preceptos de realización como los de abstención, incluyendo lo que nos prohibieron nuestros Sabios, estará el transgresor sujeto a hacer Teshubá. La mayoría de las personas no se cuidan de evitar pláticas vanas, ni de abstenerse de mirar a las mujeres y hablar con ellas innecesariamente. Tampoco tratan de rezar con la concentración debida, ni de evitar hablar en la sinagoga, ni de ser frívolos o hablar tonterías y vanidades. No se cuidan de brindar ayuda a quien lo necesita, se dirigen con rudeza a los menesterosos. No se cuidan de los juramentos en vano ni de maldecir al prójimo o incluso a sí mismos, pronunciando el Nombre Sagrado. Mencionan el Nombre Divino en vano y en lugares impropios o con las manos sucias. No se cuidan de derrochar el tiempo que se puede utilizar para estudiar Torá.

 

Tampoco se cuidan del odio, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la ira o cualquiera de los rasgos negativos que afectan a las personas, las cuales se citan en los capítulos anteriores. No observan los preceptos que requieren cumplimiento, por ejemplo: la observancia del Shabat como corresponde, los daños a terceros, etc. Muchos son los que tropiezan, simplemente por desconocer las leyes que rigen los preceptos. Es por todo esto la importancia de estudiar constantemente las leyes relativas a los preceptos, para así saberse conducir como el Creador espera de él.

 

Y aun cuando se reconocen los pecados cometidos, no será posible arrepentirse de ellos con franqueza, antes de comprender claramente la gravedad y del mal que engendraron sus transgresiones. Debe asumir con fe absoluta que existe un juicio y castigo por cada uno de sus actos, absolutamente todo queda registrado en el libro y no existe olvido en el Eterno.[4] La Teshubá es la curación absoluta para las transgresiones. Todo enfermo que no confíe en las cualidades curativas del medicamento no sentirá deseo de tomarlo, pero si entiende que ese compuesto ayudará a su organismo a restablecer el funcionamiento óptimo, entonces estará dispuesto a soportar hasta el mal sabor que pudiera tener el remedio.

 

Además, deberá reflexionar sobre las bondades que el Eterno le ha otorgado desde su nacimiento y sobre las que debe agradecerle y sin embargo no lo hace. Más aún, transgrede Sus preceptos: Debes medir la recompensa del precepto frente a su esfuerzo y en el beneficio de la transgresión ante su perjuicio.[5]  El último principio que recomienda el Orjot Tzadikim para encaminarse hacia la verdadera Teshubá, es asumir el esfuerzo que requiere desentenderse de los malos hábitos adquiridos, pues las transgresiones a las que el hombre se habitúa durante su vida, las asume como algo común y le resulta sumamente dificultoso renunciar a las mismas. Por ello, es que se requiere de un gran esfuerzo y numerosas restricciones para interrumpir sus malos hábitos, y una firme decisión para evitarlos.

 

 

Haciendo una introspección

 

 

Pregunta el Rambam: ¿Cuál es el significado de Teshubá? Responde que es el rechazo que el hombre manifiesta ante sus caminos pecaminosos.[6]

 

Cierto día, un hombre se acercó al Rabbí de Ruzhín: “Por favor, deme un consejo sobre cómo lograr la expiación de mis pecados. El Rebbe preguntó: “¿Acaso te hizo falta pedirle a alguien que te aconseje sobre cómo pecar?”. El hombre se encogió de hombros y respondió: “El pecado ocurrió espontáneamente. Yo hice lo que hice, y entonces descubrí que era pecaminoso…”. “Bien”, respondió el Rebbe: “entonces simplemente rechaza lo que tú hiciste, y la expiación vendrá espontáneamente. Primero abandona tu comportamiento pecaminoso, y luego descubrirás que esto establece el concepto de Teshubá”.[7] ©Musarito semanal

 

 

 

“Teshubá se traduce usualmente como arrepentimiento, pero literalmente significa darse vuelta (enfrentarnos a nosotros mismos honestamente) y retornar para no escaparnos de la verdad”.

 

 

 

 

 

 

[1] Pesajím 54a.

 

[2] Extraído de: Viviendo cada día, Rab Abraham Twerski.

 

[3] Tehilim 51:4.

 

[4] Ver Debarim 32:34; ver también Iyob 37:7.

 

[5] Pirké Abot 2:1.

 

[6] Leyes del Arrepentimiento 2:2.

 

[7] Viviendo cada día, Rab Abraham Twerski.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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