Perashat lej lejá
Kidush hashem
“Cuando Abram oyó que su pariente había sido hecho prisionero, armó a sus pupilos nacidos en su casa” 14:14
Pasaron diez generaciones desde Noaj y la humanidad continuaba descendiendo en el marco ético y espiritual. En un mundo sumido en la idolatría nace Abram, hijo de un escultor y proveedor de ídolos. Abram analizó y llegó a la conclusión que debía haber una Primera Causa y fue cuando descubrió y reconoció la existencia de Hashem.[1] Fue llamado “HaHibrí” (el hebreo), los Jajamim explican el origen del nombre: etimológicamente significa “del otro lado”, desafió a toda la humanidad en contra del paganismo y en pro de la verdad que él había descubierto.[2] Para comprobar si realmente estaba dispuesto a sacrificar todo por las ideologías en las que creía, tuvo que soportar diez duras pruebas de Hashem.
Lot, era hijo de Harán su hermano, quien pereció en la hoguera en Ur Kasdim, Abram asumió la responsabilidad de criarlo. Ambos se dedicaron a la ganadería. Un día los pastores de Abram discutieron con los de Lot. Todo comenzó cuando los empleados de Lot permitieron que su ganado apacentara en campos ajenos, Abram decidió entonces separarse de su sobrino.[3] Lot se fue a vivir a la rica pero perversa ciudad de Sodoma en el fértil valle del Jordán. Luego se desató una guerra entre los reyes de la región y Sodoma es vencida y Lot fue tomado como prisionero. Cuando Abram se enteró, alistó a su gente para enfrentar a los cuatro reyes y rescatar a Lot. Enfrentar a estos monarcas representaba una empresa sumamente arriesgada, los ejércitos contra los que había que guerrear eran numerosos y muy bien armados y Abram contaba con pocos recursos; existen opiniones que el único que lo acompañaba era su siervo Eliezer.[4]
¿Por qué se expuso Abram a tanto peligro? ¿Qué lo motivó a rescatar a quien lo había abandonado todo? El Midrash explica que los rostros de Abram y Lot tenían facciones similares.[5] Cuando Abram se enteró que su sobrino había sido capturado, temió que Nimrod lo obligara a declarar en público que Hashem no existía y debido al parecido entre ambos, cabía la posibilidad que la gente pensara que se trataba de él mismo y llegarían a la conclusión de que ya no habría razón para mantener la fe en Hashem.[6] La preocupación que se fuera a provocar un Jilul Hashem (profanar el Nombre de Hashem), fue lo que impulsó a Abram a enfrentarse a una desigual guerra contra los cuatro reyes.[7] El móvil de su lucha contra los reyes era por Kidush Hashem (Santificar Su Nombre), esto disipó cualquier miedo y demostró que quien cumple con Su palabra, del Cielo lo asisten y protegen.[8] Esto mismo determinó la decisión de separarse de Lot ya que al ver a los animales pastando en campos ajenos, la gente podía pensar que el ganado era de él y esto también provocaría un Jilul Hashem.[9]
A veces pensamos que Jilul Hashem se comete solamente delante de gentiles… ¡Donde más se tiene uno que cuidar es entre los mismos Yehudim! A veces, no tenemos en cuenta la importancia de esta Mitzvá, y nos comportamos con prepotencia y arrogancia, dando una imagen desagradable, provocando que se diga: ¡Así se comportan los seguidores de Hashem! Antes de actuar reflexiona: ¿Mi comportamiento es según el criterio que indica la Torá? ¡Cuánta responsabilidad y conciencia debemos tomar en este punto, no sabemos quién nos está mirando y cómo podemos influenciar a esa persona con nuestro ejemplo! Debemos trabajar sobre nosotros para mejorar nuestros buenos modales, y comportarnos con refinación y delicadeza como corresponde a los hijos de un Rey….
En una peligrosa autopista en Israel, un yehudí regresaba a su casa, pasaba por una zona llena de curvas muy peligrosas y por el espejo retrovisor se da cuenta que el coche que viene atrás intenta rebasarlo. “Tal vez no conoce la zona, voy a atajarle el camino con mi auto para evitar que siga acelerando y cuando termine la zona de peligro le daré el paso”, así pasan algunos kilómetros hasta que el yehudí llega a su hogar, quedaba justo en un costado del camino, detiene su auto y el conductor de atrás estaciona su automóvil y enfurecido se dirige hacia el yehudí y comienza a pegarle en una forma cruel hasta dejarlo sangrando y con la nariz rota.
Por más que el hombre intentaba explicarle que su comportamiento había sido con la sola intención de protegerlo de un accidente, el hombre se encontraba fuera de sí y no cesaba de golpear e insultar. Los vecinos escucharon el escándalo y salieron a auxiliar a su vecino, el hombre regresó a su auto y se alejó rápidamente. Los vecinos consiguieron el número de la matrícula del agresor para que pudiera denunciarlo a la policía; después de curar sus heridas, llamó por teléfono a su Rab para preguntarle si podía dar parte a la autoridad. El Rab le aconsejó dejar pasar la noche. Al otro día el Rab al ver que no recibía la llamada de su alumno, se comunica con él. El hombre le comentó que uno de los vecinos ya había conseguido los datos del agresor. “¿Y qué piensas hacer?”, inquirió el Rab. “A pesar de que me rompió la nariz decidí no denunciarlo”. “¿Puedo saber el motivo?”. “Seguramente que al llevarlo con el juez perderá su empleo al no poder negar lo sucedido por los testigos que presenciaron su agresión. No quisiera ser responsable de que pierda su fuente de ingreso. En lugar de denunciarlo a la policía, lo invitaré el próximo Shabat a mi casa. Estoy seguro que cuando vea lo que es una casa judía con la gracia del Shabat, empezará a corregirse y cumplir Mizvot y ése será mi mayor pago...”.[10]
Este Shabat, más de un millón de judíos alrededor del mundo se reunirán para experimentar juntos un Shabat. Hombres y mujeres en 465 ciudades y 64 países participarán en enormes eventos donde se hornearán jalot, compartirán sus mesas y se reunirán en los Baté Kenesiot. Todos juntos, los que lo llevan a la práctica semanalmente, junto a los que no lo hacen… todavía. Es un evento sin precedentes para el pueblo judío, es una oportunidad que ningún yehudí debe desaprovechar. Una invitación a la unidad. Una tranquilidad e intimidad en familia y entre amigos que podemos llevar a nuestros hogares para desconectarnos de todo aquello que satura nuestras mentes, una oportunidad para desintoxicarnos del materialismo y así podamos revisar, renovar y reforzar las relaciones más importantes que tenemos en nuestras vidas como nuestro hogar y nuestro judaísmo. En estos momentos en los que nos encontramos en peligro ¡No hay Kidush Hashem más grande que este! Derribemos todas las murallas que nos dividen y pensemos en todo lo que nos une. Especialmente nuestro amor por Israel. Cuando el pueblo de Israel está unido, manifiesta que ¡HASHEM es UNO en este Mundo!
Dice el Talmud que la única forma de expiar el grave pecado de Jilul Hashem es con la muerte…[11] ¿Qué podemos hacer? Explican los Jajamim que cuando se santifica el Nombre de Hashem, también puede expiar la profanación ocasionada a Su Nombre.[12]
©Musarito semanal
“Eres Mi servidor, Israel, a través de quien Yo seré glorificado”.[13]
[1] Shabat 156a
[2] Midrash Rabá 42:8
[3] Rashí Bereshit 13:8
[4] Rashí Bereshit 14:14
[5] Midrash Rabá 41:16
[6] Shaar Bat Rabim
[7] Lebush Yosef
[8] Beer Yosef
[9] Bereshit Rabá 41:5
[10] Alenu Leshabeaj
[11] Yomá 86a; el Rambam, Hiljot Teshubá 1, 4
[12] Rabenu Yoná, Shaaré Teshubá (I, 47; IV, 5)
[13] Yeshaiahu 49:3
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