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“Ésta es la cosa que Hashem me ordenó hacer”. (Vayikrá 8:5)
¿Qué era lo que distinguía y diferenciaba a Moshé Rabenu de los demás patriarcas y dirigentes de Am Israel? Moshé fue denominado como “Eved” (siervo) de Hashem: Recuerden la ley de Moshé, Mi siervo.[i]¿Acaso Abraham, Yitzjak, Yaacob o cualquiera de nuestros patriarcas no son merecedores de esta honorable mención? Todos los sirvientes son iguales, en el sentido de que son responsables y se anulan ante su Amo, sabemos que la conducta de nuestros patriarcas era de esta forma. Los Jajamim nos enseñan que Moshé tenía algo más, él se convirtió en el conducto a través del cual la Torá de Hashem fluía hacia todo el Pueblo de Israel.
El Midrash Rabá pregunta: Si es así ¿Por qué le fue asignado a Aharón el cargo de Cohen Gadol (Gran Sacerdote) y no a Moshé?
Podríamos pensar que el motivo era porque Moshé padecía un impedimento para pronunciar bien las palabras, cuando él empleaba su boca, su habla no era clara y fluida. No era ese el motivo, porque cuando él hablaba en nombre de Hashem sus palabras estaban por encima de la expresión. Él poseía y transmitía la Torá como ningún otro mortal podría hacerlo.[ii] Entonces ¿por qué no fue él quien oficiaba en el Mishkán como Cohen Gadol?
La respuesta se encuentra en el versículo: Y tú acercarás hacia ti a Aharón tu hermano y a sus hijos con él dentro de los hijos de Israel, para que sea mi sacerdote.[iii] Aharón estaba dentro de los hijos de Israel; su fuerza estaba en su boca y tenía tal inteligencia para intermediar entre las personas, que lograba hacer la paz entre ellos por medio de sus palabras; él se encargaba de unir e integrar a todo el pueblo de Israel, además conseguía que muchos retornaran de su pecado.[iv] ¿Cómo lo conseguía? ¿Cuál era su secreto? El manifestaba un amor y cariño sobre cada Yehudí en particular. Nuestros Sabios nos explican que cuando Aharón se encontraba con un perverso, lo saludaba afectuosamente. Cuando esa persona quería cometer alguna transgresión, pensaba en el cariño que Aharón le demostraba y en que no tendría coraje para poder observarlo a sus ojos luego de cometer su falta, de esta forma se apartaba del pecado. Cuando dos personas habían peleado por algún motivo, Aharón se acercaba a una de ellas y le decía que su compañero estaba arrepentido por lo que había sucedido y que reconocía su culpabilidad por la pelea. Luego repetía el mismo proceder con la otra persona involucrada, hasta que ambas se encontraban circunstancialmente, se abrazaban y se pedían perdón mutuamente.[v] La Mishná comenta: Debes ser de los alumnos de Aharón HaCohen, querer el Shalom y perseguirlo, querer al prójimo y acercarlo a la Torá.[vi]
Estamos cerca de la fiesta de Pésaj. Relatar los milagros y maravillas que Hashem les hizo a nuestros padres en Egipto en la noche del quince de Nisán, es un precepto de origen bíblico.[vii] En la noche del Séder leemos la Hagadá, cuya traducción literal es “relatar”. Asimismo comemos la matzá, que también se traduce como “léjem óni” (el pan pobre, o el pan del cual se habla mucho),[viii] ya que antes de comerlo tenemos que “hablar” y contar el relato de la salida de Egipto. La esencia del Séder es la de “hablar” con nuestros hijos, pues es obligación de los padres contarles la Hagadá, El niño es el participante más importante del Séder de Pésaj, ellos son las semillas del futuro y por medio de ellos aseguramos nuestra continuidad. Este es el motivo por el cual, la mayoría de las cosas que hacemos durante el Séder son para despertar su curiosidad: Cuando tu hijo te pregunte... Narrarás a tu hijo.[ix] Los egipcios se deleitaban en causar daño y dolor a los niños. Para evitar que nacieran, formularon duros decretos de exterminio sobre los varones. Si los padres no completaban la construcción del día, en el espacio faltante colocaban el cuerpo de un niño. El Faraón se bañaba diariamente con la sangre de 300 niños con la intención de curar la lepra que castigaba su cuerpo…
La Hagadá menciona cuatro clases de hijos que se encuentran presentes participando de alguna forma en el Séder: ya sea preguntando, desafiando, negando o mostrando indiferencia. Desafortunadamente existe un quinto hijo: el que está ausente… El no hace preguntas, no presenta desafíos, no exhibe interés. Él desconoce qué significa el verdadero significado del ser un hombre libre. No sabe que ser libre es el estudiar, entender y servir con amor y voluntad al Creador.
Los niños son nuestro futuro. Hoy en día requieren más que nunca de nuestra atención. El hogar es el primer lugar en el que formamos nuestra identidad y descubrimos nuestros valores. Cuando Abraham informó a Yitzjak que Hashem lo solicitaba como Holocausto. ¿Cómo reaccionó? La Torá atestigua: Y Ambos fueron juntos.[x] ¿De dónde obtuvo Yitzjak semejante fortaleza? La recibió de su casa. Sus padres inculcaron y forjaron en su corazón el amor incondicional a Hashem, le enseñaron que el servicio integro al Creador debe ser sin el más mínimo interés personal y sin la espera de alguna recompensa. Nuestros hijos, no son nuestros, son de Boré Holam, y merecen recibir una educación apropiada a dicha categoría. Tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos, la educación y la formación de un hijo de Hakadosh Barúj Hu. A veces creemos, que tenemos el derecho como padres, de imponer nuestros principios, nuestros valores, nuestro nivel de prioridad. Ellos fueron puestos en nuestras manos para brindarles una educación que vaya de acuerdo con los ideales de nuestro Padre, mismos que plasmó en la Torá Kedoshá.
Si nosotros deseamos que nuestros hijos tengan valores espirituales, no podemos esperar que esto suceda solamente por instrucción, sin importar cuán cuidadosamente nosotros elegimos dónde ellos aprenden, con quién salen, con quién se juntan, a qué dedican sus horas libres. La misión de Moshé era la de transmitir las ordenes de Hashem. La misión de Moshé era transmitir lo que él había aprendido de Hashem; la de Aharón era manifestar que la enseñanza fuera dulce y agradable a los ojos de Israel, esto garantizaba que la Torá se aceptara con amor y cariño. La facultad que Hashem nos otorga como padres, es el transferir el legado a las siguientes generaciones, esto se consigue proveyendo afecto y un buen ejemplo a cada uno de nuestros hijos. Rab Yehudá Ades dijo que si uno quisiera describir en una sola palabra el significado del término “Jinuj” (Educación), es con la palabra “Ahavá” que significa “Amor”. Qué mejor momento que la noche del Séder, donde tenemos la oportunidad de estar todos reunidos cobijados por un ambiente de amor y santidad, rodeados de elementos que ayudan a impregnar en el alma del niño, la importancia de nuestra esencia y nuestros valores como judíos. ¡No dejemos pasar esta valiosa oportunidad!©Musarito semanal
Estableció un decreto en Yaakob y ordenó la Torá en Israel, que encomendó a nuestros padres, para hacerlo saber a sus hijos. Para que lo sepa la futura generación, los hijos que habrán de nacer. Para que los que vengan lo cuenten a sus hijos.[xi]
[i] Malají 3:22
[ii] Midrash Shemot Rabá 3:15
[iii] Shemot 28:1
[iv] Malají 2:6
[v] Abot de Rabí Natán 12
[vi] Pirké Abot 1:12
[vii] Rambam; Halajot Jametz Umatzá 7:1
[viii] Pesajim 146b
[ix] Shemot 13:8
[x] Bereshit 22:6
[xi] Tehilim 78:6
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