Hashem reunirá a los judíos de la diáspora.
“Yo soy Hashem; en su momento lo apresuraré”. Yeshayá 60:22.
En la Perashá de la semana, la Torá advierte sobre las calamidades y los tremendos presagios que sucederán a los hijos de Israel en caso que abandonen a Hashem y a sus Leyes; tristemente encontramos que la mayoría de las terribles y crudas escenas se hicieron realidad en la época de la destrucción del primer y segundo Bet HaMikdash, como las describe el profeta Yirmiyá en la Meguilat Ejá.
En la Haftará, el profeta Yeshayá alienta a Yerushalaim a que se levante e ilumine con su luz de felicidad y benevolencia, pues ya le ha llegado a ella la luz que le corresponde; es decir, que ha llegado para ella el tiempo de la Redención Final. Pues he aquí que la oscuridad cubrirá la tierra, y las tinieblas a los pueblos, mas sobre ti brillará Hashem, y Su Gloria sobre ti se verá. Yerushalaim se lamenta: ¡Mis hijos se encuentran dispersos por toda la tierra! ¿Cómo podré recuperarlos? Hashem le responde: Alza tus ojos a tú alrededor y mira; todos se han congregado, tus hijos han venido hacia ti, desde lejos llegarán, y tus hijas serán criadas a tu lado.[1] “¡No sufras!”, dice Hashem, “Así como se han cumplido todos los presagios de los profetas, Yo me ocuparé de cuidar a cada uno de tus hijos, Yo los rescataré de la diáspora, y no cejaré hasta que el último de ellos llegue a tu regazo…”.
La siguiente historia real se encuentra en el libro: “Small miracles for jewish hart”: A principios de 1900, los judíos de Europa del Este, cansados de las persecuciones, los pogroms y la extrema pobreza, comenzaron a enviar a sus hijos a los Estados Unidos. Conseguir las visas y los recursos para viajar no eran cosa fácil, la única opción que tenían era enviarlos de a uno en uno. Los inmigrantes se hospedaban en casas de sus familiares mientras arribaba el resto de la familia. En 1930, la niña Annie Colt, por ser la hija mayor, había sido la elegida por sus progenitores en ser la primera de sus ocho hermanos en ser enviada hacia “la tierra de las oportunidades”. Ella se establecería allá mientras el resto de la familia encontraba la forma de alcanzarla, desafortunadamente esto nunca sucedió, todos fueron asesinados cruelmente por los nazis…
Annie se estableció en Baltimore, y cuando se enteró de la terrible noticia su mundo se vino abajo; estaba devastada, no tenía fuerzas para seguir adelante, sin embargo, ella sabía que la única forma de reconstruir el legado de su familia era levantando la frente, así que intentó fortalecerse; procuró casarse para tener descendencia y así perpetuar la memoria de sus seres queridos. Poco tiempo después, conoció a Shaúl con el cual contrajo nupcias con la esperanza de formar un hogar y llenarlo de hijos, pero el plan de Hashem era distinto; pasaron un par de años y no pudieron lograr su anhelo, entonces decidieron ir al médico. Después que les practicaran varios estudios, el especialista les dio la terrible noticia; ella padecía una complicación que le imposibilitaría procrear. Al principio les costó mucho trabajo asimilar la idea, especialmente Annie, quien ansiaba tanto inmortalizar la memoria de su familia, pero al final aceptaron el diagnóstico del médico y tomaron la decisión de adoptar un hijo.
Se pusieron en contacto con una agencia judía de adopción establecida en la ciudad de New York, fueron informados que recién habían recibido un niño para ser entregado en adopción. Ellos se emocionaron mucho y viajaron hacia allá para iniciar el trámite, al llegar, les dijeron que desafortunadamente la familia que pretendía dar al niño en adopción se había retractado de hacerlo. De nuevo la angustia se apoderaba de sus sentimientos; rogaron a los funcionarios que les ayudaran a conseguir otra criatura; uno de los oficinistas se apiado de ellos y les pidió que lo acompañaran a revisar los expedientes. Después de abrir varios cajones y de hacer algunas llamadas, el empleado encendió de nuevo la luz de la esperanza, había encontrado una niña llamada Miriam, ella estaba desesperada por encontrar una familia, les dijo que a pesar de ser una niña adorable, tenía ocho años y esto le había dificultado el encontrar el hogar que tanto anhelaba encontrar. La pareja decidió entonces retornar a Baltimore mientras consideraban el ofrecimiento.
Annie y Shaul contactaron otras agencias de adopción pero, sin saber porque, todos los intentos se frustraban, parecía imposible el poder formar una familia y fue entonces que Annie le dijo a Shaul: “No puedo seguir esperando, vamos a llamar a la primer agencia y veamos si todavía tienen a la pequeña Miriam, ella necesita un hogar y nosotros lo tenemos, ¿qué opinas?”.
Se pusieron en contacto con la agencia y la niña seguía viviendo allí, sin embargo, fueron informados de una nueva complicación; un niño de seis años fue encontrado en Europa y al no poder localizar quien se ocupara de él, fue enviado a la casa de adopción en Estados Unidos; recién llegó al centro, el niño fue muy bien recibido por Miriam, ahora viven juntos y se hicieron como hermanos, les prometimos que si los vamos a dar en adopción los entregaríamos a los dos juntos, como podrán entender no podemos separarlos, así si ustedes deciden llevarse a Annie, tendrían que llevarse también a Moshé. Finalmente viajan a New York y conocen a los pequeños, de inmediato se dan cuenta que eran un par de niños dulces y adorables, entonces deciden adoptarlos y se los llevan a Baltimore.
Cuando llegaron a la casa, la pequeña Miriam, empieza a conocer su nuevo hogar y de repente se queda congelada ante una fotografía que se encontraba sobre el piano, voltea a ver a su madre adoptiva y señalando el retrato le pregunta: “¿Por qué pusiste allí la foto de mi abuela materna?”. Entonces Annie se queda mirando la imagen de su fallecida madre, y sin lograr entender lo que sucedía le pregunta a la niña: “¿A qué te refieres?”. La niña corre hacia su maletín y extrae una fotografía muy antigua y se la muestra: “Mira, es la misma señora”. Y Luego sacó otra foto y le dice: “y esta es mi mamá”. Annie no podía creerlo, ¡Miriam era la hija de su hermana Sara! Investigó acerca del origen de Moshé y, sin saberlo había adoptado a los dos hijos de su hermana fallecida, sin saberlo, había cumplido el perpetuar la legacía de su propia familia, Annie y Shaul habían tenido una vida difícil, pero al final Hashem les mostró como solamente Él, con lujo de detalle, conduce y lo dirige todo, y para Él nada es imposible…. [2]
Hashem le prometió a Yerushalaim que en el futuro todos sus hijos se reunirían allí, y por más inverosímil que pudiera parecer para algunos escépticos, para Hashem esto no representa ningún problema, en un instante Él puede localizar dentro de cada uno de todos los confines de la Tierra a cada yehudí, y llevarlo hacia la Tierra Prometida. Le rogamos al Todopoderoso que tengamos el mérito de ver Su promesa convertida en realidad. © Musarito semanal
“La creencia no es el conocimiento de que hay un D-os, sino el reconocimiento que todo es manejado por Él”.[3]
[1] Yeshayá 60:4
[2] Extraído de dosis diaria de Torá, Rab Benni Aharonov
[3] Rabí Samson Rafael Hirsch.