Vayikra
“Cuando un hombre de entre ustedes traiga una ofrenda a Hashem”. (1:2)
El Jumash Vayikrá trata, en su mayoría, de temas relacionados con las leyes del servicio del Santuario. En los primeros capítulos analiza los diferentes korbanot[i] que se requería que el pueblo judío acercara dentro del Mishkán.
Cuando un hombre de entre ustedes traiga una ofrenda a Hashem. El versículo denomina a la persona como Adam, ¿Por qué Hashem utilizó este término para la palabra hombre? Podría haber usado por ejemplo: enosh, gueber o ish, todos ellos refieren al hombre. Rashí explica que se utilizó el vocablo “Adam”, como alusión al primer ser humano creado; la lección que nos quiere dar la Torá es que cuando el hombre se dio cuenta del mundo maravilloso que el Creador había puesto para que pudiera habitarlo plácidamente, quiso acercar algo, una ofrenda como muestra de agradecimiento y así lo hizo. Y así como él acercó algo propio, pues todo lo que había en el mundo en ese entonces le pertenecía, así también, dice Hashem: Cuando ustedes traigan un sacrificio, asegúrense que sea de la misma clase que el de Adam, que sea verdaderamente suyo, no aceptaré donaciones de cosas que hayan sido adquiridas en forma deshonesta.
Y he aquí una escalera que estaba plantada en el suelo y su cabeza llegaba hasta el Cielo, y he aquí que ángeles ascendían y descendían por ella.[ii] Si usas el dinero para cumplir Mitzvot, es como una escalera con la cual puedes llegar hasta el Cielo; cuídate de no ganarlo ilícitamente, porque hasta los ángeles descienden y ascienden por ella.[iii]
Encontramos otra referencia al respecto: Y sucedió que al día siguiente Moshé se sentó a juzgar al Pueblo.[iv] Rashí explicó que sucedió al día siguiente de Yom Kipur.[v] Moshé reunió al pueblo para juzgarlos ya que pronto vendrían los donativos para la construcción del Santuario, él quería estar seguro que cada donativo que se recibiría no proviniera, de dinero mal habido o robado. Por eso Moshé anuncio que quien tenga reclamos o denuncias debían acercarse para aclarar sus diferencias. Quería estar seguro que todo lo que poseían era bien habido. Por eso luego, cuando los convoca para traer sus donaciones, les dice: “Traerán de ustedes donativos para Hashem”, de ustedes y no de los demás que les fue robado, ya que esas cosas son indignas para la casa del Eterno.[vi]
Otro lugar donde encontramos el mismo concepto es al final de la Perashá que leemos esta semana: Sucederá que cuando haya pecado y se haya hecho culpable, deberá devolver el objeto robado que robó, el monto de lo que haya defraudado”.[vii]
Todo esto nos demuestra que una de las principales causas que impiden que nuestras plegarias sean recibidas, es sin duda el grave pecado de robar: Quien tiene en sus manos cosas mal habidas, lamentablemente aunque clame y suplique, sus plegarias no tienen lugar.[viii] La Tefilá que hacemos hoy es en representación de los sacrificios que se hacían en el Bet HaMikdash; Que nuestros labios sustituyan los toros.[ix] Todo aquél que lee el texto de los sacrificios se le considera como si los hubiese ofrendado y se le perdonan todos sus pecados.[x] ¿Acaso alguien puede atreverse a acercar algo delante de Quien conoce perfectamente la procedencia de ese korbán?
Un Yehudí se encontraba en un viaje de negocios, tenía que llegar a su hogar antes de Shabat, pero por algunos contratiempos se atrasó y arribó a un poblado que se encontraba cerca de su ciudad. No conocía a nadie allí y se vio obligado a hospedarse en una pequeña hostería en la víspera de Shabat, llevaba consigo el dinero obtenido por sus ventas y no sabía dónde dejarlo, escavó detrás de un muro y enterró su paquete.
Cuando terminó Shabat fue a buscar su tesoro, y ¡Oh sorpresa! El dinero no estaba allí. ¡Se lo habían robado! Sus sospechas se centraron enseguida en el vecino de la hostería; era el único lugar de donde pudieron ver cuando lo enterraba el día anterior. Pero ¿cómo reclamarles? ¡No tenía pruebas de que ellos habían sido! Además, nadie lo conocía en esa comunidad, ¿Quién creería que traía ese dinero? nadie lo vio, no sabía qué hacer. Comenzó a llorar amargamente, pensando que todo el esfuerzo que invirtió para ganarlo había sido en vano.
Todo su futuro y su subsistencia dependían de ese dinero. ¿Cómo le explicaría su familia que lo había perdido todo? Se metió al Bet Hakneset y pidió desde lo más profundo de su corazón a Hashem que lo iluminara, y de repente, se le ocurrió una idea: Fue a la casa del vecino, y tocó su puerta. Un corpulento hombre abrió, el comerciante que venía decidido a recuperar su dinero, lo saludo y le dijo: “Perdone que lo moleste, pero quisiera preguntarle si usted podría ayudarme en un dilema”. “Dígame usted”, dijo el dueño de la casa intrigado. “Usted verá: yo vengo de muy lejos y necesito guardar mi dinero en algún lugar, para que no caiga en manos de ladrones. Ayer puse una suma en un escondite, pero tengo otro tanto que no sé dónde dejarlo. ¿Qué me aconseja usted? ¿Qué lo guarde en otro lugar, o que ponga también esta cantidad en el mismo lugar donde guardé el anterior? Le pregunto esto porque usted, que vive aquí, conoce a la gente y sabe más que yo que es lo que conviene…”.
Los ojos del dueño de casa se iluminaron. “¡Oh! ¡Oh! este... creo que lo más conveniente es que vuelva a esconder el dinero donde lo hizo ayer. Si fue seguro un día, será también al día siguiente”. “Tiene usted razón”, decía el hombre como si estuviese meditando. “¡Mañana mismo pondré el resto del dinero en el mismo lugar donde ayer escondí la cantidad anterior! Le agradezco mucho por su consejo”, dicho lo cual se retiró.
Mientras veía que el hombre se alejaba, el dueño de casa se introdujo en su cuarto y tomó el dinero que había robado anteriormente. Esperó un rato, y fue al escondite a colocarlo otra vez allí, no vaya a ser que aquel hombre, cuando regrese, no lo vea. Ya estaba vislumbrando que se iba a hacer una suma más grande aún, que la que tomó ayer.
Al día siguiente, cuando el ladrón fue a buscar su botín, en lugar de la suma que esperaba, encontró una nota que decía: “Gracias por ayudarme a recuperar mi dinero. Me encuentro de regreso a mi casa, y estoy muy contento de que podré entregar a mi familia el fruto de mi trabajo honesto y honrado, porque sólo cuando una persona obtiene su dinero lícitamente puede estar seguro de que Hashem lo bendecirá. En cuanto a lo que me robaste, te perdono con una condición: Que te comprometas a que ya no volverás a echar mano a nada que no sea tuyo. De esa manera, gozarás de la misma bendición que la que tengo yo”. ©Musarito semanal
“Nunca la persona podrá tocar lo que tiene decretado su compañero, ni siquiera puede tomar lo ajeno, aun si sólo fuese algo tan pequeño como un gramo de polvo”.[xi]
[i] El término Korbán es comúnmente traducido como ofrenda o sacrificio, en realidad no existe palabra alguna en español que efectivamente traduzca el significado del concepto. La palabra Korbán proviene de “Karob” que significa aproximar, al traer una persona una ofrenda a Hashem, está elevándose en términos espirituales y éste es el propósito del Korbán, aproximar al pueblo de Israel a Hashem. (Jumash Shem Tob)
[ii] Bereshit 28:12
[iii] Rab Shelomó Tawil
[iv] Shemot 18:13
[v] Según el Sifrí
[vi] Keli Yakar
[vii] Vayikrá 5:23
[viii] Yesod Veshoresh Haabodá
[ix] Hoshea 14:3
[x] Taanit 27b
[xi] Yomá 38b
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