El cantar de los cantares
1.14 “Eshcól Hakófer Dódi Lí Bejárme 'En Guédi.”
“Un racimo de alheña es mi Amado para mí en las viñas de 'En Guedi”
En Breve:
Continúa diciendo Israel sobre su Amado: “Ante mis ojos te ves Tú como los brotes de aquel racimo de alheña,[1] que despide su delicioso aroma dentro de los viñedos del desierto de 'En Guedi.[2]
Profundizando:
¿Por qué razón el autor utilizó un ramillete como insignia del vínculo que existe entre el Creador y Su pueblo? Shelomó Hamélej lo utilizó como alegoría de la diferencia que hay entre los insignificantes esfuerzos que hace el 'Am Israel hacia su Creador, frente los magnánimos actos que Él hace para ellos. Según el Talmud, el término Eshkol (racimo) es una contracción de las palabras Shehacol Bo (que todo está en Él).[3] La alheña[4] que crece entre las viñas de 'En Guedi,[5] es una especie de hierba la cual produce varios brotes de los cuales emana un fuerte aroma,[6] así es mi Amado para mí. El Creador incrementó Sus bondades con nosotros… hace milagros en cada manifestación de la vida, maniobra a veces en forma tan sutil, que no reparamos en ello. Otras veces las maravillosas bondades que Él hace por Su amado pueblo son tan notorias, que se manifiestan -rebosando- también en la conducción que Él ejerce sobre toda la humanidad… El milagro diario de la existencia del pueblo judío es la más grande prueba del amor que profesa por ellos, como lo confirma el Salmo: Grandiosas son las obras del Eterno, requeridas son por todos los que las aprecian.[7]
Enseñanza ética:
Durante la festividad de Shabuot del año 5741 (1981) varios Yehudím se encontraban reunidos en las sinagogas inmersos en las plegarias de este sagrado día. Repentinamente sintieron el rugir de motores de aviones militares que pasaban por encima de sus cabezas con dirección hacia el sur. Nadie, ni siquiera los pilotos, conocía la misión. Nadie, ni los agentes de inteligencia, imaginó la connotación que conllevaba esa maniobra aérea. Pasaron casi diez años y entonces se descubrió la enorme cantidad de vidas que en aquellos momentos se estaban salvando con la operación. La aviación israelí, con la ayuda del Creador había bombardeado y destruido un reactor nuclear iraquí. Años más tarde, durante la guerra del Golfo el dictador y perverso Saddam Hussein disparó incontables cantidades de misiles Scuds hacia Israel y, de haber tenido capacidad atómica, las consecuencias hubiesen sido catastróficas… pero gracias a que “El Guardián de Israel no dormita ni cae en sueño”.[8] Y gracias a que “Él anticipa el remedio a la enfermedad”,[9] y sin que nadie imaginara las secuelas que esto hubiera provocado, el Todopoderoso ya había inhabilitado muchos años antes aquella arma letal….
Actos milagrosos suceden a cada instante durante toda nuestra vida, estos no son exclusivos para los grandes Jajamin (sabios) o para personas especiales, cualquier ser humano es susceptible de recibir o presenciar alguno. El Creador se encuentra detrás de las grandes maravillas y también de las cosas más ínfimas; de las cotidianas y de las inusuales. Él decide el destino y porvenir de cada persona. Él está en todos lados, aún donde no advertimos Su Presencia. Es muy sencillo encontrar, observar y palpar Su Grandeza, Su Omnipotencia y el control que tiene sobre cada cosa en particular. Lo único que se requiere es Emuná (Fe sincera), Cada día el Creador hace al hombre infinidad de milagros sin que éste se percate de ello.[10] La palabra para ‘milagro’ en hebreo es Nes, y la palabra hebrea para ‘desafío’ es Nisayón. Ambas provienen de la misma raíz porque el concepto es el mismo... Los milagros están por doquier, el desafío del hombre es reconocer y agradecer a Quien los hace.
Cuentan que después de la guerra de los Seis Días, hubo un gran despertar de fe en el Creador por los grandes milagros que ocurrieron en Israel, hasta el punto de que incluso las personas más alejadas estaban dispuestas a acercarse a la Torá. En una de esas oportunidades, invitaron a Rab Shalom Shebadrón, el “Maguid de Yerushaláyim”, el cual tenía la facilidad de hacer llorar y en un instante hacer reír al público. Subió al estrado y comenzó a relatar la siguiente historia:
“Un fotógrafo de prensa se encontraba en medio de un dilema muy grande, una compañía líder en medios periodísticos le había ofrecido a cambio de una gran cantidad de dinero, el que fuera a uno de los frentes de batalla y tomara fotos para publicarlas en sus medios. Por un lado estaba tentado por el capital, además de la fama que obtendría si lograba captar buenas imágenes; sin embargo, su vida corría peligro ¿Qué sería de su familia si a él le pasaba algo malo? Pensó con razón nuestro reportero que, en tiempos de guerra escasean los recursos y prevalece la carestía. Concluyó entonces que el abasto familiar se estaba volviendo cada vez más difícil, por lo que decidió tomar el riesgo.
Logró llegar hasta el frente de la batalla, tomó todo tipo de fotos y al volver sano y salvo, todos sus familiares y amigos lo recibieron para ver con él las maravillosas fotografías que había conseguido. En el momento en que fue a abrir la cámara para sacar el rollo y revelarlo, se dio cuenta que… ¡No tenía rollo…! ¿Podríamos imaginar su reacción? ¡Expuso su vida y finalmente fue como si no hubiese ido!”.
Rav Shebadrón concluyó diciendo: “Parece una historia inverosímil ¿Verdad? Sin embargo, siento decirles que en ocasiones nos sucede lo que a aquel fotógrafo…”. Mientras señalaba a algunos de los oyentes, les preguntaba: “¿Cuántos milagros podemos encontrar cada día? ¿Se han fijado en la perfección y armonía que existe en la naturaleza? Queridos hermanos, cuanto más conscientes seamos de lo que nos sucede, la percepción de la Supervisión Divina será mayor. Haber vivido sin esta conciencia, sería como abrir la cámara y descubrir con tristeza que, ¡olvidamos el rollo…![11]
Reflexionemos, veamos los pequeños y grandes milagros que el Creador, con su infinita Piedad nos hace a cada momento: nuestra vida transcurre con una inconsciencia de base, seamos agradecidos por cada segundo de vida y no perdamos la conciencia de la Supervisión Divina que nos dirige en cada paso que damos. Por el hecho que todo lo que nos sucede lo consideramos común y cotidiano, dejamos a un lado la conciencia del Creador que nos guía.
Retomando la idea inicial, concluimos que los actos del Creador son tan magnánimos que nuestra retribución por merecerlos siempre será incompleta e insignificante. Este reconocimiento de la poca valía de la actitud humana hacia el Creador de todo lo existente, debe despertar en nosotros el amor hacia Él y hacia Su Torá que corresponde expresar a través de la consagración al estudio de la misma y el cumplimiento de sus preceptos…©Musarito semanal
“Un milagro sirve para probar lo imposible, y sólo es útil para confirmar lo posible”.
[1] Esta especie de arbusto de raíces muy ramificadas y aromáticas tiene la propiedad de producir, durante varias veces al año, una gran cantidad de semillas.
[2] Ra”shí
[3] Shabbat 88b
[4] Especie de hierba aromática, que se utiliza para hacer perfume. Esta especie aromática tiene la propiedad de producir, durante varias veces al año, una gran cantidad de semillas.
[5] Es un oasis situado en Israel en la ribera oeste del Mar Muerto. La aridez y el calor extremos prevalecen en esta región desértica durante la mayor parte del año. Los manantiales perennes de agua potable (עֵין significa "manantial") que fluyen desde los altos riscos del desierto de Judea han hecho posibles el asentamiento y la agricultura..
[6] Ra”shí
[7] Tehilim 111:2.
[8] Tehilim 121:4
[9] Meguilá 13b
[10] Ver Ram”bán Shemot 13,16
[11] Lékaj Tob