Hashem es la mikve de israel
“Moshé fue y habló a las palabras estas” (31:1).
La semana anterior leímos Perashat Nitzavim: Todos ustedes están firmemente parados. Esta semana leeremos Perashat Vayelej: Moshé fue y habló. Encontramos dos ideas opuestas, por un lado dice: manténganse parados, inmóviles y por otro lado utiliza el concepto de ir, avanzar… ¿Por qué fueron acomodados en este orden?
El destino de los justos ya fue dictaminado en Rosh Hashaná, y para la mayoría de las personas el Juicio Divino continúa hasta Yom Kipur, estos días son denominados los diez días de arrepentimiento, como dijeron Nuestros Sabios en el Talmud: El veredicto de las personas intermedias queda pendiente desde Rosh Hashaná hasta Yom Hakipurim; si tuvieron mérito son firmados para la vida, pero si no tuvieron mérito son firmados para la muerte.[1] Pues en este día (Hashem) expiará por ustedes, para purificarlos de todos vuestros pecados; ante Hashem serán purificados.[2] Llama la atención la redundancia en el versículo, después de que expresó que en el día de Kipur Hashem expiará por nosotros purificándonos de todos nuestros pecados, ¿por qué repite el versículo que debemos purificarnos delante de Él?
Un Yehudí se encontraba en la playa disfrutando el atardecer al lado de su esposa. Escuchó ruido, volteó y observó a varias personas ataviadas con ropa formal que se congregaban cerca de ellos. El grupo se dirigió hacia la orilla del mar, tomaban sus libros con una mano mientras que con la otra sacudían la orilla de sus ropas, el hombre que los observaba recordó que cuando era niño, su padre lo llevaba a un arroyo cercano a su casa. “Ahora entiendo”, le dijo a su esposa, “hoy es Rosh Hashaná y están haciendo el Tashlij. Se levantó y se dirigió hacia ellos tal y como estaba vestido, le preguntaron: “¿Eres judío?”. “¡Claro!”, les respondió. “¿Y sabes leer?”. “¡Seguro! mi padre me enseñó cuando era pequeño”. Le prestaron un Majzor y se unió al grupo. Mientras la congregación se retiraba, se acercó a él un anciano y le preguntó: “¿Sabes qué conmemoramos hoy?”. “¡Por supuesto! Hoy es Rosh Hashaná”, respondió emocionado. “¿Ya escuchaste el Shofar?”. Negó moviendo la cabeza. Entonces el anciano se presentó y le dijo: “Me llamo Abraham Cohen,[3] eres una persona afortunada, soy Tokéa y casualmente traigo conmigo un Shofar, ¿Te gustaría que lo haga sonar para ti?”. “¡Ahora! ¿Dónde? ¡Estamos a la mitad de la playa…!” El anciano sacó el cuerno de su vestimenta y lo hizo sonar: ¡Tuuuuuu, Tuu Tuu Tuu…! 30 voces del Shofar estremecieron al hombre que escuchaba con atención. El anciano se despidió con cordialidad y le repitió su nombre.
El hombre regresó con su esposa y le preguntó: “¿Escuchaste la voz del Shofar?”. “Por supuesto que lo escuché, ¿nunca imaginé escuchar ese sonido en un lugar como este?”. “Sí, lo mismo le dije al señor Abraham Cohén, él insistió y no le pude decir que no”. Cuando la mujer escuchó el nombre del anciano palideció. “¿Qué pasa?”, preguntó el hombre, “¿te sientes bien?”. Ella preguntó: “¿Estás seguro que así se llamaba el Tokéa?”. “Sí, ¿qué tiene de extraño?”. Gruesas lágrimas resbalaban por las mejillas de la mujer mientras respondía: “Mi abuelo era Tokéa en un Bet Hakneset en Europa y se llamaba justo así…”. Amos se quedaron callados y comenzaron a reflexionar, pasaron unos minutos y el hombre rompió el silencio: “El Tashlij, el recuerdo de mi padre, el de tu abuelo… ¿No crees que nos están enviando una señal del Cielo…?”. Decidieron acercarse al Rabino de un Bet Hakneset que estaba cerca de su casa y comenzaron a investigar sobre el judaísmo, terminando siendo parte de esa congregación.
Pasaron varios meses y deciden visitar Israel, fueron con Rab Jaim Kanievsky y le contaron la historia. El Rab escuchó todo el relato y el hombre le preguntó: “Llevamos 20 años de casados, fuimos varias veces a esa playa a descansar. ¿Por qué Hashem esperó tantos años para enviarnos al abuelo? ¡Podíamos haber retornado en Teshubá si hubiésemos recibido antes esa señal! El Rab le respondió: “¿Quieres saber porque? Ven conmigo, te lo voy a mostrar”. El Rab extrajo del librero un tomo del Talmud y le señaló un texto: Rabí Akibá dijo: ‘Hashem es la Mikve de Israel’. Al igual que una Mikve purifica, así Hashem ciertamente purifica a Israel.[4] Rab Kanievsky le Preguntó: “¿Sabes por qué que Hashem se comparó a una Mikve y no a un manantial, un río o el mar que también son aptos para purificar? Porque el mar el rio y el manantial son de origen natural, en cambio la Mikve está hecha por el ser humano, esto nos viene a enseñar que todo hombre que busca que Hashem lo purifique, él tiene que dar el primer paso. Ahora debes entender que Hashem estuvo esperándote 20 años hasta que dieras el primer paso, fue hasta que te levantaste a decir Tashlij, que Hashem vio que hiciste algo para acercarte y Él hizo todo lo demás…[5]
Ahora podemos responder a las dos preguntas: Respecto a los versículos podemos decir: “Firme” significa tener estabilidad emocional, ser sincero y no engañarse a sí mismo, no dejarse engañar por el instinto maligno, ser coherente en la dirección que uno lleva en su vida, esto es vital para que el hombre que busca “ir”, pueda transitar por el camino de la verdad, el camino de la Torá y el de Hashem. Esta es la firmeza más sólida que puede tener la persona en este mundo y es a la que se refiere el versículo: Y caminaré en la amplitud, pues tus preceptos he buscado.[6]
Tenemos diez preciosos días en los que Hashem nos extiende la mano. Debemos aprovecharlos para reflexionar, para admitir nuestras faltas, para pedir perdón y rediseñar nuestro plan de vida. Todavía podemos apelar el veredicto Divino, antes de que éste sea definitivamente sellado…
A la mayoría de las personas nos cuesta trabajo el reconocer y retomar el curso, el problema que tenemos es porque no prestamos atención, estamos distraídos, nos sentimos tan pequeños y frágiles, no percibimos que la Salvación está tan cerca, no vemos al Gran Rey, al Rey de Reyes que nos llama, que nos pide un pequeño despertar, para dominar nuestras inclinaciones y pasiones equivocadas: Cerca está Hashem de quien tiene el corazón rotos y el espíritu quebrado”.[7] Cualquiera de nosotros tiene el poder para ascender y elevarse en el momento que lo decida, esto es lo que distingue a las personas entre todas las especies vivientes. Es lo que nos hace grandes, los elegidos de la Creación, ya que aparte del hombre, no existe criatura en el mundo (ni siquiera los ángeles) que tenga en su mano el poder de cambiar su estado, de modificar alguna de las caracteristicas con las que fue creado.[8] Somos lo que hacemos; pero somos, principalmente, lo que hacemos para cambiar lo que somos.©Musarito semanal
“Teshubá se traduce usualmente como arrepentimiento, pero literalmente significa darse vuelta (enfrentarnos a nosotros mismos honestamente) y retornar para no escaparnos de la verdad.”
[1] Rosh Hashaná 16b
[2] Vayikrá 16:30
[3] Nombre cambiado
[4] Yomá 85b
[5] Rab Pésaj Krohn
[6] Tehilim 119:45
[7] Tehilím 34:19
[8] Sijot Musar.