Orjot Tzadikim (Las sendas de los justos)
Una persona recibe constantemente la oportunidad de mejorarse a sí mismo, y de alcanzar una gran elevación en su servicio al Creador y en su influencia sobre los demás. Hay quienes tienen la naturaleza de ser productivos y ágiles, mientras que hay quienes tienen por naturaleza la pesadez y la pereza. A pesar de que la persona haya nacido con cierta tendencia desde el vientre materno, esto no basta para rendirse. El perezoso puede cambiar por medio de esfuerzo y gracias a que se acostumbre a ir hacia el extremo opuesto, podrá llegar así al término medio. La persona domina su espíritu y puede lograr lo que se proponga; hay que tener siempre presente que según el esfuerzo así será la recompensa que reciba por los logros que alcance. El hombre puede llegar a ser tan ligero como el águila y correr como el venado para hacer la voluntad de su Padre Celestial,[1] lo único que se requiere es hacer de lado los subterfugios y decidir comenzar a actuar, los alcances… son asunto del Creador del Universo, de Él depende el conseguirlos.
El dieciseisavo portón: la pereza.
Shá'ar Ha'atzlut, continuación…
Existe un tipo de pereza que es muy positiva, como la de aquel que se detiene y siente flojera de ir a hacer cosas indebidas o de perseguir los deseos vanos. Se cuenta acerca de un hombre a quien el rey deseaba enviar a un lugar peligroso, pero se negó a obedecer así que el rey lo denigró y entonces el hombre respondió: “prefiero que su majestad me denigre y preserve mi vida, a que rece por mí después de muerto”. Nuestros Sabios nos enseñan al respecto: “Existen hombres ágiles que se benefician, empero hay otros asimismo ágiles que se perjudican. Así también hay un holgazán que se beneficia y otro que se perjudica. El ágil que se beneficia es aquel que trabaja durante toda la semana y no lo hace la víspera de Shabbat. El ágil que se perjudica es quien trabaja toda la semana y también la víspera de Shabbat. El ágil que se perjudica es quien trabaja toda la semana y también en la víspera de Shabbat. El holgazán que se beneficia es aquel que no trabaja durante toda la semana y tampoco la víspera de Shabbat. El holgazán que se perjudica es el que no trabaja en la semana empero sí lo hace en Shabbat”.[2]
Observa cómo los Sabios dedujeron que existe una agilidad positiva y otra negativa, lo mismo que con la pereza. Por eso se debe de realizar el bien con cada uno de los miembros y órganos de tu cuerpo y con todos tus movimientos, incluso con el pensamiento, haciendo que cada miembro actúe en ocasiones con agilidad, otras con ocio, empero siempre en nombre del Cielo. Debes ser ágil en elegir a los compañeros quienes se relacionan con la Torá y los preceptos, y por otro lado utilizar el ocio para evitar relacionarte con los burlones y transgresores. Sé ágil para dirigir tu mirada hacia lo correcto, los preceptos y la Torá; y sé ocioso para observar las vanidades, la mujer casada y la idolatría. Asimismo, sé ágil de oído para escuchar palabras de reproche y de Torá, y sé ocioso para escuchar bajezas de la boca y platicas ociosas. Que tu tolerancia sea frágil para soportar a los malvados y férrea para evitar enojarte con los hombres justos. Sé pesado con la boca para pelear, mentir, bromear y hablar mal de alguien; pero sé ágil para hablar cosas de Torá, para reprender y para encomendar el bien. Que tu mano sea pesada para levantarla contra tú prójimo, empero ágil para dar caridad y trabajar honrosamente. Serán ociosas tus piernas para ir en los caminos de los malvados, a las fiestas y paseos, empero serán ágiles para correr a las casas de estudio de Torá, las sinagogas, visitar enfermos y realizar toda buena obra. Sea tu corazón ocioso para pensar cosas malas, para envidiar, para odiar; pero sé ágil para pensar en Torá y para alcanzar altos grados de amor al Eterno, así serás ágil y diligente con el corazón para apegarte a la luz superior.
Haciendo una introspección
Escribió el rey Shelomó: Ve a la hormiga, holgazán, observa su comportamiento y aprende de ella: no tiene sobre ella jefe, ni gendarme, ni regente; prepara en verano su pan, junta en la siega su comida.[3] ¿Por qué habrá elegido el hombre más sabio, a un insecto tan pequeño para aprender conceptos de sabiduría, y seguir sus conductas de presteza? Nuestros sabios nos enseñan: La morada de la hormiga se compone de tres cámaras subterráneas. No almacena su alimento en la superior, debido a las goteras. Tampoco la guarda en la inferior por el exceso de humedad. Todo lo que recolecta, lo almacena en la de en medio. El promedio de vida de una hormiga es de solo seis meses, una semilla y media de trigo es suficiente para nutrirla durante su existencia; sin embargo, trabaja incansablemente para almacenar, trigo, cebada, lentejas…, preguntó Rabbí Tanjumá: si finalmente no va a consumir todo lo que guarda, ¿para qué recolecta tanto? Responden los sabios: Puesto a que ella piensa: “Tal vez me otorgue el Creador más tiempo de vida, y ya tenga preparada la comida”. Dijo Rabbí Shimón Bar Yojái: Sucedió que encontraron en un hormiguero trescientos Kurim (medida de capacidad), lo que juntó un solo insecto desde el verano hasta el invierno.[4]
A pesar de que la hormiga carece de rey, gobernador y conductor, es decir que no hay en ella actividades supuestamente programadas por el intelecto, sino que todo lo hace instintivamente, incluso así, dijo el rey Shelomó que, de estos minúsculos seres podemos instruirnos sobre la virtud de la presteza. Atributo que puede impulsar al individuo a realizar proezas increíbles, explorar las profundidades y los lugares más recónditos del mundo, incluso indagar que es lo que hay en el vasto espacio exterior. Y qué decir del ámbito espiritual, incita al hombre a alcanzar esferas celestiales inimaginables. La pereza es la madre de todos los vicios, arrastra al hombre hacia la perdición y la maldición, la elección está en las manos de cada persona, ¿Cuál es tu elección? Puedes salir y aprovechar todo un mundo de oportunidades para superarte y ser un fiel siervo del Todopoderoso, o puedes quedarte sentado viéndolas pasar delante de tus ojos… ©Musarito semanal
“El vigor es necesario para todo lo que la persona debe hacer y para abstenerse de todo lo que no debe hacer”.[5]
[1] El Baal Shem Tob.
[2] Erubín 65a.
[3] Iyob 5:7.
[4] Extraído del Mesilat Yesharim, Cáp. 9.
[5] Mishlé 24:30,31.
[6] Mishlé 19:15.
[7] Shabbat 30b.