No te jactes de tus acciones
“Hashem recordó a Rajel, escuchó sus ruegos y a abrió su matriz“. 30:22
Yaacob salió de Beer Sheba huyendo de Esav. Hizo una pausa para estudiar en la Yeshivá de Shem y Ever y después de catorce años se dirigió a Jarán para buscar pareja. Llegó al pozo de agua y conoció allí a Rajel, la hija de Labán, el hermano de su madre. Yaacob le propuso matrimonio y ella aceptó, sin embrago le advirtió: “Mi padre es conocido como estafador y seguramente se las ingeniará para engañarte”. Yaacob le respondió: “No te preocupes, yo sé escapar de los engaños, lo aprendí conviviendo con Esav”. Ella inquirió: “¿Acaso puede un Tzadik engañar?”. Yaacob respondió: “Si la persona con la que trata es un tramposo, se permite ser más listo que él; Dime, ¿de qué tienes miedo? ¿Qué podría hacerme tu padre?”. Ella respondió: “Tengo una hermana mayor, quizás querrá entregártela en mi lugar”. Entonces Yaacob le dio unas contraseñas para reconocerla en caso de que su padre le tendiera un ardid.
Labán recibió a Yaacob y le pide la mano de Rajel en matrimonio a cambio de siete años de trabajo, él acepta el trato. Cuando finaliza el plazo pactado, Labán se las ingenió para cambiar a Lea por Rajel. Yaacob quien ya venía preparado para el engaño, le preguntó a su novia las contraseñas, una vez que las recibió correctamente, el matrimonio se consumó. Al otro día Yaacob se percata del fraude y va a reclamar a Labán.[1] Él nunca pensó que Rajel podría defraudarlo.[2]
¿Qué fue lo que sucedió allí? Cuando Lea estaba a punto de ser presentada en el palio nupcial con un grueso velo, Rajel pensó: “Mi hermana va a quedar expuesta a ser avergonzada en público. Si yo no fui designada porque no merezco ser quien construya la nación judía, que mi hermana lo haga en mi lugar…”.[3] Entonces se las ingenió para esconderse en la habitación donde estaba la pareja y sin que se dieran cuenta respondió las preguntas de Yaacob, para que la voz de Lea no revelara la verdad ante el desposado. Rajel sabía que en ese momento se estaba jugando su futuro y el de su descendencia, con su acto estaba condenándose a casarse y convivir con un hombre ruin, todo esto ¡Sólo por evitar avergonzar a su hermana….!
Yaacob se vio forzado a trabajar otros siete años por Rajel y finalmente se casa con ella y también lo hace con sus concubinas, comienza así la formación de los hijos de Israel. Nacen diez hijos de Lea Zilpá y Bilhá mientras que Rajel no podía concebir.
Y Reubén salió en los días de la siega del trigo y halló jazmines en el campo, y los trajo a su madre Lea. Y le dijo Rajel: “Te ruego que me des de los jazmines de tu hijo”. Rajel sabía que esta planta tiene la propiedad de generar un efecto fertilizante; entonces le solicita las flores de su hijo con la esperanza de poder concebir, Pero Lea se niega y responde: ¿Se te hace poco haber tomado a mi marido, que ahora también quieres tomar los Jazmines de mi hijo?[4] La respuesta de Lea no se comprende: ¿Acaso de ésta forma se le responde a una mujer que no puede tener hijos, más tratándose de su propia hermana? ¿Esta es la forma de retribuir el favor que le hizo Rajel al revelarle las contraseñas para que no fuera avergonzada?
Dice el Talmud[5] que el versículo que dice: no serán privados del Tzadik sus ojos,[6] se refiere a Rajel, Rab Jamá lo interpreta así: Gracias a su recato, ella fue recompensada con engendrar la simiente de Shaul HaMélej y de Ester. [7] ¿Recato? ¿Qué tiene que ver aquí el recato? Estamos hablando de una mujer abnegada que realizó un acto sorprendente. ¡Sacrificó todo por su hermana! ¿No sería más loable mencionar su altruismo?
Responden los Jajamim[8] que de la reacción de Yaacob de reclamar a Labán y no a Rajel por el cambio de la novia. Así como en la objeción de Lea en el tema de los Jazmines, nos muestra que ni Yaacob, ni Lea tenían conocimiento de todo lo que Rajel había hecho el día de la boda. Ella nunca le dijo a su hermana que ella había pactado previamente unas contraseñas con su prometido, solamente le ofreció enseñarle cuales eran las obligaciones que tiene una mujer judía que se casa que son: “Jalá”, ley relativa al amasado del pan; “Nidá”, leyes de la pureza familiar y el encendido de las velas de Shabat.[9] Como ella nunca se enteró de esto, reaccionó de esa forma cuando Rajel le pidió los Jazmines. Sólo alguien lo sabía todo, Hashem conocía los hechos y la intención de Rajel y fue entonces que sus plegarias fueron escuchadas y logró lo que siempre anheló: Ser partícipe en la formación de Israel….
Rab Yehudá Yekutiel Halberstam, mejor conocido como el Rebe de Klausenburg, era el conductor espiritual de los judíos residentes en la capital de Transilvania (Rumania occidental), a la que condujo hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1944 los alemanes invadieron Hungría y deportaron a los judíos. La esposa del Rebe y nueve de sus hijos fueron enviados a Auschwitz. El Rebe sobrevivió a la selección de vida o muerte y fue enviado a trabajar a los campos. A pesar de las terribles penurias, la falta de comida y las demás privaciones que tuvo que soportar, no fueron suficientes para someter su inquebrantable fe. Fue un faro de fortaleza y esperanza para sus compañeros de prisión. Pasó de Auschwitz a Dachau y de allí a Muldorf, le dispararon varias veces, y fue humillado por sus captores privándolo de conducirse según los parámetros de la Halajá, hasta que fueron liberados. A pesar de haber perdido a su familia entera, nunca se quejó por su destino, y evitó caer en la depresión; en ningún momento dejo de ocuparse de los demás. Formó una organización de sobrevivientes denominada She'erit Hapleitá, que operaba escuelas religiosas para niños y yeshivot para jóvenes en 19 diferentes campos de refugiados.
Orgulloso descendiente de la dinastía de Zanz, nunca se rindió se volvió a casar y tuvo 7 hijos. Estableció varias instituciones en Israel y Estados Unidos. La obra más reconocida es el Hospital Laniado en Netania. A pesar que padecía del corazón y en contra de la opinión de sus médicos el Rebe viajó a Israel para la inauguración de una de las alas del hospital: “¡Necesito apoyar la causa!”, les dijo. Luego de la ceremonia oficial de la apertura del sector al que concurrieron miles de personas, estaba programado un gran banquete al que asistiría gente importante y donantes de esta noble causa. El Rebe terminó su discurso en el Lobby de la institución y se retiró, nadie sabía hacia donde se había ido, hasta que se enteraron que se había regresado en un vuelo a EUA., no quería quedarse más tiempo. Dijo después que él solamente fue a agradecer a los donantes y que no necesitaba hacer más, cuando sintió que lo querían honrar en la ceremonia se escapó, pues no toleraría esos honores….
Encontramos a un hombre de nuestra época, fiel heredero de las virtudes de nuestra Matriarca Rajel; que nos muestra cómo debe comportarse un Yehudí. Nos enseña a luchar contra cualquier adversidad. ¡Cuánto debemos ceñirnos de fuerza y vivir tal como lo desea Hashem! El Rebe de Klausenburg pudo escapar varias veces, no solamente de la muerte, también supo escapar de los honores. Esto lo llevamos todos en la sangre, en los genes que heredamos de nuestra madre Rajel.
Cuando el ser humano logra comprender que todo es manejado desde los Cielos; que allá arriba hay alguien preocupado por él y que nunca se vanagloria por sus logros, ni tampoco se queja de sus sufrimientos, porque todo proviene de Él, lo único que nos compete es la forma en la que tomamos tanto los éxitos como las aflicciones; las situaciones igual se nos van a presentar, en nuestras manos está hacerlo a la manera de nuestros Patriarcas o a nuestro simple y limitado entender….©Musarito semanal
“Sólo con sencillez e integridad se puede llegar a la verdad.”[10]
[1] Meguilá 13b
[2] Rab Yerujam de Mir
[3] Babá Batrá 123a
[4] Bereshit 30:14-15
[5] Meguilá 13b
[6] Iyob 36
[7] Shemuel I 9:1
[8] Rokeaj
[9] Daat Zekenim, Baalé Atosafot
[10] Rab Dob Ber
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