Quien hizo milagros en aquellos dias en nuestra epoca

 

 

“…y llamó a Yosef y lo sacaron apresuradamente del pozo” (41:14).

 

 

 

Después de que Yosef interpretara el sueño del ministro de las bebidas, pidió su ayuda para salir de la prisión. Este hecho fue considerado una falta de fe por parte de Yosef, y por este motivo fue sentenciado a pasar dos años más en prisión. Él tenía que haber confiado plenamente en que Hashem lo sacaría de allí en el momento más favorable.

 

Preguntan los Jajamim: “¿Por qué fue castigado Yosef? Si una persona tiene un problema que resolver, ¿se apoya en un milagro o debe hacer el intento de salvar su situación por medios naturales?”. Es sabido que Hashem envía su ayuda de manera natural y muy ocasionalmente utiliza el milagro.

 

Entonces, ¿en qué falló Yosef?

 

¡En que puso su confianza en el ser humano, en lugar del Todopoderoso! Él debía aprenderlo de su padre Yaacob. Cuando salieron de la casa de Labán y se dirigían hacia la Tierra de Israel, Esav quería matarlos. ¿Qué hizo el padre de Yosef? No olvidó que, después de los preparativos que realizó, acudió a lo más importante: ¡el rezo!

 

Yosef confió únicamente en su esfuerzo; él pensó que el ministro haría su trabajo y él saldría sin problemas de la prisión, pero no fue así. Yosef, como consecuencia de las pruebas que había logrado superar, ya había alcanzado un elevado nivel de fe.

 

Sucedió con una persona que se adentró en el bosque. Caminaba tranquila y, de repente, un ruido le hizo alzar la cabeza y se asustó. Vio delante de él a un enorme gorila, parado y con las manos abiertas, que amenazaba con atacarlo. “¡Tengo que hacer algo; de lo contrario estoy perdido!”, pensó. “Seguramente a este gorila le habrán disparado los cazadores. Tal vez ha sentido en su cuerpo el impacto de las balas y sabe lo que es una escopeta. Tengo junto a mí un palo. Lo tomaré y fingiré que tengo en mis manos una escopeta, y con esto intentaré asustarlo. Si resulta, quizá logre escapar”. Colocó el palo como apuntando hacia la cabeza de la bestia y, cuando jaló el “gatillo”, se escuchó un ruido y el gorila cayó muerto a sus pies.

 

“¡Huy!”, exclamó el hombre. “¡Qué fuerza tiene este palo! ¡Es capaz de matar hasta a un enorme gorila!”. Lo que no supo fue que en realidad había un cazador vigilante que se encontraba oculto en la copa de un árbol cercano, y que él había disparado y matado al gorila con su arma…

 

La lección que quiere transmitirnos el versículo de la Torá es que en todo momento y frente a toda situación debemos recordar que estamos obligados a hacer nuestro máximo esfuerzo para alcanzar nuestras metas. Lógicamente y de ninguna manera debemos olvidar que todo depende de la decisión Celestial, como está escrito en el Talmud, que aun cuando “el hombre goza de la libertad de elección y ahí radica su responsabilidad, no hay quien mueva un dedo en este mundo si no se lo permiten desde los Cielos”.

 

Esto no nos exime de buscar la solución a todos nuestros problemas, trabajando con empeño y esfuerzo para satisfacer nuestras necesidades de forma natural. Lo que nunca debemos perder de vista es la supervisión Divina. Por ejemplo, citemos el tema del sustento; creemos que nuestra inteligencia, nuestra habilidad para hacer negocios y llegar adonde llegamos es pura energía nuestra, y no nos damos cuenta de que “El Cazador” desde lo alto está protegiéndonos y dándonos todo lo que tenemos.

 

Cuando vemos que alguien tiene éxito en los negocios, pensamos que es por su gran perspicacia para ello. Pero en verdad es al revés. Hashem decide cuánto dinero ha de tener esa persona; Él es quien le da la capacidad y las oportunidades necesarias para adquirir esa riqueza.

 

En cierta ocasión, Rabí Levi de Bardichev vio a un hombre que corría. “¿Hacia dónde corres?”, le preguntó. “Hacia mi sustento”, respondió el hombre. “¿Y cómo sabes que tu sustento está enfrente y no detrás de ti…?”.

 

Dos hombres ricos que vivían uno al lado del otro se encontraban discutiendo. Cada uno afirmaba que el músico que tocaba el arpa frente a su ventana había ido a entonar las hermosas melodías en su honor. Cada uno quería mostrar el respeto que exigía para sí su gran fortuna. La disputa continuó hasta que llegaron ante el Nodá biYehudá. Los dos prepararon una sustancial suma de dinero para entregarla al rabino por juzgar su caso. El rabino les dijo: “¡Es evidente que el músico no fue a tocar el arpa para honrar a ninguno de ustedes, sino para honrarme a mí, debido a que ahora recibo tan grande suma de dinero por juzgar este caso!”.

 

A cada paso de nuestra vida, lo mejor es que reconozcamos que todo, absolutamente todo, está manejado por nuestro Creador, que Él nos dirige y supervisa cada instante de nuestra vida. Lo que está destinado para cada uno de nosotros, nadie en el mundo podrá quitárnoslo. No tenemos que correr desesperados de un lado a otro para conseguir el sustento. Debemos hacer tiempo para la familia, para estudiar Torá y cumplir mitzvot. Si confiamos en el Proveedor de Todo, todo nos será más fácil y llevadero.  ©Musarito semanal

 

 

 

“Y tú recordarás a Dios, tu Dios, que es Él Quien te otorga a ti la fuerza [consejos correctos] para hacer [para adquirir] riqueza.”[1]

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Debarim 8:18.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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