El cantar de los cantares

3.5 “Hishba'ti Etjém Benot Yerushaláyim Bitzbaót O Beaylot Hasadé Im-Ta'íru Veim-Te'orerú Et-Haahabá 'Ad Shetejpátz”.

 

“Apenas pasé después de ellos hallé Al que ama mi alma; me aferré a Él y no Lo solté hasta que Lo traje a la casa de mi madre y al recinto de mi nacimiento”.

 

 

En Breve:

 

Israel, a sabiendas que estaba destinado a sufrir una serie de exilios, se dirige hacia las demás naciones y les hace jurar que no interfieran en el romance con su Amado.[1]

 

 

Profundizando:

 

Este versículo se repite tres veces.[2] Cada uno se explica según el contexto del capítulo. Israel, tras haber conseguido construir el Santuario, se dirige a las hijas de Yerushaláyim, que son las naciones que estaban destinadas a subir a conquistar la Ciudad Sagrada, y les advierte: ¡Si se atreven a interferir en el pacto entre el Creador y Su pueblo,[3] serán declaradas en abandono a su suerte en la espesura del bosque, como las gacelas o las ciervas salvajes! No busquen despertar hacia ustedes el amor mientras no haya vuelto hacia mí, pues es inminente que regrese a mí por Sí solo tal como lo hizo en el pasado.[4]

 

 

 

Enseñanza ética:

 

A lo largo de la historia muchos se esforzaron por destruirnos espiritualmente, haciendo que nos asimilemos y así apartarnos del Todopoderoso y de Su Torá. Pues no uno solo se ha levantado contra nosotros para destruirnos, sino que en cada generación se levantan contra nosotros para aniquilarnos, y el Santo, Bendito Sea, nos salva de sus manos.[5] ¿Cuántas veces han tratado de arrancarnos nuestro legado ancestral? Ellos, las deidades y las culturas a las que nos han querido someter ya no existen; todas se han perdido a través de la historia, ya casi nadie las recuerda (han terminado abandonadas como las gacelas o las ciervas del campo). Sin embargo, el pueblo de Israel sigue y seguirá vivo mientras la luz de la Torá continúe iluminando sus hogares pues Él prometió a Abraham que su simiente sería eterna.[6] El Creador ha diseñado las vicisitudes, pero a su vez tiene siempre un plan para la supervivencia y conservación de Israel en el mundo; la palabra abandono no tiene cabida en el fuerte vínculo que nos une con Él...

 

El Creador no solamente hace milagros para liberarnos de la opresión y de la amenaza de aniquilación de todos aquellos que intentan separarnos, sino que han sido ellos mismos quienes propician la salvación…. Por ejemplo: el faraón que tanto odio mostró hacia los judíos, crió en su propia casa a Moshé Rabenu. Cuando Hamán ideó su plan para aniquilar a los judíos, aconseja al rey Ajashverosh que mate a su esposa, la reina Vashtí haciendo así posible que Esther ocupara su lugar y salvara a todo el pueblo de Israel; y así podemos mencionar muchos otros ejemplos que hemos presenciado a través de la historia y también del presente...

 

El 6 de agosto del año 2014, el Estado de Israel estaba llevando a cabo una operación de desmantelamiento de varios túneles que el servicio de inteligencia del ejército había descubierto. La organización Hamas tramaba utilizar los túneles para infiltrar comandos terroristas en territorios israelíes y cometer atentados contra la población civil.

 

El sistema móvil de defensa aérea y antimisil “Cúpula de Hierro”, que fue creado como respuesta defensiva a la amenaza de la caída de cohetes procedentes de las fronteras norte y sur hacia la población civil. El invento ha interceptado miles de cohetes de corto alcance y artilleros desde una distancia de 4 a 70 kilómetros. El sistema detectó un cohete que había sido lanzado desde Gaza y realizó a la velocidad de la luz los cálculos necesarios para predecir el lugar del impacto con un margen de error de 200 metros, el misil volaba en dirección al centro de Tel Aviv….

 

La “Cúpula de Hierro” calculó la distancia a la que se encontraba el misil enemigo, así como los vientos que había en ese momento y lanzó un primer proyectil con la intención de interceptar al cohete enemigo en el aire, pero este falló. El sistema disparó un segundo cohete, pero este tampoco dio en el blanco. El comandante a cargo relató posteriormente: “Faltaban apenas cuatro segundos para el impacto en tierra, yo esperaba lo peor y conmocionado disparé la alarma para movilizar todas las ambulancias, el sistema había alertado sobre un incidente con una innumerable cantidad de víctimas fatales y miles de heridos. Un segundo después los sensores de la “Cúpula de Hierro” detectaron un fuerte viento del Este, soplaba tan fuerte que logró desviar el cohete, haciendo que este cayera en el mar. El comandante y varias personas que se encontraban allí estaban seguros de que el viento los había salvado… Y efectivamente así sucedió. Fue el viento del hálito de las Tefilot (plegarias) que salió de las bocas de la gente alrededor del mundo que, al enterarse de los ataques, abrieron sus libros de Salmos o quizás de los que se encontraban en el lugar, o tal vez otras personas que en otra época habían rezado para la protección del 'Am Israel. Seguramente había sido ese viento el que salvó las vidas de aquellos que estaban en peligro y descendieron en forma de viento y desviaron el misil…

 

El Eterno expresa Su amor por nuestro pueblo de diferentes formas, hay ocasiones en las que nos mueve esperando que reforcemos nuestra observancia y estudio de Torá. Dijo el rey David: Cerca se encuentra el Eterno de todo aquel que Lo llama… Él se encuentra cerca de todo el que lo llama, pero el Salmista pone una condición: Él está cerca de todo aquel que lo llama con verdad.[7] El versículo no se refiere a que seamos sinceros con el Todopoderoso, Él conoce nuestros pensamientos e intenciones, el rey David quiso dejarnos claro que cada Tefilá debe ser pronunciada con todo el corazón. Debemos saber que las plegarias son aceptadas siempre y cuando vengan con auténtica honradez y humildad, eso es todo lo que el Creador nos pide. Así ha dicho el Eterno: ‘En tiempo de aceptación te he respondido, y en el día de salvación te he ayudado’.[8] Un judío debe tener siempre presente que el Creador es inmensamente Bondadoso, todo lo que nos sucede es para nuestro bienestar y aunque Él conoce cuáles son nuestras necesidades, es válido que nos paremos ante Él y supliquemos por Su ayuda y protección pues es el Único que todo lo puede.[9]

 

A un doctor principiante le tocó en cierta ocasión hacer guardia a solas durante toda una noche en la sección de terapia intensiva de un hospital. Los demás doctores le dijeron que si tenía problemas con algún paciente, ¡que tocara la alarma y vendrán corriendo los doctores expertos para asistirlo! Recién comenzó la noche y las alarmas de los instrumentos conectados a los pacientes comenzaron a sonar. El médico de guardia aplicó todos los conocimientos que había aprendido en la universidad para tratar de salvar a los pacientes, pero aunque se esforzó mucho, murieron dos hombres. Cuando los administradores del hospital y las autoridades locales se enteraron de lo sucedido, llevaron al médico ante la justicia. El día del juicio él argumentó en su defensa que él había hecho todo lo posible para salvarlos, siguió al pie de la letra cada uno de los protocolos de los manuales y decía que por tanto no era su culpa. Al final lo condenaron a prisión, ya que le omitió una sola cosa… ¿Qué había faltado? ¡No hizo sonar la alarma…! Todos los días tenemos la posibilidad de pararnos ante al Creador y desbordar ante Él todos nuestros pesares. Aprende a rezar con concentración, como si tu vida dependiera de ello. ¡Porque así es! Él siempre se encuentra cerca, sólo tenemos que llamarlo de verdad…

©Musarito semanal

 

 

 

“El Am Israel siempre está solo, pero el Yehudí nunca está solo”.[10]

 

 

 

 

[1] Ra”shí y Metzudot David en el versículo 2:7

 

[2] Ver 2:7, 3:5 y 5:8

 

[3] Ver Shemot 19:5.

 

[4] Metzudat David

 

[5] Hagadá de Pésaj

 

[6] וַהֲקִמֹתִי אֶת־בְּרִיתִי בֵּינִי וּבֵינֶךָ וּבֵין זַרְעֲךָ אַחֲרֶיךָ לְדֹרֹתָם לִבְרִית עוֹלָם  Estableceré Mi pacto entre Mi y ti, y entre tu descendencia después de ti a través de sus generaciones como pacto perpetuo. Bereshit 17:6

 

[7] Tehilim 145:18.

 

[8] Yesh'ayá 49:8.

 

[9] Extraído del libro Dosis diaria de Torá, página 259; Rab Benni Aharorov.

 

[10] Rabenu David Zaed.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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