Temor al pecado
“Envía para ti hombres que exploren la tierra de Kenáan” (13:2).
En la porción semanal encontramos tres temas que vamos a analizar: por un lado tenemos el episodio de los espías que fueron a explorar la tierra de Kenáan; el pesimismo que mostraron a su regreso indujo al pueblo a flaquear en su fe y esto despertó la Ira Celestial, y provocó que fueran condenados a morir en el desierto. Por otro lado, encontramos el caso de un hombre que fue sorprendido juntando maderas en Shabat, haciéndose acreedor con su acto a la pena capital. Finalmente, se nos ordena la mitzvá de colocar tzitzit a las prendas de cuatro puntas.
¿Qué relación hay entre estos eventos para que se mencionen uno detrás de otro?
Comencemos por el incidente de los espías. Es muy difícil comprender cómo un grupo de hombres importantes y conocidos dentro de la comunidad hayan provocado que todo un pueblo, que había sido duramente esclavizado en Egipto y fue rescatado y conducido por Hashem a lo largo del desierto y, a pesar de haber visto en el trayecto incontables milagros, hayan decidido regresar al país de su esclavitud abandonando a Moshé, y lo que es mucho más grave, ¡abandonando a Hashem! ¿Cómo pudieron cometer una equivocación así?
El Shelá HaKadosh explicó que, en verdad, todos los espías eran hombres justos. Ellos deseaban quedarse en el desierto con Moshé. Tomaron esa decisión después de que se enteraron, por medio de la profecía de Eldad y Medad, que Moshé no sería quien los conduciría a travesar el Yardén.[1] Por tanto, vemos que no rechazaban a la Tierra de Israel; se dieron cuenta de que era una tierra Sagrada, una tierra especial. Pero consideraron que era mejor aprender Torá de Moshé en el exilio. Ellos sabían que el camino que los llevaba hacia la tierra estaría lleno de peligros, tanto espirituales como físicos, y sintieron que sin su fiel guía no serían capaces de enfrentarlos.
Ahora analicemos el episodio del hombre que estaba juntando la madera en Shabat. Él lo hizo deliberadamente. Después de que Moshé reprendió al pueblo por haber llorado con el reporte de los espías, les informó que morirían en el desierto. Él percibió que esto podría provocar que perdieran el temor a cometer algún pecado. La gente podría pensar: “¿Qué más da? Igual ya estamos condenados”.[2] Él quiso demostrarles que todavía eran responsables de sus acciones y que además tenían la misión de seguir instruyendo a la siguiente generación, que sí estaba destinada a entrar a la Tierra Prometida…
Por último, Hashem nos ordena: Y será para ustedes tzitzit, para que los miren y recuerden todos los mandamientos, y los hagan; y que no se desvíen tras su corazón y sus ojos, los cuales los hacen desviar.[3] Para que recuerden y hagan todos Mis mandamientos, y que sean santos….
Lo que tiene en común el error de los espías y el recolector de madera es que ellos actuaron con base en su razonamiento; ellos no consultaron a Moshé acerca de su proceder. La Torá no debe tomarse como una ciencia en la cual conducirse con base en el raciocinio personal. Éste no siempre es claro, ya que en la mayoría de las ocasiones los deseos nos engañan haciéndonos creer que estamos haciendo una mitzvá cuando en realidad lo que hacemos es una prohibición. Es por eso que cada idea debe ser revisada a fondo.
Ahora sí podemos ver la relación que tienen nuestros temas. El Pirké Abot aconseja: “Reflexiona sobre tres cosas… Sabe de dónde vienes, a dónde te diriges y ante quién estás destinado a rendir cuentas”.[4] Moshé ordena a los espías diciendo: “Uritem”, “Y verán la tierra”.[5] Cuando Hashem ordenó colocar los tzitzit dice: “Uritem”, “Y ustedes lo verán”. Y encontramos esta palabra una vez más cuando el Faraón ordena a las parteras judías: “Uritem”, “y ustedes verán en el momento del alumbramiento”.[6] Estas son las tres cosas que la persona debe tener presente para no pecar: “Y ustedes verán…”, en referencia a las parturientas. “Ten presente de dónde vienes y cómo naces”, “Y ustedes verán la Tierra”, respecto a los espías. Nos advierte, entonces, recordar a dónde retornaremos. “Y ustedes lo verán (el tzitzit)”, es un mensaje de que finalmente todos estamos destinados a presentarnos delante de Hashem en el temible Día del Juicio, y por tanto, debemos evitar pecar, a fin de cumplir cabalmente con Sus Ordenanzas… ©Musarito semanal
“Rabí Eliézer Ben Yaacob dijo: ‘Un hombre que lleva tefilín en su brazo y en su cabeza, tzitzit en su ropa y una mezuzá en la jamba de su puerta, tiene escasas probabilidades de pecar,[7] ya que está escrito: El hilo triple no se rompe con facilidad’.”[8]
[1] Sanhedrín 17a.
[2] Targum Yonatán (Yerushalmí).
[3] Bamidbar 15:39.
[4] Pirké Abot 3:1.
[5] Bamidbar 13:18.
[6] Shemot 1:16.
[7] Menajot 43b.
[8] Kohélet 4:12.
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