¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE TU NOMBRE?
“Tu nombre ya no será llamado Yaacob, sino Israel será tu nombre." 35:10.
En esta porción de la Torá, el pueblo judío obtiene el seudónimo de Israel. Hashem Mismo nombró a Yaacob,[1] aludiendo a las artimañas de las que se valió nuestro patriarca para luchar y vencer a Esav [2] y a su ángel guardián,[3] una vez que consiguió vencer a las fuerzas del mal, fue condecorado con el nombre de Israel, nominación que significa ministro o perteneciente a la nobleza. [4]
En un principio debemos entender, por qué motivo se presentó un ángel ante Yaakob para luchar con él y atacarlo. Los ángeles conocían la grandeza de nuestro patriarca, su imagen está grabada en el Trono Celestial. Recordemos que cuando durmió en Har HaMoriá los ángeles subían y bajaban para mirar su rostro. [5] ¿Cuál era entonces el propósito del ataque?
El ángel que representaba a Esav atacó a Yaacob con la intención de destruirlo, sabía que en el futuro sus descendientes recibirían la Torá, y por ende serían el lugar de reposo de la Shejiná. La pelea con el ángel fue el presagio de la futura lucha de sus descendientes en el largo exilio que es comparado con la noche. Las naciones intentan seducir al pueblo judío para que abandone la Torá y se unan a ellos mediante promesas de grandeza y honor. Pero así como el ángel no pudo vencer a Yaacob, así las naciones fracasarán en su intento de apartarlos de la sagrada Torá que recibieron el el Monte de Sinaí.
Y así como Hashem nombró a Yaacob, Israel. Así también el nombre con el cual te designaron tus padres no fue producto de la casualidad, fue por medio de una inspiración divina; el nombre con el que te identificas contiene tu identidad y esencia, define las características y virtudes con las cuales puedes alcanzar tu misión. El Talmud relata que Rabí Meir solía vislumbrar la identidad de cada persona según su nombre particular. [6]
Vemos la importancia que debe tener la pareja al escoger el nombre del recién nacido. El Séfer Jasidim subraya lo transcendental que es esto, al grado que se puede vincular la suerte del recién nacido en base al nombre con el que se lo llame. ¿Acaso el nombre puede influir sobre el futuro del bebé? El Maguid (ángel), que se le revelaba al Rabí Yosef Karo resolvió la incógnita; dijo así: “Incluso si un malvado tiene el nombre de un Tzadik, dicho nombre no es en vano, pues así tiene una inclinación positiva a la cualidad a la que dicho nombre alude. Por ejemplo: quien se llama Abraham - se inclinará hacia el Jésed, bondad. Quien se llama Yosef - tendrá la fortaleza para superar las pruebas relacionadas a la promiscuidad, o sustentará a otros...”.
El Rab Yaacob de Lisa, mejor conocido como el Netibot HaMishpat, obtuvo el mismo nombre que el de su padre por un error del Mohel, quien después de practicar la Milá, tomo la copa de vino y procedió a nombrar al bebé y mientras decía: ´Y será su nombre en Israel…´. El padre de la criatura se encontraba absorto en algún pasaje del Talmud y pensando que le preguntaba por su propio nombre, le respondió: “Yaacob”. Cada vez que invitaban al Rab Yaacob de Lisa a subir a la Torá, la gente se extrañaba y no comprendían cuando el Gabai anunciaba que subiera “Yaacob ben Yaacob”, el Gaón les explicaba que se sentía orgulloso de su nombre, y que su mayor deseo era obtener una concentración profunda en el estudio de la Torá…. [7]
Otro punto que debe tomarse en cuenta es elegir un nombre que no suene extraño, uno que el niño no tenga que avergonzarse en el futuro: Uno de los jasidim del Admur de Gur, autor del Pené Menajem, se le acercó para informarle que decidió llamar a su hija recién nacida Yente, en memoria de su abuela. El hombre no olvidó destacar que lo consultó con su esposa, y ella estuvo de acuerdo. El Admur reaccionó extrañado: “¿y a la niña misma le preguntaron si ella también está de acuerdo con dicho nombre?” .[8]
Hoy en día, la costumbre entre los Ashkenazim es que el hijo mayor se llame según el abuelo materno, y el segundo como el abuelo paterno, para fortalecer así el vínculo (sentimental) con su familia. [9] Los Sefaradim acostumbran a la inversa: el hijo mayor es llamado como el abuelo paterno, mientras que el segundo como el abuelo materno. Ambos motivos guardan una relación estrecha con respecto al tema de honrar a los abuelos del niño. Algunos opinan que el castigo de la muerte de Nadab y Abihu surge del hecho de que Aharón llamó a su hijo mayor Nadab en nombre de su suegro (Aminadab), y sólo después honró a su padre, llamando a su hijo segundo Abihu (Abi Hu - es mi padre); fue castigado entonces, por invertir el orden... [10]
“Por tres méritos los Hijos de Israel salieron de Egipto. Porque no cambiaron sus nombres; no cambiaron sus ropas y no cambiaron sus lenguas”.[11] ¿Acaso por estas tres cosas solamente el Am Israel mereció salir de la esclavitud a la libertad? ¿Por qué se les considera tan importantes? Es probable que, además de la explicación literal de las palabras de nuestros Jajamim, podamos encontrar una explicación ética: Respecto al cambio de nombres podemos señalar que no fue solamente que siguieron manteniendo sus nombres hebreos. Dijo Rabí Yojanán: ‘¡Feliz aquél que creció y se esforzó con la Torá, y provocó satisfacción al Creador acrecentando su buen nombre! ¡Feliz aquél que se despidió (falleció) del mundo con un buen nombre!’. [12] Un buen nombre representa su honestidad, su rectitud. En la plaga de la oscuridad, los Hijos de Israel veían perfectamente, y aprovecharon para revisar las pertenencias de los egipcios. Antes de irse, le pidieron a los egipcios objetos de oro y de plata, y los egipcios adujeron que no tenían. Los hebreos le replicaron: “No es cierto; tienes tal y tal cosa en tal lugar, y lo vi en la plaga de la oscuridad”. Los egipcios no lo podían creer. “¿Lo viste y no lo robaste?”, le decían a los hebreos. Y por eso lo que pidieron se lo dieron de buena gana. [13] “No cambiaron sus nombres” significa que siempre fueron honestos: Rabí Shimón dijo: ‘Existen tres coronas: la de la Torá, la del sacerdocio (Kehuná) y la de la realeza. Pero la corona de la buena reputación es superior a todas ellas’. [14]
¡Cuidemos el nombre que poseemos!
¡Portemos con dignidad el nombre de nuestros padres o abuelos!
De ti y solamente de ti querido lector, depende que el nombre de ´Israel´ sea ennoblecido; que sea querido ante los ojos de Hashem y ante las demás naciones. De ti depende que las siguientes generaciones se identifiquen con los valores espirituales que nos legaron nuestros padres. De ti pende la profecía que establece: Te pondré (Israel) por luz de las naciones, para que llegue (el anuncio) de la salvación (que haré), hasta el confín de la tierra.[15] © Musarito semanal
“Tal como el aroma del aceite se esparce, así también el buen nombre se expande, pero mientras el aroma del aceite perfumado se evapora, el buen nombre permanece a lo largo del tiempo”.[16]
1 Bereshit Rabá 63:8
2 Bereshit 27:36
3 Ver; Midrash Rabá 77: 3
4 Rashí
5 Yeonatán Ben Uziel 28:12
6 Yomá 83b
7 Extraído de la revista Pájad David, Perashat Toledot; Rab David Pinto
8 HaTzofan
9 Keter Efraim
10 Taame HaMinhaguim
11 Bamidbar Rabá 20
12 Berajot 17a
13 Tanjumá Yashán Bo 3
14 Pirké Abot 4:13
15 Yeshayá 49:6
16 Sobre Kohélet 7:1