Emuná, fe en Hashem.
“¡Despierta! ¡Despierta! ¡Levántate Yerushalaim!”. Yeshayá 51:17
La Haftará que leeremos, es la cuarta en la serie de consuelo que establecieron los Jajamim leer desde Tishá Beab. Hashem afirma que solo Él traerá el completo y definitivo consuelo para el Pueblo de Israel. Yeshayá describe episodios de sufrimiento y penas y también de alegría y salvación, figurando la existencia de Israel a través del exilio. La nación judía ha sido perseguida y maltratada a través de la historia, ha logrado sobrevivir gracias a la fe en Hashem; ha aprendido a mantener viva la esperanza de que Hashem gobierna, orquesta y mantiene en funcionamiento a todo el Universo, como lo versa la Haftará: Yo soy Hashem, Quien extendió los cielos y cimentó la tierra… Soy Yo Quien agita el mar y hace bramar las olas… Bajo la sombra de Mi Poder te he protegido para plantar los cielos y colocar los cimientos de la tierra, y para decirle a Tzión: ¡Mi Pueblo eres tú![1]
Hashem consuela a Israel diciéndole: ¡Yo soy Hashem! El mismo que cimentó los cielos y la tierra. El mismo que te sacó de Egipto, El mismo que hizo maravillas y te entregó la Torá. El mismo que dirige todas las acciones del hombre, y que tiene el poderío para cambiar cualquier situación. Él mismo le asegura al Pueblo de Israel: “Voy a redimirlos y nada ni nadie podrá evitar el feliz desenlace. Sólo confíen en Mí… Aun si llegan a tener una espada filosa puesta sobre su cuello, no desesperen, la Misericordia Divina llegará en el momento justo.[2] El Talmud comenta que la cimentación de las 613 Mitzvot de la Torá es la Emuná, la fe verdadera en Hashem.[3] Lo cita también el libro de los profetas: El hombre justo vive con Emuná.[4] Así también el libro de Tehilim: Todos Tus mandamientos son Emuná.[5] La confianza en Hashem es una cualidad bendita que trae alegría al cuerpo y tranquilidad al alma.[6] Cuánto más refuerce el yehudí el concepto de la Emuná, mayor será su acercamiento hacia Hashem; al Yehudí no deben importarle las situaciones externas, aunque todo parezca estar perdido, si en lugar de desesperar y quejar, mejor decide alabar y agradecer a Hashem, está demostrando que tiene la seguridad que todo es para su bienestar, porque Hashem controla y supervisa todo, y que si Hashem así lo decide, la salvación puede llegar inclusive en el último segundo…
El Rab Lugazi relató una historia que recientemente sucedió en Israel. Había una pareja que durante varios años estuvieron esperando tener familia. Consultaron a los mejores especialistas, probaron todo tipo de tratamientos, sin poder conseguir el preciado tesoro. El deseo de tener un hijo era tan grande que, a pesar de haber agotado todos sus recursos, decidieron buscar uno en adopción. Fueron a un reconocido centro, llenaron todos los formatos e inclusive tomaron varios cursos para aprender a ser buenos padres. Esperaron varios angustiosos meses y la tan esperada llamada no llegaba.
Un día, suena el teléfono, la mujer contesta y, ¡Por fin! Se les notifica que una pareja había decidido dar en adopción a su bebé. ¡No podían creerlo! Finalmente se convertirían en padres, la felicidad que sentían era indescriptible… Les informaron que antes de ir al hospital para recoger al bebé, debían pasar al centro de adopción para pasar por una última entrevista. La pareja subió a su automóvil, arribó a la agencia y de inmediato fueron recibidos por una funcionaria, quien los condujo hacia una oficina. Allí dentro les preguntó: “¿Ustedes creen que van a poder proporcionar un ambiente cálido y amoroso al bebé?”. Se miraron entre sí y le respondieron: “¡Por supuesto! Nos hemos preparado bastante bien para ello”. La funcionaria insistió: “¿Ustedes están seguros que le van a poder dar todo el amor y el cariño a ese bebé necesita?”. La respuesta que recibió fue de nuevo afirmativa. La mujer de nuevo inquirió: “Podrían por favor informarme si existe algo o alguien a quien ustedes puedan amar más que a este bebé”. La mujer respondió: “Como usted podrá constar en la carpeta que tiene sobre su escritorio, somos una familia creyente, desde pequeños se nos inculcó el confiar y amar a Hashem, más que a nada en el mundo”. La pareja vio que la cara de la mujer endurecía, sin embargo continuó con su argumento: “No tiene usted de que preocuparse, esto no es ningún impedimento para que le demos el bebé, el mejor de los cuidados, le proporcionaremos todo lo que él requiera para que pueda crecer y desarrollarse sano y fuerte, estaremos al pendiente de él hasta haberlo convertido en una persona honorable”.
La respuesta no le agrado a la funcionaria, y les pregunto: “¿Podrían decirme qué pasaría si hubiera una diferencia de intereses? ¡No puedo entregarles una criatura a la cual no están dispuestos a amarlo más que a nada en el mundo! Tenemos como norma que los padres adoptivos no pueden tener a nadie más por encima del bebé que entregamos, sin importar la situación o motivo que pudiera colocarlo en segundo plano, lo siento, no podré autorizar la entrega del bebé…”.
La noticia fue como una explosión devastadora para la pareja, el mundo se les vino encima. Salieron del centro de adopción, razonaron y fortalecieron su Emuná, se dijeron: “Aunque no entendemos lo que está sucediendo, nosotros no hicimos nada indebido, actuamos como corresponde, nosotros amamos a Hashem por encima de todo, y estamos dispuestos a aceptarlo.[7]
La postura que ellos tomaron en realidad es admirable, cualquier persona hubiese reaccionado distinto y tal vez estaría cuestionando a Hashem diciendo: “¡No entiendo! ¡Luché tanto para poder obtener aquello que tanto deseé, Te puse por delante de ello y justo por ese motivo me lo niegan…. ¡Hashem! ¿Qué quieres de mí…? Sin embargo, esta pareja no tomo ese sendero, decidió confiar en que Hashem tenía otro plan para ellos y en realidad así fue, después de un año, ellos estaban cargando un bebé propio… Hashem dice: A los que Me honran Yo honraré.[8] Esta pareja no tuvo pena de manifestar que ellos amaban a Hashem sobre cualquier otra cosa en el mundo, y así perdieron la oportunidad de poder adoptar, la Emuná que mostraron es impresionante. En lugar de quejarse que no tienen familia, le dieron honor a Hashem y le mostraron el gran amor que tenían por Él, y por eso les correspondió de la misma forma, ustedes ya no van a depender de nadie más, Yo les voy a otorgar la oportunidad de que ustedes van a cuidar a su propio hijo.
Y esto mismo aplica para cualquier persona que esté pasando por algún percance, sea cual sea, Hashem está allí, Él ya tiene una solución a su problema, lo único que tiene que hacer es buscarlo y albar Su Nombre, sin mostrar miedos y penas absurdas que generalmente atormentan al hombre, la Emuná verdadera ahuyenta todos los temores. Debemos mostrarle que Lo amamos con todo el corazón y con toda el alma, eso puede traer solución a todos los problemas que cada uno tiene y puede también traer el completo y definitivo consuelo para todo el Am Israel, que tengamos el mérito de ver el resurgimiento y la construcción de Yerushalaim en nuestros días. © Musarito semanal
“La recompensa por tener confianza en Hashem es que se le conceda del Cielo a la persona capacidad para tener más confianza en Hashem.”[9]
[1] Yeshayá 51:13-16.
[2] Berajot 10a.
[3] Makot 24a.
[4] Jabakuk 2:4.
[5] Tehilim 119:86.
[6] Pele Yoetz; Confianza en Hashem.
[7] Extraído de Dosis diaria de Torá; Rab Benni Aharonov.
[8] Shemuel I, 2:30.
[9] Rab Itzjak Zeeb Soloveitchik.