El cantar de los cantares
2.17 'Ad Sheyafúaj Hayóm Venasu Hatzelalím; Sob Demé-Lejá Dodí Litzbí, O Le'ófer Haayalím 'Al-Háre Báter:
“Hasta que despunte el día y huyan las sombras. Vuelve, compárate mi Querido a la gacela o al cervatillo, sobre las cumbres apartadas [entre sí]”.
En Breve:
Suspira Israel diciendo con nostalgia: “Aunque Él mantiene Su Presencia entre los sabios, finalmente está alejado de mí debido a mis pecados. Pero yo quisiera revindicar el amor. Y antes que llegue la noche”, quiere decir, hasta que las sombras se alarguen hasta perderse en la lejanía, “desearía estar de nuevo junto a Él. Fue entonces que se volteó mi Querido como si fuera un venado que corre y se acerca hacia mí…”. Esto viene a aludir a la cercanía que el Creador tuvo aun a pesar de que la congregación de Israel pecó.[1].
Profundizando:
Hasta que despunte el día, el día de mi pecado, y las sombras, los méritos que me protegían, huyeron de mí, refriéndose al pecado del becerro de oro, nosotros mismos causamos que el Creador se apartara de nosotros. Y fue entonces que, Moshé provocó que nuestro Amado, se compare a la gacela o al cervatillo, para apaciguar al Creador y buscar la reconciliación, que entonces se encontraba distante como las cumbres escarpadas y apartadas entre sí.!
Enseñanza ética:
¿Quién era Moshé? En su infancia fue adoptado por la hija del Faraón. Creció en el palacio real. Vestía como egipcio, lucía y hablaba como egipcio.[2] Su propio nombre, Moshé, le fue dado por la hija del Faraón.[3] Tuvo que huir forzosamente de Egipto, cuando era relativamente joven, debido a que había ejecutado a un capataz que golpeaba a un hombre hebreo y se estableció en Midián.[4] Se casó con la hija de un sacerdote del lugar. Aunque era judío de nacimiento, pasó la mayor parte de su vida entre egipcios y midianitas. ¿Cómo llegó entonces a ser el más grande de los profetas y el conductor de 'Am Israel? Sucedió en esos días que Moshé creció[5] y comenzó a acercarse a sus hermanos y vio sus cargas.[6] Moshé gozaba del esplendor y lujos del palacio del Faraón, pero lejos de volverse indulgente consigo mismo, y consciente de su origen judío, salía todos los días del palacio para visitar a sus hermanos en los campos de labor. Fingiendo que él estaba asistiendo a los supervisores egipcios, inclinaba sus hombros y cargaba las pesadas cargas, pues se sentía triste por ellos.[7]
En su estadía en Midián atendía el ganado de su suegro. Cierto día un cordero se escapó del rebaño, Moshé lo siguió hasta que alcanzó unos arbustos cerca de un estanque de agua. Allí se detuvo y comenzó a beber. Moshé dijo: “Yo no sabía que corriste todo este camino porque estabas sediento; debes estar cansado”, alzó al cordero sobre sus hombros y lo cargó de regreso al rebaño.[8] Dijo entonces el Todopoderoso: El pastor de Mi Rebaño, el pueblo de Israel requiere de un conductor que se comprometa y preocupe por toda la generación y que intente satisfacer las necesidades de cada integrante en forma particular de acuerdo a sus sentimientos, fuerza y posibilidades,
La empatía es una herramienta indispensable para los padres que verdaderamente desean guiar a sus hijos. Moshé Rabenu recién fue elegido líder luego de haber demostrado que poseía esta cualidad, primero como pastor, al sentir el dolor de una pequeña oveja, y luego como la persona que fue capaz de abandonar el palacio del rey y sentir el sufrimiento de su pueblo. Rabí Yehoshúa reprendió a Rabán Gamliel por no tener suficiente empatía con su pueblo, y lo expresó de esta manera: "Pobre de la generación que te tiene como su líder, porque tú no sientes su sufrimiento".
En la tierra de Israel, en la ciudad de Rejasim, vive un Abrej llamado Rab El'azar Shar'abi.
En la época de la guerra de Gaza, por motivos personales, debió viajar a Bené Berak. Estando allí, cuando fue a un Bet Haknéset para el rezo de Arbit, le tocó ser espectador de una experiencia conmovedora, lo que vieron sus ojos, y escucharon sus oídos ese día, no lo olvidaría nunca en su vida. Estaba sentado en un banco diciendo Tefilá, nos cuenta Rab Sha'rabi, y a mi lado había un judío de aspecto importante, se veía en su cara que era un estudioso de Torá, y un gran Tzadik (Justo). Me sentía satisfecho de estar orando al lado de una persona de tanta categoría espiritual, pero todavía no tenía idea de lo que estaba por presenciar. En medio de la 'Amidá, continúa contando el Rab, escuché cómo el hombre que estaba parado a mi lado se deshacía en llanto y derramaba sus lágrimas como torrentes. Cada bendición la pronunciaba con estremecimiento y agradecimiento al Creador.
Todo el tiempo estuve parado junto a él, tembloroso y conmovido, escuchando cómo un Talmid Jajam de una categoría tan alta, conversaba con el Todopoderoso, y le abría su corazón volcando todos sus sentimientos, haciendo una reseña de las distintas etapas de su vida, y agradeciéndole por todas sus bondades para con él. Pero esto no terminó aquí… El Rab alargaba y alargaba…, y yo a su lado. Mirando a mí alrededor noté que la mayor parte de la gente había abandonado el Bet Haknéset, quedábamos allí sólo tres personas.
De pronto, escucho del Talmid Jajam algo que me estremeció: "Patrón del Mundo: ¡Ya no puedo resistir más los sufrimientos de tus queridos hijos! Yo te manifiesto que entrego mi alma por el pueblo de Israel. Te pido que la lleves como expiación por ellos, y rescates a tu pueblo de todos sus pesares". El Rab se encontraba en el clímax de su oración, yo me había contagiado de su emoción y quería abrazarlo, pero no podía hacer nada porque, como indica la Halajá, (debido a la cercanía en la que me encontraba de él), tenía que quedarme inmóvil hasta que él terminara la Tefilá. Finalmente concluyó, dio los tres pasos, y ni siquiera advirtió que yo estaba a su lado, dijo el 'Alenu Leshabéaj (oración de cierre), y se retiró. En ese momento, lo único que me importaba era saber quién era ese judío que acababa de entregarle ese mensaje al Creador, pidiéndole que lo lleve como expiación, por sus hermanos, el pueblo de Israel. Me dirigí a la persona que había quedado con nosotros en el Bet Haknéset, y le pregunté el nombre del Rabino que acababa de abandonar el lugar. Me contestó que su nombre era Rabbí Tzví Kaplan, nieto del Mashguíaj (conductor espiritual) de Mir: Rabbí Yerujam, quien hace muchos años fuera el Rosh Kolel (director de una academia de estudios) en Tel Aviv. Su nombre no me aportó mucho, puesto que no lo conocía, pero a partir de ese momento, se grabó en mi memoria.
Rab Shar'abi volvió a Rejasim, llevándose consigo la vivencia de la Tefilá que alcanzó a escuchar. Pasaron unos días, y al volver de la plegaria matutina, comenzó a hojear el diario. Un aviso de importante tamaño llamó su atención… tuvo que sostenerse de la mesa con ambas manos para no caer al suelo… leyó un comunicado que avisaba, con mucho dolor, la desaparición de esa gran persona el Gaón Tzví Kaplan. Inmediatamente comprendió que el pedido de Rab Tzví había sido aceptado en los Cielos y el Tzadik había sido llevado al otro mundo como expiación por el pueblo de Israel...
En cada generación y generación existen dirigentes que aman tanto a la nación judía que están dispuestos a entregarlo todo en pro del prójimo. Este es el legado que adquirimos de nuestro gran conductor Moshé, quien en varias ocasiones abogó por los hijos de Israel para despertar el atributo de la Misericordia Divina en aras de Israel en los momentos que más necesitaban. Llegó incluso a sacrificar el beneficio que su nombre aparezca escrito en la Torá a cambio que la nación judía fuera perdonada ante la inminente destrucción de la nación después que cometió el pecado del becerro de oro: hasta que despunte el día y huyan las sombras… Y así abogó Moshé por los hijos de Iseael: Y ahora, si perdonas su pecado… pero si no, bórrame ahora de Tu Libro que escribiste.[9] Una actitud de entrega tan sincera y comprometida es lo que hace que el Todopoderoso perdone a Sus hijos de sus pecados y regrese a ellos como la gacela o al cervatillo, sobre las cumbres apartadas…
Con este mensaje cerramos el segundo capítulo del Shir HaShirim, el leal y apasionado líder de Israel, nos muestra el auténtico concepto del amor, el cual no solamente es el tema principal del Shir HaShirim, es el fundamento de toda nuestra sagrada Torá: Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.[10] Amando al prójimo es el camino más fácil para llegar a amar al Creador… ©Musarito semanal
“Sólo por la hermandad puedes aceptar sobre ti mismo la Soberanía del Creador. La llave para ser temeroso del Todopoderoso es la unidad de uno con el otro”.[11]
[1] Metzudat David
[2] Ver Shemot 2:19.
[3] Ídem 2:10.
[4] Ídem 2:15.
[5] Creció física y también engrandeció política y socialmente, el Faraón lo nombró sobre toda su casa; Tanjumá Yashán, Vaerá 17.
[6] Shemot 2:11.
[7] Ver Rashí 2:11 y Shemot Rabbá 1:27.
[8] Shemot Rabbá 2:2.
[9] Shemot 32:32.
[10] Vayikrá 19:18.
[11] Rabbí Moshé de Kobrin