Todo lo que sucede es para bien
“Y estuvo Hashem con Yosef”. 39: 2
La Perashá comienza relatando como Yaacob le dio a Yosef, el mayor de su amada esposa Rajel, una túnica de seda. Este hecho dio lugar a que sus hermanos lo celaran. Además, Yosef tuvo dos sueños, que al relatarlos a sus hermanos, encendieron un odio aún mayor. Cierto día, los hijos de Yaacob llevan a pastorear el rebaño lejos, su padre le pide a Yosef que vaya a ver que todos sus hermanos estén bien. Yosef los encuentra, ellos aprovechando la ocasión, le quitan la túnica y lo tiran en un pozo lleno de serpientes. En ese momento se acerca una caravana de ismaelitas que llevaban especias a Egipto y a Yehudá se le ocurre la idea de venderles a Yosef como esclavo. Así, junto a sus demás hermanos lo sacan del pozo y se lo entregan a los nómadas y luego toman la vestimenta de Yosef y la empapan en sangre de una cabra para llevarla a su padre Yaacob, quien creyó que su hijo querido había sido devorado por un animal salvaje y llora la desaparición de su hijo y se niega a recibir consuelo.
Mientras tanto, Yosef es vendido a Potifar, un oficial del faraón de Egipto. Hashem lo hacía prosperar en todo aquello que emprendía, y lo nombró administrador de su casa. La mujer de su amo intentó seducirlo a lo que él se negaba por temor al grave pecado del adulterio. Ella lo hostigó hasta que intentó obligarlo a cometer el acto, Yosef logra escapar y ella lo acusa ante su marido Potifar de haberla seducido y éste lo encarcela por diez años. Estando en prisión, Yosef es nombrado encargado de los demás prisioneros. Allí también estan prisioneros el jefe de los panaderos y el jefe de las bebidas, quienes debían ser sentenciados. Una noche ambos tienen un sueño, que es develado por Yosef y así el jefe de las bebidas sería liberado mientras que el de los panaderos sería ejecutado. Así ocurrió y Yosef pidió al primero que intercediera ante el faraón, pero aquel lo olvidó y permaneció preso otros dos años más.
¿Cómo reaccionaría cualquier persona ante tantas duras y difíciles pruebas? Por un lado vemos a Yaacob enlutado por la “perdida” de su hijo. Por otro lado, Yosef en Egipto, lejos de su padre, rodeado de gentiles e idolatras, librando tremendos desafíos; y en lugar de caer en una profunda depresión, ambos seguían luchando para salir adelante. ¿De dónde obtuvieron semejante fuerza de voluntad? Aquí encontramos la fórmula para afrontar cualquier acontecimiento que se nos presente. Sabemos que el único y real sentido de nuestra existencia es alcanzar la fe absoluta, sabiendo y sintiendo con total seguridad que todo lo que Hashem hace es para nuestro bien,[1] está prohibido pensar en forma negativa sobre Su conducta, porque esto jamás sucede.
Cuando el Rab Kanheman llegó a Israel, después de haber perdido a toda su familia en la Segunda Guerra Mundial dijo: “En el orden del Talmud, primero está el tratado de Zebajim (que dicta los preceptos sobre los sacrificios, la muerte) y sigue el tratado de Menajot (que establece lo relacionado a las ofrendas y los regalos). De esto aprendí que la guerra y sus consecuencias ya pasaron, ahora es el momento de empezar a recibir los regalos”. En ese momento y a pesar del dolor que tenía por la pérdida de su familia, tampoco hizo caso a los comentarios que hacía la gente acerca de esta idea tan visionaria, en un momento de tanta escasez; él se sobrepuso a la congoja y la depresión y fundó la Yeshibá de Ponevich en la cual estudian miles de alumnos y de donde miles de egresados han formado incontables familias que sirven a Hashem con diligencia y seriedad ¿Qué fue lo que lo alentó para lograr semejante proeza? El utilizó el sufrimiento para reforzarse y seguir adelante, no bajó los brazos… Él tenía la certeza de que Hashem tiene un plan, perfectamente trazado para cada persona y cada situación y que al final todo resulta para bien. Bendito es el hombre que confía en Hashem, ya que Él será su refugio.[2]
El Rabino Jaim Rosemberg, relató una sorprendente historia: Hace algunos años, sucedió en el centro de Yerushalaim, un terrible atentado en el restaurante Sbarro, allí murieron varios de nuestros hermanos. Dos muchachas que fueron a comer allí, vivieron un gran milagro. Estaban por ingresar y la empleada que se encontraba en la puerta les aconsejó no entrar en ese momento, les dijo que el restaurante estaba repleto, y que si entraban no iban a poder sentarse cómodamente.
Las dos jóvenes que habían llegado de Estados Unidos para visitar Israel, escucharon el consejo, y siguieron caminando, con la intención de regresar más tarde. Después de una hora, sobrevino el atentado. Ellas se salvaron de heridas mortales, pero la empleada resultó gravemente herida, fue hospitalizada y la tuvieron que someter a muchas operaciones. Cuando las jóvenes se enteraron del crimen, lo primero que les vino a la mente fue aquella empleada del establecimiento quien, sin saberlo, ¡les había salvado la vida! Las jóvenes consideraron ir al lugar para agradecerle. Encontraron el establecimiento destruido y el caos reinaba en el lugar, indagaron acerca del paradero de la chica y les dijeron que los paramédicos la habían llevado a un hospital cercano y fueron a ver si podía asistirle. Cuando la encontraron los doctores ya la habían controlado y le comentaron que en unos días regresarían a Estados Unidos, y le ofrecieron que si alguna vez necesitaba alguna asistencia médica o cualquier otra cosa, no dudara en llamarlas.
Luego de unas semanas, los médicos le aconsejaron a la empleada del restaurante viajar a Estados Unidos, dado que los cirujanos plásticos de allí, tenían mayor experiencia. Escuchó el consejo de los médicos, y antes de partir a Estados Unidos recordó el ofrecimiento de las dos jóvenes y les llamó para avisarles que iba hacia allá. Las chicas cumplieron con su promesa, fueron a recibirla al aeropuerto y se pusieron a disposición para ayudarle en todo lo que necesitara. Cuando arribó, les explicó que necesitaba una cirugía plástica muy particular, las chicas tuvieron dos opciones: llevarla al hospital más cercano, o hacer un esfuerzo adicional y llevarla al centro médico de Baltimore, donde estaban los cirujanos más experimentados. Ambas acordaron dejar el trabajo por un día, y llevarla a Baltimore. Si bien era muy lejos de su casa y trabajo, o sea Nueva York, no dudaron y la llevaron al mejor centro médico. Finalmente ellas estaban vivas gracias a su consejo… ¿Que pasó entonces? Una de las chicas trabajaba en una de las oficinas de las torres gemelas, y el mismo día que no fueron a trabajar para trasladarla a Baltimore, fue el día del tremendo atentado en Nueva York. La oficina donde trabajaba fue totalmente destruida, obviamente, no quedó ni siquiera una piedra sobre otra. ¿Qué hubiera pasado si no faltaban al trabajo y se quedaban en Nueva York?[3]
En realidad, la vida del ser humano tiene constantes contratiempos y dificultades, que sin rendirnos debemos aprender a superar. Posiblemente, nunca llegaremos a comprender varios de los hechos que estamos viviendo los judíos alrededor del mundo; Donde la lógica acaba, la fe comienza, en lugar de estar buscando explicaciones, nuestra elección debe ser el ver "Su mano” en cada episodio que nos toca vivir; La recompensa por tener confianza en Hashem es que se le conceda del Cielo a la persona capacidad para tener más confianza en Hashem,[4] debemos tener la certeza de que Él nunca nos abandona, y debemos creer fehacientemente que todo lo que Él hace es para nuestro bien, y que todos esos sucesos son solo la preparación de la redención que llegará pronto en nuestros días. ©Musarito semanal
“Finalmente, todo proviene del bien y terminará siendo bueno”.[5]
[1] Berajot 60b
[2] Irmeyá 17:7
[3] Rab Zilbershtein
[4] Rab Itzjak Zeeb Soloveitchik
[5] Rab M. Jaim Luzzato
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