El cantar de los cantares
2.7 “Hishba'ti Etjem Benot Yerushaláyim Bitzbaot, O Beaylot Hasadé; Im Ta'iru Veim Te'orerú Et Haahabá 'Ad Shetejpátz”.
“Las conjuré, hijas de Yerushaláyim, por las gacelas o por las ciervas del campo; que no despierten y no perturben el amor, hasta que sea deseado”.
En Breve:
Israel gira su rostro hacia las demás naciones, como una novia que conjura a las demás doncellas a no interferir en su romance con su Amado.[1]
Profundizando:
“Las conjuré”, ¿Quién lo hace, a quién se refiere y para qué? Algunos comentaristas sostienen que Israel, quien representa a la novia, hace jurar a las otras doncellas (naciones paganas)[2] ¡Manténganse alejadas de mi amado! ¡Yo soy la única a quien Él desea! Ustedes son como las gacelas o como las ciervas del campo, que corren libremente sin dueño en el bosque. Mientras el amor de mi Amado no retorne hacia mí, no me obliguen a transgredir Sus Ordenanzas y así hacerme aborrecible ante Sus Ojos para que Su amor se incline hacia ustedes.[3]
Enseñanza ética:
Este versículo encierra una metáfora referente a ocho momentos fundamentales en la historia de Israel que profetiza Shelomó Hamélej: La salida de Egipto, la entrega de la Torá, La erección del Santuario, el ingreso a la Tierra Prometida, la construcción del Bet HaMikdash, el exilio babilónico, el retorno a Tzión, el segundo Templo y su ulterior destrucción. Semejante a esto, encontramos en el Talmud, una referencia al futuro cuando el Creador traiga la redención a Sus hijos: Dijo Rabbí Yojanán: “¿Quién se atreverá a introducir su capa entre el león y la leona?”.[4] Quiere decir: ¡Ay de la nación que se encuentre en la hora en la que el Creador rescate a sus hijos, e intente perturbar la reunión del sagrado pueblo en la Tierra Prometida y encontrar allí la unión con su Creador!
Los exégetas comparan al Todopoderoso con el comportamiento de ciervo o la gacela; la metáfora connota al comportamiento que Él manifiesta ante Israel y lo exponen así: El hábitat donde generalmente se encuentran estos animales son las llanuras abiertas, y donde la vegetación no es más alta que su vista, así pueden prevenir que sean alcanzados por alguno de sus depredadores. Duermen en intervalos de escasos minutos, y están expectantes a cualquier movimiento o ruido. El ciervo cuando duerme cierra un solo ojo, el otro lo deja abierto para mantenerse alerta; la gacela se vale de su buena visión para prevenir ser sorprendida, utiliza un ojo para observar a su enemigo que la persigue y el otro para mirar hacia delante y sortear todos los obstáculos.[5]
Esta cita nos muestra cómo se conduce el Todopoderoso con el pueblo judío. Debido a la necedad de los pecados, el Bet HaMikdash fue destruido y en consecuencia, la Divina Providencia se separó de nosotros y fuimos exiliados por todo el mundo, hemos sido víctimas de furiosos ataques y en incontables ocasiones, hemos sufrido la vergüenza de escuchar a otras naciones blasfemando: ¿Y dónde está Aquel que dicen ustedes que los protege y defiende…? Recitamos en la plegaria matutina: “Sólo Tú puedes interceder en momentos de aflicción, y así como se apiada un padre de su hijo, apiádate de nosotros, ten clemencia de Tu heredad, compadécete como la cuantía de Tus piedades. Salva el rebaño de Tus pastoreos, porque Tuya es la salvación”. Aunque los enemigos de Israel se han afanado para arrancar de nosotros la fe en el Creador, nosotros nos mantenemos firmes y confiamos que el Guardián de Israel no dormita ni duerme,[6] Él mantiene Sus Ojos abiertos para anular todos los ardides que se ciernen sobre Su amado pueblo…
En tiempos de la segunda guerra mundial, muchos ciudadanos alemanes vivían en Inglaterra, de los cuales un número considerable de ellos eran judíos. El gobierno inglés sospechaba que entre ellos hubiera algunos que estuvieran pasando información confidencial al enemigo y entonces decidieron deportarlos a unas islas cercanas para protegerse de los espías.
Los ingleses especularon que el costo de la manutención de los judíos en la isla sería muy elevado, y entonces optaron por pedir al gobierno de Australia que los recibiera en su territorio. Faltaba solamente resolver quién tomaría el riesgo de llevarlos. Navegar por esa zona implicaba el peligro de ser atacados por los barcos alemanes. Entonces resolvieron que ofrecerían a los presos de las cárceles llevarlos a cambio de obtener su libertad. Las propuestas del gobierno inglés fueron aceptadas, y a los pocos días el barco comandado por los exconvictos navegaba rumbo a Australia. Les habían dicho que una comitiva militar los escoltaría hasta el destino, al final no cumplieron, y el barco tuvo que navegar solo en medio del peligro.
Al salir de las aguas territoriales inglesas, los reclusos comenzaron a robar el dinero y las joyas a los judíos, mientras que todas sus prendas y libros fueron arrojados al mar. Más allá del dolor por la pérdida de sus posesiones, la indignación de aquellos pasajeros era muy grande, pues robar dinero era lógico, pero ¿qué beneficio tenían esos ladrones en tirar la ropa y los libros al mar? A muchos este episodio terminó de desmoralizarlos totalmente. "¿Por qué el Todopoderoso les estaba permitiendo hacer eso? ¿Acaso no alcanzaba con haber sido extraditados? ¿Por qué no nos dejó nuestras prendas y los libros? - se preguntaban. Sin embargo, otros trataban de mirar hacia adelante. Nadie podía responder a esas preguntas, pero muchos de ellos sabían que, si Él así lo había decidido, seguro que era para bien. Finalmente, los judíos llegaron a Australia y comenzaron a buscar vivienda y trabajo para rehacer sus vidas. El tiempo transcurrió y lograron adaptarse a la nueva sociedad. Muchos también pudieron volver a afianzarse económicamente. Sin embargo, el dilema del barco seguía en sus corazones sin poder entenderlo.
Cuarenta y un años después de este incidente tan triste, se imprimió un libro llamado "Recuerdos de un general nazi", el militar responsable de capitanear un submarino relataba sus experiencias de guerra. En el cuarto capítulo, cuenta que, en una de sus operaciones militares, estaba en el submarino vigilando las aguas del enemigo inglés y de pronto detectaron un barco con bandera inglesa. Enseguida dispararon dos torpedos, pero no lograron dar en el blanco. De pronto vieron libros y prendas en el mar, un hecho que les pareció extraño. El capitán detuvo el ataque y ordenó subir a la superficie, a investigar lo que sucedía allí antes de hundir el barco. Los marineros lograron “pescar” algunos de los objetos y fueron presentados ante el capitán. Al revisar el contenido, encontró varios libros de novelas en idioma alemán. Dedujo que los ingleses llevaban rehenes alemanes. Ordenó a sus superiores detener el ataque, además determinó acompañar al barco hasta que salga de la zona de peligro, y de esta manera salvar a los “ciudadanos alemanes” que viajaban en él...
El Eterno, está contigo; un Guerrero que trae la salvación.[7] Él está siempre alerta, Él supervisa, controla y protege en todo momento. Con sólo poner un poco de atención en los detalles cotidianos, podremos sentir la amorosa presencia de nuestro Creador. Entre más consciencia tengamos de su Presencia, nos sentiremos tan seguros y protegidos como un niño que duerme tranquilo envuelto en los fuertes y poderosos brazos de su padre. Confiemos en Él, y tomemos con responsabilidad los riesgos involucrados en el amor y el compromiso que debemos tener a Quien tanto nos da...©Musarito semanal
“La vida es el regalo que Él te entrega cada día. La forma en que la vivas será el regalo que le hagas a Él”.
[1] Metzudat David
[2] Ra”shí, En este versículo בְּנוֹת יְרוּשָׁלִַם oh hijas de Jerusalem hace alusión a los ministros y dirigentes de las demás naciones del mundo:, (les llama hijas de Jerusalem porque recibían prosperidad gracias al impacto que provocaba en el Cielo los setenta sacrificios que acercaban los Cohanim, en su representación durante la festividad de Sucot)
[3] Metzudat David
[4] Sanhedrín 106a
[5] Abodat HaGuershuní
[6] הִנֵּה לֹא יָנוּם וְלֹא יִישָׁן שׁוֹמֵר יִשְׂרָאֵל El Guardián de Israel no dormita ni duerme; Tehilim 121:4
[7] יְהֹוָה אֱלֹהַיִךְ בְּקִרְבֵּךְ גִּבּוֹר יוֹשִׁיעַ Hashem, tu Dios, está contigo; un Guerrero que trae la salvación; Tzefaniá 3:17