3.10 “Amudáv 'Ása Jésef, Refidató Zahab, Merkabó Argamán, Tojó Ratzúf Ahabá Mibenót Yerushaláyim”.

 

“Sus columnas hizo en plata, su respaldo en oro, su asiento es lana purpúrea, su interior tapizado con el amor de las hijas de Yerushaláyim”.

 

 

En Breve:

 

Este versículo describe la suntuosidad y magnificencia del Bet HaMikdash (Santuario de Yerushaláyim): Sus columnas Él construyó de plata y su palio de oro, su cortina colgante fue tejida en lana de color púrpura. Vemos que estaba confeccionado con materiales muy finos, oro, plata, finas telas púrpura, pieles y tapices. Sus atrios fueron engalanados con alhajas, todo con la finalidad de reflejar la magnitud del amor hacia el 'Am Israel frente a las hijas de Yerushaláyim, que refiere a las naciones paganas.[1]

 

 

Profundizando:

 

El versículo describe en forma alegórica el boceto del Palio (Apiryión) al que se hizo mención en el versículo anterior. Era una especie de silla o cama con forma rectangular, ornamentado con cortinas a fin de dar un espacio de dignidad a los reyes, príncipes y duques. Este mueble se sustentaba sobre una base de madera y tenía sobrepuesta otra base de oro donde descansaba el trono. En la parte inferior, unidas a las esquinas, poseía unas columnas que servían para cargar o transportar al dignatario, y en la parte superior tenía también unas columnas que era donde se sostenía el techo del cual colgaban las cortinas.

 

Todo esto es una alegoría a la formación del Bet HaMikdash: Sus columnas Él construyó en plata; en la entrada del Bet HaMikdash había dos gigantescas columnas de plata, exquisitamente adornadas, llamadas Yajín y Bó'az. La de la derecha, Yajín, (derivado de la palabra Jan, base y de aquí viene Majón, Mejoná), se ubicaba a un lado de la Menorá; su nombre denota una “fundación firme”, proclamando que la base de la vida judía es el resplandor de la Torá, que es a la vez simbolizada por la Menorá. La de la izquierda, Bó'az, se encontraba hacia el lado de la Mesa (Shulján), donde se exhibía el pan de la proposición (Léjem HaPaním). Su nombre significa “en Él está la fuerza”, mediante lo cual se proclama que la fuerza de la prosperidad material, simbolizada por la mesa, emana del Creador, de Quien depende todo nuestro sustento.

 

Su respaldo en oro: La base del Arón HaKódesh (el Arca de la Alianza) estaba hecha de oro y era donde posaba la Shejiná (Presencia Divina). Su asiento es lana purpúrea: Este era el velo que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo. Su interior tapizado con el amor: Es justo allí, en el lugar más sagrado, donde el Todopoderoso guarda la brasa del amor y preferencia por el 'Am Israel y lo exterioriza por medio del Bet HaMikdash hacia las hijas de Yerushaláyim, que son las demás naciones que también anhelaban profundamente estar cerca, para lo cual acudían allí con el fin de contemplar y agradar su vista.[2]

 

 

Enseñanza ética:

 

Un rey tenía una hija joven a quien amaba entrañablemente. Cuando era pequeña, caminaba con ella mientras también hablaba con ella en lugares públicos. Después que ella creció y maduró, el padre estimó que debido a su investidura y más aún por el honor de su hija, los encuentros en esos lugares resultaban impropios, por lo que construyó un pabellón privado para ella, donde pudieran reunirse exclusivamente para continuar con su diálogo con ella.

 

Análogamente, antes de la formación del pueblo judío, el Todopoderoso se presentó ante la multitud de diferentes pueblos. Cuando todavía Israel se encontraba en Egipto, el Creador ya había manifestado su aprecio por él: Porque es joven Israel, entonces lo amé, y de Egipto he llamado a mi hijo.[3] También pudieron ver Su Presencia en el Mar Rojo, y exclamaron: …este es el D-os de mi padre y yo lo exaltaré.[4] Ellos también lo vieron en el Monte Sinaí: Cara a cara habló el Eterno con ustedes en el monte, en medio del fuego.[5] Al entregarles la Torá se convirtieron en una nación, fue entonces que el Creador dijo: “Es indecoroso que continúe hablando con ellos públicamente. A partir de ahora sólo me dirigiré hacia ellos ocasionalmente y sólo desde dentro del Tabernáculo”. Así está escrito: Y cuando Moshé entró en la Tienda de la Cita para hablar con Él, escuchó la voz que hablaba a él.[6]

 

Después que nuestro patriarca Ya'acob salió de Beer Shéba' para dirigirse hacia Jarán, se topó con el Monte Moriyá; era el mismo sitio donde Abraham ató a Yitzjak sobre el altar y donde en el futuro se erigiría el Templo Sagrado. Entonces dijo: Esta no es sino la Casa del Eterno.[7] Abraham lo denominó Monte,[8] Y también en forma diferente Yitzjak lo nombró Campo,[9] Mientras que Ya'acob lo llamó Casa.[10]

 

¿Por qué nuestro patriarca Ya'acob utilizó este término? Un hogar está compuesto por cuatro paredes, una puerta, y tal vez una ventana. Las paredes sirven para tres funciones: primero, crean un espacio interior, un dominio privado, separado del dominio público.

 

El hogar judío debe crear un medio ambiente con valores morales judíos, un centro de espiritualidad que nos sirva de espacio para practicar la Torá. En segundo lugar, las paredes forman unos compartimentos que ayudan a unir a los habitantes de ese dominio privado. Cada individuo en esa casa se siente parte de un todo, cada uno usando sus talentos individuales para mejorar la comunidad. Finalmente, en un tercer nivel, las paredes sirven de barrera para protegerse del mundo exterior y su influencia hostil a los valores de la Torá. Una vez que este espacio interior está impregnado de santidad, entonces la luz de adentro emana por las ventanas y la santidad es proyectada al exterior, al mundo en general.

 

Ya'acob supo que sus hijos tendrían que vivir en el exilio, que serían perseguidos y maltratados por varias naciones a través de su historia, pero sabía también que serían una fuente de inspiración para toda la humanidad: Aunque Yo los he alejado entre las naciones, y aunque los he dispersado por las tierras, sin embargo, Yo seré para ellos un Santuario menor en medio de las tierras adonde ellos se han ido.[11] De acuerdo con el Talmud, el concepto de Casa de D-os, simboliza a los Baté Kenesiyot (casas de oración, sinagogas), Baté Midrashot (casa de estudio de Torá),[12] y también el hogar (Báyit) donde hayan vivido, vivan o hayan de vivir en el futuro los judíos.[13]

 

Cuentan sobre una de las familias de Bené Berak, que se había ganado la admiración de familiares y vecinos, debido al trato respetuoso y humilde que tenían sus hijos; en el colegio se destacaban por su concentración y entrega en la Tefilá y el temor Divino se reflejaba en sus rostros. Los Jajamim deseaban saber cuál era el método de educación que utilizaba esta familia; podría servir para instruir a padres y maestros de toda la comunidad. Preguntaron al Rab del Bet HaKenéset si él sabía cuál era el método que utilizaban para conseguir esos resultados y el Rab les pidió que regresaran a las 4 de la mañana y les develaría el misterio…

 

Llegaron al lugar faltando cinco minutos para las cuatro de la mañana. Lo siguieron por las escaleras hasta llegar al piso superior y se acomodaron en el palco de damas, desde donde se podía observar todo lo que pasaba en el sector de los caballeros. Exactamente a las cuatro de la mañana, se abre la puerta y entra el padre de la familia al lugar. Era un Abrej que se dedicaba todo el día al estudio de la Torá. Sin imaginarse que lo estaban observando, abrió la puerta del cuarto de limpieza, sacó la escoba y el trapeador y mientras limpiaba minuciosamente cada rincón y acomodaba los libros en su lugar derramaba algunas lágrimas mientras recitaba algunas estrofas de los Salmos, siguió con una conmovedora plegaria al Creador: “Por favor, Padre mío, ayuda a mi hijo Jaimke, que se le cure pronto el resfrío para que no tenga ningún impedimento y se siente a estudiar con alegría…. Dale fuerza a Moishi, que crezca sano y con fuerza, que el estudio de la Torá le sea fácil y dulce. ¡Ayuda a Shloimi a dominar su temperamento, Tú sabes como él se esfuerza… y Yehudá… ahh! Yehudá, que siempre conserve su alegría, con la que nos contagia a todos…” Y así siguió durante cuarenta minutos nombrando a cada hijo y cada hija, pidiendo por cada uno. Quienes lo observaban no pudieron contener la emoción, y no les quedó ninguna duda de cuál era el mérito de esta singular familia.

 

Como se mencionó antes, el Todopoderoso muestra su amor al 'Am Israel dándole la oportunidad de construir una Casa segura (Bet Hakenéset), para que pueda protegerse y cobijarse contra los peligros que acechan en el exterior, asistiendo regularmente a la sinagoga y a los recintos donde se estudia Torá. Guardando el debido respeto en estos lugares sagrados y pronunciando sus oraciones como corresponde les será muy fácil encontrar y sentir la Presencia Divina. El Creador también exterioriza Su apego al conceder la posibilidad de formar un hogar, una familia, les entrega con cariño las herramientas, los recursos y el instructivo para lograrlo, dejando en sus manos el moldearlo conforme a las normas establecidas en la Torá. Al llevarlo a cabo de esta manera estaremos mostrando así lealtad, fidelidad y amor a Su Voluntad y ésta es la más grande manifestación de agradecimiento, aprecio y apego hacia Él. ©Musarito semanal

 

 

 

“Cuán amadas son Tus moradas”.[14]

 

 

 

 

[1] Metzudot David

 

[2] Ídem.

 

[3] כִּ֛י נַ֥עַר יִשְׂרָאֵ֖ל וָאֹֽהֲבֵ֑הוּ וּמִמִּצְרַ֖יִם קָרָ֥אתִי לִבְנִֽי   Porque es joven Israel, entonces lo amé, y de Egipto he llamado a mi hijo. Hoshea 11:1.

 

[4] אֱלֹהֵי אָבִי וַאֲרֹמְמֶנְהוּ  Es el Dios de mi padre y yo lo exaltaré. Shemot 15:2

 

[5] פָּנִים ׀ בְּפָנִים דִּבֶּר יְהוָֹה עִמָּכֶם בָּהָר מִתּוֹךְ הָאֵשׁ  Cara a cara habló el Eterno con ustedes en el monte de en medio del fuego. Debarim 5:4

 

[6] וּבְבֹא מֹשֶׁה אֶל־אֹהֶל מוֹעֵד לְדַבֵּר אִתּוֹ וַיִּשְׁמַע אֶת־הַקּוֹל מִדַּבֵּר אֵלָיו  Y cuando Moshé entró en la Tienda de la Cita para hablar con Él, escuchó la Voz que hablaba a él. Bemidbar 7:89

 

[7] כִּי אִם־בֵּית אֱלֹהִים וְזֶה שַׁעַר הַשָּׁמָיִם  No es esta sino la Morada de Dios y esta es la puerta de los Cielos. Bereshit 28:17

 

[8] וַיִּקְרָא אַבְרָהָם שֵׁם־הַמָּקוֹם הַהוּא יְהוָֹה ׀ יִרְאֶה אֲשֶׁר יֵאָמֵר הַיּוֹם בְּהַר יְהוָֹה יֵרָאֶה  Abraham llamó el nombre de ese lugar [Ad-nay Yir-é] “sobre él, que hoy se dice: En el Monte el Eterno será visto. Bereshit 22:14

 

[9] וַיֵּצֵא יִצְחָק לָשׂוּחַ בַּשָּׂדֶה  Y salió Yitzjak para orar en el Campo. Bereshit 24:63

 

[10] Pesajim.88a

 

[11] כֹּה־אָמַר אֲדֹנָי יְהֶוִֹה כִּי הִרְחַקְתִּים בַּגּוֹיִם וְכִי הֲפִיצוֹתִים בָּאֲרָצוֹת וָאֱהִי לָהֶם לְמִקְדָּשׁ מְעַט בָּאֲרָצוֹת אֲשֶׁר־בָּאוּ שָׁם  Así ha dicho el Señor, el Eterno: Aunque los he alejado entre las naciones, y los he desparramado en los países, seré para ellos un pequeño Santuario en los países que llegaron allá. Yejezquel 11:16.

 

[12] Meguilá 29a

 

[13] Adaptado de "Outlooks & Insights" de Rabbi Zev Leff.

 

[14] Tehilim 84:2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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